lunes, 31 de marzo de 2014

Metástasis en el Gobierno

Hace algunos meses alguien dijo que en el Gobierno de Bolivia se había instalado el cáncer de la corrupción y por los hechos que están ocurriendo en estos días parece ser que el foco canceroso ha hecho metástasis o, como se dice comúnmente, cada vez que se aprieta algo, brota la pus que refleja el grave estado infeccioso.

El problema es que los casos apuntan cada vez más alto y los señalados se quedan con poco margen para decir "yo no fui" o como se dijo alguna vez "errores, no delitos", hoy se expresa que "es legal, pero no ético", aunque los hechos prueben la ausencia de ambos valores.

De todos lados surgen las dudas y los cuestionamientos. Los casos Marcelo Soza y Fabricio Ormachea han posicionado a nivel nacional un hecho que parecía relegado a las páginas policiales de Santa Cruz, pero hoy todo parece indefendible; ya no se puede tapar el sol con un dedo y tanto en el Congreso, como en el Tribunal Supremo de Justicia, la ONU, la Defensoría del Pueblo y hasta el Tribunal Constitucional se exige parar con la patraña, dar la cara, brindar las explicaciones porque la población se ha quitado la venda y nadie soporta la desvergüenza.

En la Asamblea Plurinacional los parlamentarios oficialistas pegan el grito al cielo porque un grupo de diputados quiere iniciar una investigación. Ponen excusas ridículas para no cumplir con su misión de fiscalizar la gestión de los órganos del Estado. ¿Acaso algún legislador necesita una orden especial, un poder específico para investigar el comportamiento de funcionarios e instituciones públicas? Ese es su deber y tienen que cumplirlo, aunque en las circunstancias actuales parezca un escándalo sospechar de quienes han querido erigirse como los más excelsos exponentes de la honestidad y la transparencia.

La máxima autoridad de la ONU en Bolivia le ha recordado al Gobierno que se cometieron muchos errores en relación al "Caso Terrorismo" y ha puesto en evidencia algunas advertencias que se hicieron en el año 2011, cuando se mencionó la injusticia, el abuso y la violación a los derechos humanos que se estaba cometiendo con los acusados. Hoy se pide con vehemencia que el Gobierno brinde las garantías para que la población pueda conocer la verdad.

Ya no se puede poner como pretexto que las pruebas que vinculan al exfiscal Marcelo Soza no tienen validez jurídica, pues se cuenta con una confesión firmada y validada de forma oficial que tiene que ser tomada en cuenta, porque allí se confirma que en Bolivia sí hubo terrorismo, pero terrorismo de Estado, ejecutado con premeditación y un alto grado de organización que solo el ejercicio del poder omnímodo y descontrolado lo puede permitir.

Hoy no solo estamos viendo que las sospechas se confirman, que las denuncias eran acertadas y que las pruebas acumuladas tenían suficiente asidero como para hablar del montaje. También se conoce que todo apunta a una misma raíz, a un solo tronco dentro del Gobierno que parece tambalearse. No hay duda que estamos ante lo que parece ser un punto de inflexión en este oprobioso proceso de manipulación de la justicia, corrupción, abuso y persecución.

Cosas de iluminados

Más allá de la religión, la ideología y cualquier otra circunstancia específica, la historia registra la vida de seres iluminados y en esa nómina figura en primer lugar Jesucristo, el hombre con mayor influencia sobre la tierra. También está Sócrates, quien inspiró a todos los filósofos griegos, padres del conocimiento occidental; el sabio Buda Gautama; Mahoma, el profeta fundador del Islam; Confucio, el pensador que dio origen a una doctrina que perdura durante siglos; Gandhi, el apóstol de la no violencia; Santo Tomás de Aquino, el teólogo más importante que ha tenido el catolicismo; Isaías, el profeta que predijo varios siglos de historia; Da Vinci, Einstein y Pascal, los iluminados de la ciencia; Abraham Lincoln y Winston Churchill, los iluminados de la política; Henry Ford, en los negocios y así, una serie de nombres que han dejado huellas imborrables en la humanidad. Es una lista muy corta, porque los iluminados, dicen algunos, nacen cada cien años y lamentablemente son muy escasos.  Bolivia tiene suerte, justo cuando surgen “escandaletes” que demuestran que nuestra política sigue siendo un tema de baja ralea, se le da el nombramiento de “iluminado” a quienes es hoy blanco de fuertes denuncias.

