lunes, 30 de septiembre de 2013

Las telefónicas y la inseguridad

Lo que venimos a enterarnos los bolivianos. Ahora resulta que los responsables de la inseguridad en el país son dos telefónicas privadas que supuestamente no cooperan en la investigación de los secuestros y de otros crímenes graves. El Gobierno ha sido drástico en amenazar con nacionalizar estas empresas si es que no cambian de actitud e imitan lo que hace la empresa de telecomunicaciones que maneja el Estado. Antes de que se adopte semejante determinación tan drástica, habría que ver si lo que se dice es tan cierto. La telefónica nacionalizada debería demostrar su eficiencia y por ejemplo, ayudar a atrapar a todos los integrantes de los cárteles internacionales de la droga y a sus ilustres cómplices; a los auteros peligrosos que siguen metiendo autos robados en Chile y que los cambian por droga; a los narcos que llevan cocaína a las fronteras con Argentina y Brasil; a los contrabandistas, a los que toman tierras en el oriente boliviano y a los que invaden minas en el occidente. Pero hay más, que ayuden a atrapar a los policías extorsionadores y a los funcionarios de los ministerios que trabajan junto con los fiscales en estas fechorías. La ciudadanía estaría gustosa de reemplazar a los servicios de seguridad actuales por una dos o tres telefónicas privadas o nacionales que hagan un trabajo eficiente.

Muy lejos de la tolerancia

Uno de los valores más importantes de la democracia es la tolerancia y saber gobernar precisamente, consiste en superar las diferencias en paz, sin recurrir a los abusos, sin necesidad de aplastar a los que critiquen y traten de levantar cabeza para hacer escuchar sus opiniones y defender sus derechos, así sean incómodos para el Gobierno.

El presidente Morales ha manifestado su deseo de ganar las elecciones en Santa Cruz, departamento en el que nunca ha logrado un triunfo electoral, al igual que en Beni y Tarija. El mandatario ha manifestado su admiración por la región, ha dicho que acaba de descubrirla como crisol de la bolivianidad y como motor de la economía nacional y dice que ha cambiado radicalmente su opinión sobre las élites cruceñas, a las que ya no insulta y más bien trata de sumarlas al “proceso de cambio”, con la promesa de no traicionarlas y respetar las diferencias.

Pero no hay duda que aún falta mucho para pasar del discurso a los hechos. Puede generar cierta expectativa, aunque sea por motivos electoralistas, que el régimen gobernante afloje en parte el torniquete de hostilidad hacia sus adversarios, pero lamentablemente, mientras se lanzaban esas lindas palabras, ocurría lo del Himno Cruceño, una clara señal de que el odio y el resentimiento no se han esfumado. Mientras se hacían promesas de amor, el Concejo Municipal preparaba el despido de unos jóvenes que “cometieron la impertinencia” de entregarle una carta el presidente Morales con algunas exigencias. Y mientras los operadores políticos del oficialismo comenzaban a suavizar sus palabras y a calificar al matrimonio del MAS con los empresarios, como “un acto revolucionario”, en el Palacio de Justicia, se escribía un nuevo capítulo del horror llamado “Caso Terrorismo” y el acusado Ignacio Villa Vargas manifestaba que todos los días recibe emisarios del Ministerio de Gobierno que le piden hundir a los cruceños. ¿Qué clase de amor es el que se está produciendo con todas estas manifestaciones?

La tolerancia, el respeto al otro, la madurez en relación a las diferencias y la asimilación de las convicciones democráticas es una tarea pendiente, sobre todo después de que el propio presidente Morales ha admitido que él mismo recomendó el nombre del Defensor del Pueblo, Rolando Villena, poco menos que para que sea un fiel encubridor de las acciones gubernamentales y dice sentirse defraudado cuando su “elegido” exige el cumplimiento de las leyes y el respeto a los derechos humanos de los indígenas del Tipnis.

Estamos lejos de la tolerancia porque no se admite que nadie piense distinto ni siquiera dentro del partido gobernante, porque el disidente es considerado enemigo y porque el adversario es insultado, enjuiciado y perseguido.

Algunos pueden estar entusiasmados con las señales que rodearon a la Expocruz y al 24 de Septiembre y está bien, pero no son más que señales propagandísticas. La población espera acciones estatales, nuevas actitudes orgánicas e institucionales conducentes a restituir el Estado de Derecho, a dejar de lado las estrategias dictatoriales y antidemocráticas. Ese día la opinión pública se dará cuenta de que hay un nuevo liderazgo dispuesto a aprender a gobernar para todos.

Confusiones y contradicciones

La confusión presidencial en relación al Real Madrid español y al Barcelona europeo, equipos que se ganan su simpatía al mismo tiempo, es más o menos como decir que uno puede ser hincha de Oriente y Blooming o de Bolívar y The Strongest sin necesidad de entrar en conflictos de ningún tipo. Esa misma confusión ha surgido en el campo de la política después del “matrimonio del año” entre los socialistas del Gobierno y los capitalistas cruceños, alianza que ha sido bautizada como “revolucionaria” por algunos teóricos del régimen, quienes dan por sentado que los miembros de Cainco o de la Federación de Empresarios Privados ahora son bolcheviques y que entregarán mansamente su patrimonio al proletariado. Veremos cómo resuelve el Gobierno estas contradicciones y sobre todo, cómo va a convencer a sus bases de que ahora los oligarcas, los separatistas y los neoliberales habían sido de lo más buenos y que no se han sumado al proceso de cambio por conveniencia, sino por convicción ideológica. Ser indigenista y a la vez cocalero; defender la industrialización y al mismo tiempo amparar el contrabando; ser ecologista y proponer la destrucción de un parque nacional le ha traído serios inconvenientes al Gobierno nacional. La hinchada de ambos equipos estará atenta a ver cómo termina el partido.