Todos perplejos

Tanto desde el Vaticano como desde la Conferencia Episcopal de Bolivia, la Iglesia Católica dijo algo muy cierto el pasado jueves. Ese día, en Roma, el papa Francisco habló de los políticos y afirmó que los corruptos prácticamente no tienen cura ya que no se dejan llevar por el simple error, sino por su obsesión hacia el dinero y los bienes materiales. El pontífice agregó además que la corrupción se da porque los líderes se alejan del pueblo y de sus ideales de justicia y equidad.

Mientras tanto, en La Paz, los obispos bolivianos emitieron un comunicado en relación a una abultada serie de casos de corrupción y extorsión revelada recientemente y se declararon "perplejos" por lo que está ocurriendo.

En honor a la verdad, nadie que conozca la historia de la política en el mundo y mucho más la de Bolivia, varias veces "campeona de la corrupción" podría afirmar que las últimas novedades son como para rasgarse las vestiduras. Sin embargo, tienen razón los obispos cuando lamentan que nuevamente se vuelve a caer una fuerte esperanza de cambio que había en el país, en torno a un régimen que durante ocho años se ha encargado a marcar las diferencias con el pasado, a machacar los grandes valores de la ética y la honestidad y a armar y promulgar nuevas leyes, a crear organismos y fórmulas que en teoría estaban destinados a mejorar la transparencia.

Hay que aclarar que, pese a la historia, a las palabras del Papa y cualquier visión pesimista de la política, sí existen esperanzas y lo que es mejor, se pueden mostrar ejemplos en todo el mundo y de vecinos nuestros, que han conseguido encaminar el manejo de los asuntos públicos por la senda de la ética, de la legalidad y por supuesto, del bien común. Son lugares donde la honestidad no es un discurso, el control social no es una pose política y las autoridades y mecanismos llamados por ley para conseguir mejores niveles de gestión se manejan en un contexto de institucionalidad y no de maquinación y manipulación.

¿Por qué estamos perplejos? Primeramente por el repugnante cinismo de quienes vendieron una imagen ante el país y ante el mundo de la más absoluta limpieza y hoy se pringan las manos con negocios "de cocina", lo que hace pensar en cosas mucho más grandes; en segundo lugar, porque de acuerdo a la gran cantidad de hechos conocidos, parece ser que la corrupción, el chantaje y los negociados, son la razón de ser de un sistema político que prometió hacer cambios refundacionales en Bolivia y convertir al país en la "nueva Suiza"; y tercero, porque durante los últimos ocho años, el país ha recibido más de 120 mil millones de dólares, la cifra más alta de su historia, cinco veces mayor al promedio de los años anteriores y ante todo esto, cabe la pregunta ¿no será que la corrupción se multiplicó en la misma dimensión? Una tristeza, pues difícilmente se repetirá un periodo de bonanza similar y obviamente, seguirán postergados todos los sueños de cambio y las esperanzas de mejorar la calidad de vida de la gente.

Por último, hay que lamentar todo el trabajo de destrucción del aparato institucional que se había creado y que estaba progresando antes de la llegada del "proceso de cambio", que no solo se dedicó a desbaratar los progresos conseguidos, sino a edificar todo un esquema nuevo, cuya finalidad está a la vista.

Yapacaní defiende su "proceso de cambio"

Hace años que el municipio de Yapacaní es algo así como el “nuevo Chapare”, la extensión de núcleo más importante de producción de cocaína hacia el departamento de Santa Cruz. Alrededor de esta estratégica ciudad de la provincia Ichilo se han consolidado verdaderas zonas rojas, como San Germán, donde han sido descubiertas cientos de fábricas de droga y han detenido a ciudadanos colombianos y de otras nacionalidades en gigantescos laboratorios clandestinos. En la zona se han dado casos de narco-comunidades y hasta el presidente Morales lamentó públicamente que dirigentes ligados al oficialismo estén involucrados en actividades ilícitas. Hay denuncias de que en los alrededores funcionan células de narco-terroristas, sobre todo en la reserva del Choré, un lugar que se ha vuelto impenetrable. Las denuncias indican que toda esta “industria” floreció bajo la protección o al menos gracias a la indiferencia y la permisividad del régimen, dueño de un apoyo popular superior al 80 por ciento en esa región. El Gobierno está impulsando la creación de un cuartel antidrogas en Yapacaní, propuesta que ha generado la ira popular. Toda la institucionalidad y dirigencia política del lugar se ha volcado en contra del control y obviamente amenazan con devolver la “traición” en las urnas.