Licencias plurinacionales

Con el escándalo del Himno Cruceño, ha quedado claro que al Gobierno nacional le molesta todo lo que no tenga el rótulo de “originario”, aunque esa premisa deba tomarse grandes licencias como destruir el Tipnis para darle paso a los nada originarios cocaleros, petroleros y nuevos bandeirantes. Hace unos días, durante un recorrido de inspección que se hizo por la ruta del Rally Dakar 2014 en Bolivia, surgió la orden de cambiarle el nombre de la comunidad de “Salinas de García Mendoza” y reemplazarlo por “Salinas de Tunupa” en honor a una divinidad andina. El cambio surge por el rechazo al nombre de un colonizador, quien fue virrey de Perú, gobernador de Chile y quien se caracterizó por su carácter despótico y soberbio. En esa parte este asunto parece coherente, pero obviamente el propósito no tiene nada de descolonizador, ya que simplemente se trata de remozar algunas comunidades, darle su toque “originario” como forma de bienvenida a los corredores montados en sus Yamaha, BMW, Honda y Kawasaki, que no dejarán más que polvo y algunas lindas fotografías de nuestro pobre y olvidado altiplano. Obviamente, esa es otra licencia que solo el Estado Plurinacional se puede tomar.

viernes, 27 de septiembre de 2013

La prueba de "amor"

Uno de los primeros en reaccionar acerca del escándalo del Himno Cruceño fue el vicepresidente García Linera y apuntó directamente a la Gobernación de Santa Cruz. El segundo mandatario dijo que fue un error imperdonable de la Gobernación haber olvidado incluir la entonación del himno en el acto central de los festejos del 24 de Septiembre. Es curioso que diga esto cuando en realidad el maestro de ceremonia que supuestamente olvidó incluir el himno es un funcionario de la Alcaldía Municipal, quien ha sido el blanco de las acusaciones que se hicieron desde el edificio de la avenida Prefecto Rivas, donde exfuribundos opositores han comenzado a bajar el tono y en este caso pidieron perdón por un supuesto “error humano”. Hubo otras intervenciones e intentos por confundir y finalmente ha hablado Freddy Oviedo, un prestigioso comunicador y hombre de bien que ha afirmado que ni se equivocó, ni se olvidó ni se le chispoteó. Ha dicho textualmente que la eliminación del Himno Cruceño del acto central de homenaje a Santa Cruz fue una disposición de la Gobernación. En otras palabras y al mejor estilo de los amores de la adolescencia, fue la prueba de amor que le habían pedido los nuevos inquilinos del poder regional.

El triunfo de la vieja política

Pareciera que Santa Cruz se ha anotado un gran triunfo político con la propuesta del incremento de tres escaños para la región en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero de producirse, se trataría simplemente de una victoria “de los políticos”, como siempre, favorable para algunas élites y sectores, pero pernicioso para la gente, para el bien común y los intereses del departamento, puesto que se trataría del resultado de un canje de tres diputados por más de 360 mil habitantes que fueron eliminados del Censo 2012.

“Cuando la limosna es grande...” dice un refrán repetido mucho estos días a través de las redes sociales y la verdad es que ganar tres escaños a cambio de la estafa del Censo es una patraña que merece el rechazo de la población puesto que de esta manera se estaría provocando un daño permanente, con el cercenamiento de recursos  que impedirían atender las necesidades de una gran porción poblacional que literalmente ha sido borrada del mapa, en connivencia con autoridades que ahora están conformes al haber obtenido una migaja del centralismo, tres parlamentarios de los cuales no hay certeza que van a trabajar por la región y por el beneficio de la ciudadanía. Victoria pírrica dirían los entendidos en la ciencia política.

Con este contubernio no quedan dudas que se ha instalado nuevamente lo más rancio de la vieja política nacional que siempre busca satisfacer los intereses de algunos grupos y descuida las aspiraciones ciudadanas. Un centralismo que se las ingenia para hacerse espacio en Santa Cruz y unos falsos opositores que venden la causa y el futuro departamental por “un plato de lentejas”. El Gobierno impone un Censo mentiroso que le hace un daño tremendo al país y los políticos redibujan el mapa del poder a su antojo.

Desde una óptica opositora se podría cantar victoria afirmando que se ha ganado más espacio político para una región tradicionalmente rebelde con el “proceso de cambio”, pero el precio pagado ha sido demasiado alto y además no se ataca el fondo del problema, pues de lo que se trata es de que todos los departamentos obtengan una asignación financiera y una representación parlamentaria acorde con la cantidad de población, principio que ha sido totalmente vilipendiado con el Censo manipulado.

Y tomando en cuenta el punto de vista oficialista, lo que ha hecho es simplemente hacer una apuesta en relación a un virtual triunfo electoral en Santa Cruz y para ello, por supuesto, sería importante contar con mayor presencia parlamentaria con el objetivo de mantener su hegemonía, la misma que le ha permitido montar una autocracia que le ha servido para transgredir el Estado de Derecho y establecer un régimen de hostilidad precisamente contra quienes hoy le tienden la mesa.

Santa Cruz siempre ha luchado por la descentralización, por autonomía, una correcta asignación de recursos financieros y porque se respete el sistema representativo de la democracia con el número correcto de escaños. El “regalo” que le hace esta vez el centralismo a la región deja un sabor agridulce, pues no es más que un caramelo que pretende hacernos tragar a todos el trago amargo del censo tramposo armado por el Gobierno.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Los principios de Santa Cruz

No vamos a hablar aquí de principios ideológicos, doctrinarios y menos de principios filosóficos, porque ha quedado demostrado que en la política boliviana no existen tales rarezas.

Para los líderes cruceños, que necesitan de la libertad como un ser vivo el oxígeno, da lo mismo hacer tratos con un régimen, cuya base de existencia estriba justamente en ponerle cortapisas a la propiedad, a la iniciativa privada y todos aquellos valores que han permitido que Santa Cruz sea muy distinta al resto de Bolivia.

Y para un Gobierno que dice ser socialista, también le vale un comino traicionar sus discursos y girar por conveniencia hacia una alianza con quienes han sido supuestamente sus más acérrimos enemigos. Parece ser una nueva versión de aquellos “ríos de sangre” que fueron cruzados en los años 90, y que si bien le dieron gobernabilidad al país y abrieron el camino hacia la democracia, fueron motivo de fuertes críticas de los sectores que luego se encaramaron sobre la degeneración de la denominada “democracia pactada” y que prometieron un cambio profundo.

No se trata de combatir el pragmatismo, pues siempre se ha defendido más bien la posibilidad de que los líderes nacionales hagan acuerdos sobre la base de las coincidencias, de principios básicos y siempre orientados hacia el bien común. El problema es que las alianzas que han socavado la democracia boliviana se han fundamentado en otras prioridades como el electoralismo, el prebendalismo  y el clientelismo, vicios que en Bolivia fomentan la corrupción, el derroche y que impiden promover una verdadera estructura política y económica orientada al desarrollo.

Tampoco vamos a renegar aquí de la política criolla, cuyas perversiones seguramente llevará algún tiempo erradicar, pero justo en este 24 de septiembre, conviene reflexionar acerca de cuáles son aquellos principios que Santa Cruz debe poner por delante, antes de sellar su alianza con un régimen que hasta ahora no ha hecho más que poner en riesgo el aparato productivo regional, un patrimonio que no se forjó por obra y gracia de los políticos y que tampoco se labró de la noche a la mañana.

El primero de todos es  Estabilidad, que también es sinónimo de seguridad. Santa Cruz ha crecido y es líder en exportaciones y en producción porque en esta región siempre ha habido una visión de largo alcance, que no esté sujeta a los caprichos de sectores, sindicatos y de bloqueadores profesionales (físicos y mentales) que han estancado a otras regiones. Eso de permitir las exportaciones y de prohibirlas mañana conspira contra este principio.

El segundo es  Apertura. Aquí se incluye acceso a todos los mercados, libertad de crear empresas y de producir para exportar, promover la innovación y el intercambio. El estatismo es el peor enemigo de este modelo y si lo que pretende el Gobierno es llevar a Santa Cruz a ese terreno, va a convertir a la locomotora en un vagón de cola.

El tercero es Energía. Santa Cruz se hizo grande porque pudo aprovechar parte de la propia energía que ha sido extraída del subsuelo durante varias décadas. En este momento, por ejemplo, no existen las condiciones para que Tarija se convierta en un nuevo polo de desarrollo porque no aprovecha casi nada de lo que sale de sus ricos yacimientos y el dinero que genera se lo llevan los mismos politiqueros de siempre. Mientras tanto, el Gobierno se niega sistemáticamente a venderles energía a los empresarios bolivianos, especialmente a los cruceños. Una alianza que haga la vista gorda de estos principios es definitivamente conspirativa con los intereses de la región y del país.

Ahora es cuando

No se sabe si en serio o con una gran porción de ironía, pero hay un grupo de jóvenes y no tan jóvenes que está llevando adelante una iniciativa para ampliar el carnaval cruceño de tres días a una semana, como si en realidad la fiesta no se extendiera por varios meses. Bueno, la idea es de todas maneras tachar la palabra “trabajo” del calendario y dedicárselos al jolgorio. Muchos consideran que esta es la gran oportunidad para poner a prueba el supuesto gran cariño que le ha agarrado el Gobierno a Santa Cruz, que acaba de descubrir por la vía del milagro, las grandes fortalezas de este pueblo.Pero hay que ir más allá. Debemos probar si realmente hemos ingresado a la lista de los adulados o si seguimos en la lista de los “entenados”. Nos han ofrecido tren, nos prometen libertad para exportar, nos dicen que ya no habrá toma de tierras, pero es el momento de ver si realmente nos quieren, como a los del Chapare, por ejemplo, que les permiten hacer lo que les place, incluso sacar a patadas a los indígenas de su territorio para sembrar coca. Y para un camba no hay sueño más lindo que un carnaval de una semana. Ahora es cuando se lo puede pedir y cuando menos, lo van a tomar en cuenta, como hicieron con el pliego petitorio del Comité sobre el Censo.