lunes, 17 de marzo de 2014

Invertir en Bolivia

Atendiendo a un prolongado e intenso clamor de diversos sectores involucrados, la Asamblea Legislativa acaba de aprobar en grande el proyecto de Ley de Promoción de Inversiones, supuestamente destinado a incentivar el flujo de capitales hacia nuestro país y mejorar la seguridad jurídica de las empresas que apuesten por nuestro mercado. Todo muy bien pero siempre tiene que aparecer la famosísima tranca boliviana. En el artículo 27 de la ley dice que el Estado respetará a las empresas, que las va a proteger y que les va a otorgar seguridad jurídica; sin embargo, se reserva el derecho de nacionalización cuando el caso sea de interés público y comprometa la soberanía nacional. "El que da y quita cría corcobita", dirían los niños y obviamente esto no es más que una broma pesada que seguramente ningún empresario va a tomar en cuenta ya que tanto el "interés público" y la "soberanía nacional" son aspectos que están sujetos al capricho político y a los vaivenes electoralistas. Por otro lado, la nueva norma establece criterios marxistas a la hora de calificar las actividades económicas y las divide en "productivas" e "improductivas". En ese caso, extraer gas y minerales son productivas, pero ¿qué pasa con el que imprime libros, con el que instala una clínica y promueve la salud o el que invierte en educación? De acuerdo a este criterio, estas últimas no tendrán incentivos porque son improductivas.

jueves, 13 de marzo de 2014

La confesión final de Marcelo Soza

Nadie como el exfiscal Marcelo Soza ha recibido tanta protección gubernamental para actuar a cara descubierta en el proceso de persecución política que se ha estado ejecutando en el país en los últimos años. Nadie ha recibido tantos recursos, tanta licencia para manejar la justicia a su antojo, para extorsionar, distorsionar el proceso judicial del "caso Terrorismo", trasladar de un lado a otro a los acusados, fabricar pruebas y eliminarlas cuando sea necesario. Nadie ha gozado de tanta impunidad, tanto empoderamiento del régimen para destruir familias, instituciones, reputaciones y llevar a la muerte civil a personas que han tenido que huir del país o languidecer encerradas en las cárceles mientras soportan una patraña que está próxima a cumplir cinco años.

Nadie como el ex fiscal Soza ha acumulado tantas pruebas en su contra sobre la violación al debido proceso, sobre falsificación de pruebas, testigos falsos, chantaje y muchos otros delitos que convirtieron al caso Rózsa en una vergüenza que, sin embargo, ha seguido activo gracias a toda una red de agentes gubernamentales que se encargan de presionar jueces, manipular fiscales y mover todos los hilos de este circo que se cae a pedazos.

Nadie como Soza y con los antecedentes acumulados, ha sido tratado con tanta condescendencia por policías, fiscales, jueces y operadores de justicia que no actuaron cuando este fue el blanco de acusaciones formales por extorsión, luego de que la acumulación de evidencias fue imposible de disimular. Gracias a todo el aparato que antes estuvo a su servicio para perseguir, Soza pudo evadir las citaciones y las notificaciones, burlarse de los interrogatorios e ignorar una orden de arresto. Gracias a que en el país sigue intacto todo ese gigantesco andamiaje de control y judicialización de la política, Soza ha podido escapar y refugiarse en Brasil, donde se ha declarado víctima de una trampa del Gobierno.

Es lógico que Soza se sienta traicionado por un Gobierno que lo utilizó como punta de lanza para destruir el proceso autonómico y el liderazgo de Santa Cruz. Para el exfuncionario no puede haber sido una sorpresa, después de que él mismo hizo una grabación en la que confesaba toda la trama de mentiras que había tejido el régimen para inculpar a gente inocente en el supuesto delito de terrorismo. Desde su refugio en Brasil ha ido más lejos aún, al implicar y dar nombres concretos de altos funcionarios, dirigentes y allegados al régimen gobernante que lo habrían acicateado para cometer todos los atropellos desde abril de 2009, desde el momento en que se perpetró esa masacre en el hotel Las Américas, sobre la cual no quedan dudas de que fue un acto de terrorismo de Estado ordenado desde las instancias políticas más altas.