Todo cocinado

Los primeros resultados del acuerdo entre el Gobierno y las élites de Santa Cruz parecen estar saliendo del horno. La presidente del Tribunal Supremo Electoral, Wilma Velasco, confirmó ayer que Santa Cruz tendrá tres escaños más en la Cámara de Diputados, mientras que La Paz, Oruro, Cochabamba, Tarija y Pando mantendrán inalterable su cuota dentro de la Asamblea Legislativa. Los tres diputados que le han sumado a Santa Cruz se los han sacado a Potosí, Beni y Chuquisaca, donde además de ser opositores, no tienen el peso electoral de nuestro departamento, donde el MAS acaba de “poner toda su carne al asador”. Con este panorama resulta clara la apuesta oficialista de cambiar de bastión, y confirma que La Paz prácticamente se le ha ido de las manos como plaza fuerte, donde llegó a obtener hasta el 80 por ciento de votación. Veremos si el cálculo de los “celestinos” coincide con el sentir de la población cruceña, que hasta ahora se ha comportado renuente a apoyar al MAS en las elecciones. Aunque también ese factor parece estar “cocinado”, ya que los beneficiados con el aumento de curules en Santa Cruz son todos, los “oficialistas” y “opositores”, que a estas alturas vienen a ser lo mismo.

Cruceños olvidadizos

Alguien se hizo el olvidado el pasado 24 de septiembre y nada menos que con el Himno Cruceño en pleno acto central de la efeméride cruceña. O a lo mejor ese detalle ha formado parte del acuerdo establecido entre las élites y el Gobierno central, acción que ha sido bautizada como la “boda política del año” en Bolivia.

Si se tratara de la segunda opción, que no sería raro, pues más de una vez el presidente Morales demostró su desprecio por el Himno de Santa Cruz, no estaríamos entonces en presencia de un acuerdo, sino de una imposición que llega por la vía del chantaje. En ese caso, habría que aclararlo muy bien, pues de esa manera el oficialismo no se lanza a una piscina vacía y los autonomistas no pecan de “traidores”, estribillo que se repitió hasta el cansancio en las tribunas septembrinas.

No es conveniente que, ni el chantaje o el cambio de bando, nos hagan olvidar tan  fácilmente las cosas. Santa Cruz tiene una historia y una trayectoria política que no puede ser ignorada ni por los mandamases locales de turno ni por los de afuera, que vienen a estrujar todos los días la cantaleta de que el oriente boliviano nunca ha tenido un liderazgo representativo o dirigido hacia el bien común.

Que venga entonces el centralismo a mostrarnos qué es lo que ha hecho por el país en estos 188 años en los que no ha hecho más que acumular tareas pendientes, sectores excluidos y un rosario de indicadores de miseria y pobreza que agobian a más de la mitad de la población. Que nos muestre el actual régimen, tan centralista como el peor, qué es lo que está haciendo para cambiar la estructura productiva del país, único cambio capaz de generar profundas transformaciones, ya que las canchitas de fútbol, los bonos y los coliseos, más allá de generar un alivio, cambian muy poco.

Los que se suben al exitismo populista y los que rifan el futuro de la región, olvidan que Santa Cruz, la región que hoy es la locomotora del país y que acaba de ser descubierta nada menos que por el presidente Morales (lo admite sin tapujos), estuvo marginada del contexto colonial y republicano durante más de 400 años y recién comenzó a “existir”, porque fueron los propios cruceños los que buscaron esa pertenencia que luego se materializó con un proyecto que ni siquiera fue forjado en Bolivia (Plan Bohan), ni por los bolivianos que se llenan la boca de tener una “mirada nacional”

Los nuevos cruceños olvidan que aquí se han conquistado las únicas migajas que se le ha conseguido usurpar a fuego y sangre al centralismo, como las regalías petroleras que ahora benefician a todos los departamentos; la democracia municipal, la elección de los prefectos y por último, el proceso autonómico que ha sido truncado también con violencia por este régimen que ha consolidado el mayor monopolio de poder y de recursos de toda la historia, algo que ayuda a profundizar la ineficiencia del Estado y a perpetuar la administración colonialista de Bolivia, centralizada y ausente de las necesidades de la periferia, a la que se visita para entregar canchitas y para hacer alguna transmisión televisiva.

Se puede olvidar todo, incluso las persecuciones políticas, las humillaciones, los insultos, los muertos y todos los abusos, pero no es admisible que los cruceños vuelvan a olvidar que el principal enemigo no es el MAS ni el actual gobierno (ellos fueron los que señalaron a Santa Cruz como enemigo), sino el centralismo que con esta alianza cobra vida por varias décadas más.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Paralizados por el miedo

Las personas que han sido víctimas de secuestro en Santa Cruz se niegan a denunciar a sus captores, recientemente atrapados por la Policía Boliviana y presentados al público junto con un sinnúmero de evidencias que los inculpan.

Eso mismo sucedió hace unos meses cuando fue desarticulada una banda de extorsionadores que trabajaban a orden de tres ministerios. Algunos activistas intentaron derribar el muro de miedo que han tendido especialmente sobre Santa Cruz, pero los esfuerzos fueron vanos y solo el norteamericano Jacob Ostreicher, cuyo padrino es nada menos que el actor de Hollywood,  Sean Penn, se mantuvo en la línea de la denuncia, haciendo ver en todo momento que los chantajistas con chapa de funcionario  siguen operando impunemente en el país.

La prueba más clara es la actuación del mayor Fabricio Ormachea, que de no haber sido porque lo atrapó la FBI en un terreno neutral, seguiría cometiendo sus fechorías en el país y continuaría protegido por sus superiores y por la gente del Gobierno que le dio carta blanca para hostilizar a “los enemigos”.