Lo que no es lógico es que ahora el Gobierno pretenda lavarse las manos y descalificar a Soza como si se tratara de un "llanero solitario" que actuó por cuenta propia y que cometió actos delincuenciales sin la asistencia del mismo esquema criminal que operó alrededor de los abogados extorsionadores que maquinaron el caso Ostreicher. Si las autoridades confirman que Soza es un corrupto y un delincuente, estarían incurriendo en una abierta confesión, lo que automáticamente debería dar pie a la extinción del caso Rózsa y una posterior reconversión, que implica llevar al banquillo a quienes han estado del otro lado.

Seguimos regalando nuestro territorio

En toda su historia como país “independiente” y “soberano” –mejor si es en doble comillas-, Bolivia ha perdido más territorio del que tiene actualmente. Perdimos 1,26 millones de kilómetros cuadrados y supuestamente aún nos quedan 1.098.581 kilómetros cuadrados. 

Hay muchas fábulas y mentiras en torno al territorio perdido con Brasil, Paraguay y Chile, pero en cada caso hay un denominador común y es la actitud pasiva de los gobernantes, el entreguismo con el que actuaron frente a fuerzas externas, pues en ningún caso hubo un genuino interés por defender la integridad nacional. Así pasó con el Litoral, con el Acre, el Mato Grosso y el Chaco, que han dejado profundas heridas en la población y al mismo tiempo ira por el cinismo de los gobernantes que prácticamente regalaron el patrimonio nacional. 

Hace seis años, con la construcción de dos represas en el río Madeira en Brasil, comenzó a escribirse la nueva historia del Beni. Esos embalses ya fueron terminados y son los que han convertido en un inmenso lago a las llanuras benianas, en un pantanal de aguas permanentes donde será prácticamente imposible reconstruir lo que se ha perdido.

 Los gobernantes bolivianos nunca le reclamaron a Brasil por lo que estaba haciéndole al Beni y ha sido otra forma de regalarles este inmenso territorio de 213 mil kilómetros cuadrados, que ha pasado a ser un reservorio de agua que alimentará a las usinas brasileñas. Por lo menos Brasil paga por el gas que le enviamos, esto ha sido totalmente gratis y por amor a nuestro hermano mayor Lula Da Silva.

Mujeres sin creatividad

Me decepcionaron las valientes chicas de "Mujeres Creando" que fallaron en creatividad y también en coraje, cuando recurrieron a la clásica y trillada manía de estrellarse contra la Iglesia Católica, algo que no solo es aburrido, sino que está fuera de foco. 

Ahora es el momento menos indicado para cualquier revolucionario y revoltoso que se precie, de atacar a los curas, justo cuando tienen al mando al papa Francisco, alguien que está haciendo cambios impensables dentro de la institución y que tiene fascinados a propios y extraños, incluidos a los homosexuales más radicales que por primera vez han sido considerados con un sentido muy humano dentro de la Iglesia. 

Si "Mujeres Creando" hubiera querido llamar realmente la atención en el Día de la Mujer y causar impacto en el país y el mundo, tendría que haber hecho su manifestación frente a una fábrica de cerveza. Estas son las verdaderas dueñas del país, son las que tienen embrutecidos a hombres y mujeres y el trago es el responsable de casi todos los ataques y abusos contra las mujeres. 

Si no querían herir intereses económicos, debieron pensar en las empresas que organizan concursos de belleza con supuestos nexos con redes de prostitución; o manifestarse frente a la Policía, la institución más abusadora contra las mujeres; los tribunales de justicia, donde se campea la impunidad en casos de violación a niñas y adolescentes; en los canales de televisión que "cosifican" a la mujer todos los días con sus burdas imágenes. Si querían protestar contra algo injusto y dramático, debieron desnudarse por las mujeres del Beni que están sufriendo la indolencia de todos, incluso de estas valientes activistas. Ojalá que para la próxima sean más creativas.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El Gobierno del pueblo

El caso del retén de la doble vía La Guardia es el mejor ejemplo de que alrededor de la idea de “gobernar obedeciendo al pueblo” hay todo un mito y muchas trampas que se prestan a la demagogia y el populismo. Hace un año, el Gobierno nacional decidió eliminar el cobro del peaje, atendiendo el pedido de los transportistas y del municipio de La Guardia, que cayó en manos del MAS y desde aquella vez la carretera, una de las más modernas del país, se quedó sin presupuesto para el mantenimiento y hoy, esa vía tiene serios problemas de deterioro y en ciertos lugares directamente se ha vuelto intransitable.

En los días de Carnaval, la empresa que administra los peajes en el país, Vías Bolivia tuvo un arranque de viveza criolla y decidió reponer los retenes sin previo aviso, con el objetivo de quintuplicar sus ingresos ante la avalancha de viajeros por el feriado. Inmediatamente se produjo la “reacción popular”, es decir la de algunos vecinos de la zona y por supuesto, los transportistas, que sumados a la demagogia del alcalde de La Guardia, hicieron presión hasta conseguir el retiro de las improvisadas casetas. Muchas preguntas surgen a partir de este episodio que pinta de cuerpo entero al chapucero Estado boliviano: ¿Qué va a pasar con el dinero recaudado durante estos días? ¿Quién se va a hacer responsable del mantenimiento de la carretera? ¿Quién controla el abuso que se hace de la ruta, especialmente los camiones que transportan materiales de construcción?.

Nuestra posición es muy clara y está con la ley y el sentido común. Cualquier carretera necesita mantenimiento y eso se hace con el dinero que deben aportar quienes utilizan la ruta. Pensar en otra alternativa es quedarse con lo que tenemos, es decir, la desidia de las instituciones que dejarán que la doble vía termine por desaparecer, con tal de no molestar al ciudadano con el pago de dos monedas. Luego estos bloquearán el tráfico para que las autoridades reconstruyan la vía, con altos costos para el erario nacional y los funcionarios nuevamente y a su ritmo, obedecerán al pueblo y dirán que lo han hecho muy bien.

Este es apenas un ejemplo de lo que sucede en nuestro país. Los pueblos, los barrios, las provincias están llenas de obras que supuestamente han nacido del clamor del pueblo: canchitas, coliseos, mercados, mucha pavimentación, placitas públicas, monumentos, puentes y alguna que otra escuela. Esa es la recompensa que le ha dado el Gobierno a la gente por las multimillonarias ganancias que deja la exportación de recursos naturales y la población parece sentirse bien retribuida. A nadie se le ocurre exigir fábricas, producción, creación de empleos y menos aún, dejar de exportar parte del gas a Brasil o Argentina para utilizarlo en nuestra industrialización o al menos en la mejora de la calidad de vida. Todos están contentos con su bono, con su chequecito, con no pagar peaje y así sienten que el Gobierno cumple con ellos, sin darse cuenta que el grueso del dinero se va en otra cosa.

Hacer lo que diga la gente no es toda la democracia. Abraham Lincoln se hizo famoso por su frase “”Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, lo que implica obedecer, pero también aplicar medidas correctivas que a veces no son populares, pero que buscan el bien común.

El populismo es todo lo contrario al bienestar ciudadano. Se dedica simplemente a distraer a la gente, a mantenerla contenta con prebendas, al igual que el padre irresponsable le da un caramelo al niño para que se calle y no moleste. En otras palabras, el populismo es la mejor manera de destruir la doble vía La Guardia y todo el país; y por el momento mantener a la gente contenta.

Hijos, entenados y los indígenas

Algo tarde y con un minucioso criterio electoralista, el Gobierno ha comenzado a reaccionar en relación al desastre del Beni. Fiel a su estilo, ha anunciado la compra de dos helicópteros destinado a la evacuación de los inundados (será para la próxima) y también habla de la reconstrucción de viviendas, lo que le asegura al oficialismo todo un año de inauguraciones, entregas, cortes de cinta, tarimas y discursos interminables. Lluvia de dólares y cheques y nadie se acordará de la indolencia, del revanchismo y de todo lo que pudo haberse salvado de haber actuado a tiempo y sin el cálculo político que privilegia la ayuda a aquellos sectores, pueblos y comunidades afines al Gobierno. Las inundaciones han servido para que el Gobierno siente soberanía en ciertos lugares que se han vuelto impenetrables para la Gobernación del Beni, como el norte del departamento, donde Carmelo Lens  -según él mismo lo denuncia-, no tiene posibilidad de pisada. En este contexto de hijos y entenados, los que se llevan la peor parte son los mismos de siempre, los indígenas benianos que se han quejado de que no les ha llegado ningún tipo de ayuda. La Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B) que aglutina a 150 comunidades ha hecho evidente que la historia de los nativos bolivianos no ha sufrido ningún cambio.