El miedo es una estrategia que le ha dado excelentes resultados al Gobierno y así ha quedado demostrado el “caso Terrorismo”, una trama de mentiras, abuso y extorsión que ha sido totalmente desvelada, pero que mantiene todavía en el silencio más doloroso a muchos que han tenido que pagar cifras astronómicas para no ser paseados por la “calle de la amargura”.

Nadie está afirmando que detrás de los secuestros hay una mano negra como la que ha funcionado en los casos de extorsión, aunque el prontuario de algunos actores del aparato represivo da como para levantar muchas sospechas. Sin embargo, el mismo miedo que inmoviliza a las víctimas, que mantiene callados a los perseguidos y que ha vuelto inermes  a los que ayer eran defensores de la libertad, la autonomía y la democracia, es exactamente el mismo, porque simplemente no existen las garantías de conseguir una investigación transparente, un juicio justo y más bien surge el peligro de que las víctimas terminen siendo las culpables, como sucede todos los días en este país carente de credibilidad porque los escrúpulos y la buena fe se han esfumado.

En este contexto ya ni siquiera existe la libertad de participación política. Santa Cruz fue el primero en bajar los brazos en su lucha contra los resultados amañados del Censo 2012 y eso es porque la gente, los líderes y las instituciones están hastiados de peregrinar a los juzgados, de enfrentar comisiones de fiscales que operan a favor de la persecución y de tener que enfrentar una guerra mediática, insultos, acusaciones y condenas públicas cuya finalidad es amedrentar y evitar que nadie levante cabeza.

Ha surgido la propuesta de crear un frente amplio con el objetivo de aglutinar fuerzas opositoras y generar una alternativa política. De hecho ya se han dado algunas adhesiones de connotados líderes regionales, con miras a las elecciones del 2014. Obviamente, uno de los acicates de esta iniciativa es el resultado positivo que consiguieron en las elecciones del departamento del Beni y en otras contiendas electorales municipales en las que el oficialismo ha sufrido fuertes reveses. Antes que desarrollar una visión electoralista, los impulsores de este frente deberían buscar una causa y en primer lugar, derrotar el miedo que inmoviliza a medio país.

jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Preparados para las vacas flacas?

El Gobierno boliviano acaba de hacer la primera prueba de la maquinaria perteneciente a una de las empresas productivas nacionales creadas al amparo de la histórica bonanza económica experimentada en la última década, fruto de los excelentes precios de las materias primas de exportación. En este periodo, las arcas públicas bolivianas recibieron cinco veces más ingresos que el pasado y se calcula que en los últimos seis años la “lluvia” alcanzó los 90 mil millones de dólares.

En este periodo, el régimen aprovechó el dinero entre otras cosas, para crear numerosas compañías destinadas a recuperar el protagonismo del Estado en la economía. La empresa productora de papel del Chapare ha tenido que vencer los típicos obstáculos de los emprendimientos públicos, entre ellos la corrupción, los sobreprecios y la abultada burocracia y si desde ahora no ocurre ningún imprevisto, la planta podría estar produciendo su primera resma de papel en el 2015.

Lo lamentable es que existen pocas posibilidades de éxito, ya que la empresa está ubicada en un lugar donde no hay la materia prima disponible, la misma que deberá importarse desde un lugar muy lejano, lo que podría elevar los costos y volverla fácilmente inviable. Eso mismo pasa con una fábrica de cartón proyectada en Oruro, el ingenio de San Buenaventura en el norte de La Paz, la productora de urea en el Chapare y con otros emprendimientos como la planta separadora de líquidos de Río Grande, en las que la ausencia de planificación, la mano siempre recurrente de la corrupción y el predominio de la visión política sobre los aspectos técnicos, han ocasionado grandes gastos, sin la seguridad de que puedan mejorar la competitividad de la economía nacional o por lo menos generar empleos estables.

Es difícil calcular el monto invertido en esas empresas, pero ha quedado comprobado que son una suerte de “barril sin fondo” donde se invierte y sale muy poco o casi nada. No es difícil imaginar el futuro de esas empresas si se toma en cuenta lo que ha ocurrido con las minas nacionalizadas, especialmente con Huanuni, que ha pasado al límite de la quiebra en pleno auge de la minería. Ese absurdo tiene parangones solo en los célebres experimentos estatistas del comunismo que terminaron quebrando las economías de naciones enteras.

No vamos a analizar aquí otras formas de despilfarro en las que ha incurrido el Gobierno en los últimos años, simplemente señalamos lo que pasó en el ámbito de la productividad, que ha sufrido fuertes reveses no solo del lado del estatismo secante, sino también por los desincentivos, la inseguridad jurídica y la falta de un marco legal con menos obstáculos para la inversión.

Este debate es urgente ante el avistamiento de los negros nubarrones que se yerguen sobre las economías productoras de materias primas, que han estado beneficiándose de la bonanza de precios, producto de la demanda de China e India. En la última conferencia de la CAF, los representantes de los mismos organismos que tanto alaban el manejo económico de Bolivia, el BID, el Banco Mundial, la Cepal, el FMI, entre otros, han advertido que la época de las “vacas gordas” se acabó y ahora hay que empezar a producir en serio, a pensar en la educación, en la ciencia y en la innovación. El problema es que en Bolivia, el vicepresidente ha dicho que la fábrica de papel del Chapare será el ejemplo a seguir en la industrialización.

Centralismo insaciable

Cómo será de dañino el centralismo boliviano que ni siquiera les sirve a los paceños, mejor dicho a los ciudadanos paceños. Y prueba de ello es el contundente paro cívico de ayer, que inmovilizó todas las actividades, pese a que el Gobierno puso en marcha todas sus armas propagandísticas y de represión para impedir la medida de protesta que resultó exitosa para los organizadores.

En principio, el paro tuvo su origen en los resultados del Censo, que según los cálculos de los paceños, les ocasionarán una pérdida del 20 por ciento en sus ingresos regionales, lo que para el municipio significan 50 millones de bolivianos. Durante las últimas semanas, las autoridades de la Alcaldía, el Comité Cívico de La Paz y otras instituciones que impulsaron el paro, cambiaron el enfoque de la protesta y ahora exigen que el Gobierno central les compense no solo las pérdidas por las fallas del Censo, sino también todos los recursos que el centralismo les ha ido sangrando en estos años, producto de la hiperconcentración propiciada por el régimen

Como consecuencia de este proceso de monopolización, el Estado Central ha llegado a concentrar más del 88 por ciento de los recursos públicos, mientras que el resto de los ingresos se reparten entre 327 municipios, nueve universidades públicas y nueve gobernaciones. Pese a ello, las autoridades nacionales no han dejado de transferir sus responsabilidades en materia de salud, educación y otros aspectos a las alcaldías y los departamentos, los que han tenido que ceder, un tanto por connivencia y otro por temor a las represalias. Además, desde la gestión 2008, a los gobiernos regionales se les ha recordado más de 1.400 millones de dólares para pagar la Renta Dignidad.

A eso hay que sumarle la más reciente transferencia de algunas competencias en materia de seguridad ciudadana, que constitucionalmente deben ser asumidas por el Ministerio de Gobierno, hacia los municipios y gobernaciones, obligados a ceder parte de los recursos que les corresponde por la renta petrolera. A todo esto hay que mencionar que la cartera encargada de la seguridad interna en el país tiene uno de los presupuestos más altos de la administración pública.

Semejante concentración de recursos se podrían entender si es que el Estado central estuviera encarando una verdadera revolución productiva destinada a cambiar el destino de los bolivianos, pero eso contrasta con la última ocurrencia del centralismo y es la de proponer que las regiones, los municipios y las universidades suspendan el cobro de las regalías y la renta petrolera, con el objetivo de darles estos recursos a las empresas transnacionales interesadas en la exploración de nuevos hidrocarburos.

La propuesta refleja no solo desesperación porque las reservas de gas se están agotando, sino también el fracaso de YPFB y todo el proceso de nacionalización. Además, abre la interrogante sobre el destino que les da el Gobierno a la ingente cantidad de recursos que administra y que según los discursos, debería servir para invertir en la producción ¿Dónde están las reservas? ¿Dónde se han ido los ingresos?

Eso ocurre cuando el centralismo se vuelve insaciable y cuando los que manejan este sistema perverso no tienen un rostro visible, no buscan el bien común y se retuercen en un fango de intereses mezquinos que termina postergando a todo un país. Los paceños han protestado con fuerza. Los cruceños parecen haber perdido la esperanza.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Palmasola y las viejas propuestas

Como no podía ser de otra manera en este Estado “pluri-improvisado”, tenían que organizar una cumbre para analizar la situación de las cárceles del país, motivados por la masacre de Palmasola, un hecho previsible y por qué no decirlo, provocado por el modo en que funcionan las cosas en este país, donde los asuntos públicos son dejados al azar y a la voluntad de ciertos grupos de interesados, en este caso, los delincuentes que controlan la prisión.

Ninguna de las propuestas lanzadas en la dichosa cumbre es nueva. Durante los últimos 20 años en los que se ha agudizado la inseguridad en Santa Cruz y en la que gravita directamente el “alto mando” de Palmasola, se ha hablado de bloquear el funcionamiento de teléfonos celulares, de reducir la retardación de justicia, de introducir nuevas tecnologías para controlar a los presos, de frenar el ingreso de armas y de tantas propuestas que jamás se pusieron en práctica.

Los que ahora se preocupan por la existencia de pistolas, machetes y otros utensilios peligrosos en Palmasola, deberían indagar qué pasó con los detectores de metales que hace años entregó en donación la Fundación Jéssika Borda y que sospechosamente se arruinaron en repetidas ocasiones en las que la misma Policía actuó de manera muy misteriosa.

Los que ahora se asombran por esas 35 muertes que, como dice un célebre columnista, no han provocado ni siquiera la renuncia de un cabo, olvidan que la cárcel de Palmasola fue proyectada hace 30 años como un centro de alta seguridad y en el que debían invertir un presupuesto mayúsculo, dinero que se esfumó y que no alcanzó más que para construir una barda y unos cuántos galpones que ahora sirven como medio de lucro de una mafia que, según las denuncias, genera más de un millón de dólares por mes en alquileres.

En honor a la verdad, todos los gobiernos han pecado de acción y de omisión con el sistema penitenciario y la novedad ahora es que en lugar de disminuir, la retardación y el hacinamiento han aumentado durante un régimen que supuestamente lleva adelante una revolución en la justicia y en la lucha contra la corrupción.