Sean Penn en Venezuela

El actor norteamericano Sean Penn estuvo de paso en Venezuela y en su encuentro con el presidente Nicolás Maduro, este le pidió que sea su embajador en Estados Unidos y que le ayude a entablar el diálogo con la Casa Blanca. Un pedido similar se le hizo a la estrella de Hollywood en Bolivia y en lugar de convertirse en "embajador de las causas nobles bolivianas", lo que hizo fue desnudar toda una trama de extorsiones y chantajes en la que estaban involucrados agentes del Ministerio de Gobierno que terminaron presos, aunque "la madre del cordero" apenas fue mencionada. Si fuera a pasar lo mismo con Maduro, deberíamos esperar que Sean Penn comience a mostrar la cara dictatorial del régimen venezolano, aunque eso es improbable, ya que el chavismo sigue siendo muy atractivo para algunos como Penn y el director Oliver Stone que recientemente presentó un documental sobre Chávez en Caracas. En aquella ocasión, cuando estalló el caso Ostreicher, según algunas versiones periodísticas, fue Chávez precisamente el que hizo el puente para que Evo Morales se entreviste con el actor, quien terminó acusado de "vendido al imperialismo" por ciertas autoridades bolivianas que ahora deberían reclamar algún tipo de solidaridad de Venezuela hacia el "honor" mancillado por Sean Penn.

Bolivia y Venezuela


El Gobierno boliviano ha sido el más incondicional a la hora de apoyar al régimen de Nicolás Maduro. No solo ha respaldado la brutalidad de la represión contra los manifestantes, sino que se ha estrellado contra todos los enemigos imaginarios que el chavismo ha inventado para argumentar presuntos intentos de golpe de Estado.

El canciller Choquehuanca ha salido en varias ocasiones a dar la cara por el vapuleado Gobierno venezolano, al que ha defendido incluso en su descabellada decisión de romper relaciones diplomáticas con Panamá. La crisis de Venezuela, que lleva ya más de tres semanas y que ha cobrado la vida de 21 personas, ha copado la agenda de nuestras principales autoridades por encima de temas de interés nacional como el desastre del Beni.

En medio de todo el dolor de los inundados, el presidente Morales se presentó en primera fila en un acto de homenaje a Hugo Chávez, en Caracas, donde no estuvo ninguno de los aliados del chavismo, salvo el dictador cubano Raúl Castro, cuya presencia expresa la dependencia de la revolución cubana del asistencialismo venezolano y sus petrodólares.

Precisamente esta misma actitud de excesiva dependencia es la que está desnudando también el Gobierno boliviano en relación al chavismo, cuya permanencia en el poder ha comenzado a ser puesta en duda por propios y extraños y sobre todo, que viene siendo el blanco de las críticas, no solo por la incapacidad de enfrentar una crisis económica surgida de su propia ineficiencia y de su debilidad, sino porque Nicolás Maduro ha encarado las protestas sociales con el talante de un dictador que deja al descubierto la intervención de los clásicos métodos del castrismo cubano.

Se han dejado escuchar críticas sobre la inusitada decisión del Gobierno boliviano de estar presente en la posesión de Michelle Bachelet en la presidencia de Chile, determinación que habría sido tomada por el interés de nuestras autoridades de hacer lobby a favor del régimen venezolano o al menos frenar el creciente malestar que comienza a escucharse en diferentes países por el modo de encarar la crisis política venezolana.

Obviamente, con estos antecedentes nuestras autoridades no dejan lugar a dudas sobre la relación lógica que hay entre los gobiernos venezolano y boliviano, confirmando la calidad de satélite de este último. En otras palabras ¿qué tan grave puede ser para Bolivia un deterioro aún mayor de la situación venezolana? Hablar de una virtual caída de Maduro ya no es un acto de insensatez a estas alturas y la gente tiene derecho a pensar en las consecuencias que ello podría acarrear en nuestro país, donde se ha generado una dependencia política y económica sin precedentes.