El pronóstico no es nada bueno, pues las autoridades que ahora tienen más dinero disponible para buscar soluciones, se dedican exclusivamente a realizar diagnósticos y a lanzar propuestas estrambóticas como la de utilizar el satélite Tupak Katari para controlar a los presos o aplicar la justicia comunitaria en las ciudades. Justamente lo del 23 de agosto fue una manera de aplicar ese tipo de justicia, como hacen los miembros de comunidades rurales cuando apelan a los linchamientos. De lo que se trata es de cambiar y no profundizar la barbarie que genera la ausencia de Estado y la irresponsabilidad de los que conducen el denominado “proceso de cambio”.

Mientras los gobernantes no encaren las tareas pendientes y estructurales que aguardan atención y se mantengan en el aire de los discursos, los viajes y el proselitismo, no habrá solución ni para Palmasola ni ningún otro problema. Los desafíos son muy esenciales, pasan por justicia, combate a la corrupción, institucionalidad y tantos otros que son bien conocidos por todos, especialmente por los líderes que, vaya uno a saber por qué razón, siempre están en otra.

Otro milagro de Francisco

Dicen que el primer milagro del papa Francisco fue hacer que millones de brasileños “adoren” a un argentino. El segundo parece estar ocurriendo en Bolivia, donde la dirigencia del MAS no habla de otra cosa más que de religión, de organizar misas, de plegarse a la jornada de ayuno convocada por el Sumo Pontífice y afirmar que el presidente Morales es católico apostólico y romano, que reza todos los días y que siempre ha sido un devoto practicante, pese a que alguna vez afirmó que es marxista, leninista y socialista y a que se niega a asistir a las celebraciones oficiales  de la Iglesia (salvo la de Urkupiña), pues prefiere rodearse de pastores pentecostales que lo llenan de medallitas. Es más, con el gesto de reconciliación hacia Brasil, con el perdón a los españoles por lo del avión, sólo falta que en lugar de insistir en el Premio Nobel, alguno en el oficialismo esté pensando que es muy simple conseguir una canonización. Esto tiene su explicación en la visita que le hará el mandatario al Obispo de Roma con quien se encontró apenas unos minutos en Río de Janeiro. Nadie sospecha qué podrá pasar luego de una hora de conversación.

Más gas ¿para los bolivianos?

Una excelente noticia se ha dado a conocer en los últimos días. El campo Margarita, uno de los más grandes del país y que fue el centro de la polémica en la denominada “Guerra del Gas” del 2003, incrementará su producción de 10 a 15 millones de metros cúbicos diarios, lo que pone al país al borde de una producción total de 70 millones de metros cúbicos.

Decimos que Margarita fue el origen de la pelea de hace diez años porque es el campo del que se iba a sacar el gas que debía a exportarse a Chile, México y Estados Unidos, proyecto que abortó porque se cruzó la tesis de que “el gas tenía que ser para los bolivianos”.

Los más contentos con la noticia son empresarios bolivianos que han estado esperando por años la provisión de gas para producir y generar empleos para el país. La lista es muy larga y entre los más destacados figuran tres cementeras que hace un tiempo tuvieron que recurrir a la importación para paliar la escasez; algunas fábricas de productos cerámicos y también hay proyectos de gas domiciliario paralizados y otros que sólo esperan el gas.

Uno de los más ilustres de la lista de espera es el proyecto del Mutún al que se le falló y tuvo que aplazarse, pese a que los requerimientos de gas bajaron de 10 millones a 2,6 millones. Finalmente el Gobierno decidió sacar a empellones a la empresa  Jindal para que deje de “chillar” por gas y para que no siga poniendo en evidencia esta incoherencia del Estado Plurinacional que colocó en la Constitución un artículo que dice que la prioridad es industrializar y atender el mercado interno. En realidad este aspecto de la Carta Magna ha sido manipulado y les ha servido a las autoridades únicamente para hostilizar al aparato productivo del oriente boliviano.

Desde que los hidrocarburos fueron nacionalizados, factor que sirvió para ahuyentar las inversiones y provocar una caída de la producción de gas, el Gobierno ha hecho todo para cumplir con sus contratos de exportación y finalmente consiguió cierto repunte. Pero lamentablemente, cuando logró sobrepasar el límite de los cuarenta millones de metros cúbicos, YPFB nuevamente dejó con los “crespos hechos” a los bolivianos y optó por mandar el excedente de gas a la Argentina, país que ha retribuido con casi media docena de títulos honoris causa para el presidente y el vicepresidente.

No hay que dejar de mencionar que para conseguir elevar la producción, el régimen tuvo que guardar la nacionalización en las vitrinas de los viejos trofeos y recurrir a una serie de incentivos que ha vuelto las cosas a una situación muy parecida a los tiempos de la capitalización. En resumen, quienes siguen invirtiendo, controlando y decidiendo  a quién venderle el gas, son las mismas empresas transnacionales, por lo que vuelve a surgir la duda de que esta vez sea la vencida y los bolivianos puedan tener el gas por el que muchos entregaron su vida.

Esta duda hay que tenerla muy en cuenta ahora que se avecina una nueva guerra, cuyo origen es la geopolítica del petróleo. Bolivia supuestamente está del lado de quienes se oponen al esquema del dominio imperial sobre la energía y que quieren una revolución. Revolucionario hubiera sido (y será) cuando los bolivianos estemos primero que los argentinos y los brasileños, países que en términos imperialistas, tienen mayor gravitación en Bolivia que Estados Unidos, país que se lleva todos los reproches y los insultos.

martes, 3 de septiembre de 2013

Palmasola ¿caso cerrado?

Los presos de Palmasola que sufrieron el ataque el pasado 23 de agosto en el que perdieron la vida 35 reclusos hicieron público un comunicado en el que expresan su perdón hacia los internos que organizaron una incursión “tipo comando” y les prendieron fuego los internos de un bloque con el que mantenían un enfrentamiento por el control de la prisión. Ojalá sea ese un gesto auténtico de reconciliación pero surgen algunas dudas ya que en realidad los presos no quieren “hacer más olas” para evitar traslados, cambios y otros “trastornos” que seguramente serán perjudiciales para el “alto mando”, que por supuesto incluye también a policías que tienen parte en el statu quo de Palmasola. Al parecer, este mismo razonamiento se ha impuesto en el Gobierno, donde ningún funcionario ha renunciado, nadie ha sido echado o cuando menos interpelado a raíz de esa masacre en la que se ha denunciado “mano negra”. Para las autoridades este parece ser otro “caso cerrado”, total, en las cárceles del país “no hay hacinamiento”, según lo ha expresado el presidente Morales. En la mentalidad de los presos se puede entender un razonamiento de este tipo, pero es impensable concebir la formación de un Estado bajo estas circunstancias.

Ecologistas de un día

Unos cuántos pedaleos en bicicleta y algunos tratan de recuperar el discurso ecologista que ha sido enterrado por los hechos. El domingo se celebró el Día del Peatón, una iniciativa que busca revalorizar el ejercicio físico, la vida al aire libre y la necesidad de frenar la contaminación. Pese a que la idea es excelente, digna de repetirse y de ampliarse, no hay que olvidar que nuestros parques nacionales siguen en oferta para que ingresen los cocaleros, los petroleros y todos, menos los defensores del bosque. Se acaba de comprobar que una de las reservas más importantes del país, Kaa Yya, ubicada al sur del territorio ha sufrido el ataque de los deforestadores, que a nombre de una empresa comunitaria, han provocado serios daños en ese ecosistema de 3,5 millones de hectáreas. Hay quejas por el cambio climático que, según el Gobierno, provoca serios inconvenientes a los productores de coca, porque no pueden hacer secar sus cosechas, pero esas mismas autoridades no observan el grave daño que están provocando los productores de la “hoja sagrada” que en su afán de incrementar sus ganancias, exageran con los agroquímicos para obligar a la Pachamama a rendir el doble y hasta el triple.

Bolivia-Brasil: la gran oportunidad

Los que esperaban más actitudes pendencieras del Gobierno boliviano respecto del “caso Pinto” se habrán quedado sorprendidos con la reacción del presidente Morales, quien llevó un regalito bajo el brazo para su colega brasileña Dilma Rousseff y se lo entregó en la reunión que ambos sostuvieron en la capital de Surinam, donde la mandataria se deshizo en disculpas y explicaciones sobre lo que ella ha denominado como el “burdo error” de trasladar a hurtadillas al senador opositor boliviano que se mantuvo en la Embajada de Brasil en La Paz durante 453 días.

Entre los más sorprendidos seguramente están algunos asesores y ministros que días antes le habían sugerido al presidente Morales pedir la devolución del parlamentario, echándole más leña a una hoguera que amenazaba con extenderse.

La mandataria brasileña también hizo gala de sus aptitudes para la diplomacia. Después de haber reaccionado airada por la odisea de Pinto, que supuestamente no conocía ni siquiera su canciller, dijo que ella no estaba enterada de la situación de refugiado boliviano, que provocó graves tensiones entre ambos países y que llevó los vínculos Evo-Dilma a un estado de congelamiento, hielo que se rompió el pasado viernes con un encuentro por demás de cordial, con la promesa de relanzar la agenda bilateral en este mes de septiembre.

El mismo coro que hasta hace unos días pretendía ingenuamente poner a Brasil contra las cuerdas dio por cerrado el caso e incluso uno de los ministros que más azuzaba en este conflicto, afirmó que el “caso Pinto” es un tema menor para el Gobierno y que más importante es el fortalecimiento de las relaciones con el vecino país, con el que está pendiente nada menos que la renegociación del contrato de venta de gas, que representa el 51 por ciento del total de las exportaciones bolivianas.

Pese a que el encuentro de los dos mandatarios parece haber encaminado las cosas, porque además existen algunas evidencias de que la salida de Róger Pinto no fue simplemente el resultado del arrebato de un funcionario de la embajada brasileña en La Paz, siguen habiendo algunos intentos por volver a enturbiarlo todo. En este momento una comisión de ministros y otros funcionarios del Gobierno boliviano prepara maletas para viajar a Brasil con el objetivo de exhibir el supuesto prontuario delictivo del legislador pandino en la nación vecina, donde las autoridades de todo nivel han insistido que van a respetar la condición de asilado del opositor, a quien le han puesto ciertos límites en sus apariciones públicas y han decidido trasladarlo hacia una propiedad rural alejada de Brasilia.

Los ideólogos gubernamentales que tanto leen a Maquiavelo y su vieja frase “el fin justifica los medios”, deben entender que nuestro país ha recuperado la gran oportunidad de recomponer las relaciones con un país con el que debe reinar la armonía, pues de esos vínculos dependen los grandes intereses bolivianos y una situación estratégica con la que no se puede jugar. El Gobierno nacional tiene la oportunidad de demostrar que lo de Pinto es intrascendente y que por encima de todo existe una agenda urgente que debe ser atendida.