Desde los púlpitos plurinacionales se ha estado insistiendo en valores como la dignidad, la soberanía y la independencia y nuestra opinión Bolivia tiene que seguir exigiendo respeto de todas las naciones. Sin embargo, eso será imposible en las actuales circunstancias, cuando expresamos ante el mundo una imagen de sometimiento tan evidente. A corto plazo, la clave sigue siendo la pregunta ¿qué futuro tiene el “proceso de cambio” al margen de la supervivencia del chavismo?

lunes, 3 de marzo de 2014

Las lisonjas del centralismo

Evo Morales viene a buscar a Percy Fernández porque está interesado en que le abra las puertas de Santa Cruz, el único bastión importante que le queda al MAS por conquistar, además del Beni. Rubén Costas acude a Juan del Granado y viceversa, porque ninguno de los dos tiene “proyección nacional”, es decir, no gozan de la simpatía popular más allá de Santa Cruz y de La Paz, respectivamente.

Cuando hablamos de “proyección nacional” obviamente nos estamos refiriendo a la influencia en la parte andina del país, a eso equivale lo “nacional” en Bolivia, especialmente a la visión centralista que jamás ha visualizado un país más allá de la Plaza Murillo y de los intereses particulares de los que han conducido este país desde la colonia, sobre todo las riquezas extractivas. La novedad del “proceso de cambio” ha sido el interés focalizado en el Chapare, por motivos más que obvios.

El oriente boliviano jamás ha estado en esa agenda “nacional”, que no tiene nada de nacional, puesto que ni siquiera es capaz de atender las necesidades de las provincias paceñas, de Potosí o de Tarija, pese a que esta última aporta hoy con las mayores riquezas que engrosan las arcas del centralismo.

Es ingenuo pensar que el desdén y el olvido del centralismo hacia el “interior” del país, especialmente el oriente boliviano tiene que ver con el odio, el racismo o ciertos aspectos ideológicos, que los hay obviamente. Este esquema funciona así, es espoliador por naturaleza y abusivo porque así lo demanda la inequidad que forma parte de su razón de ser. Y si hoy percibimos más esa sensación de que Santa Cruz es una colonia del andinocentrismo, es porque el poder del caudillo de turno es mayor y el apoyo popular que ha estado recibiendo de la parte andina del país le ha sido suficiente como para darse el lujo de ignorar criminalmente lo que ha estado ocurriendo en el Beni por ejemplo.

Pero tampoco vamos a decir que estamos atravesando el peor momento de las relaciones oriente y occidente, pues en el pasado hubo invasiones armadas, campos de concentración, asesinatos y mucho más casos de encarcelamiento y persecución. El centralismo siempre ha sido implacable cuando se ha pretendido que La Paz gobierne para todos.

¿Se puede confiar en las lisonjas de Evo Morales y en los gestos de acercamiento de Juan del Granado, un centralista de pura cepa que movilizó a todos los paceños cuando Sucre planteó la capitalidad?

Ambas actitudes, especialmente la del presidente Morales, son el reflejo de que la correlación de fuerzas han vuelto a su cauce normal en el país y ahora el MAS puede estar llegando a la misma conclusión que obtuvieron todos los líderes “nacionales” que pasaron por el Palacio Quemado durante el periodo democrático: para ganar las elecciones en Bolivia hay que ganar en Santa Cruz, debido al amplio caudal electoral que ha crecido notablemente y que le da a las élites cruceñas cierta holgura para negociar con el centralismo, obtener alguna ventaja, algunos negocios, designar algún ministro o un par de parlamentarios.

 ¿Qué más se le puede pedir al centralismo, el del MAS, el de Goni , el de Juan o cualquiera que haya existido o el que venga? Casi nada y mucho menos cuando se mencionan palabras prohibidas como autonomía o descentralización.

La "locomotora" cruceña

El 24 de septiembre del año pasado, algunas autoridades trataron de hacer pasar como un olvido o un lamentable descuido la omisión del Himno Cruceño durante el acto central de celebración de la fecha cívica más importante del departamento. El pasado 26 de febrero, cuando la ciudad capital de Santa Cruz festejaba los 453 años de su fundación, se pudo comprobar que tenía razón aquel maestro de ceremonia del municipio, quien aclaró que no hubo descuido, sino que ha sido el Gobierno central el que ha prohibido cualquier tipo de manifestación que ayude a realzar la identidad cruceña, sus rasgos culturales, sus valores, su historia y sus símbolos regionales.

Fue lamentable observar cómo una día tan memorable pasó prácticamente desapercibido, reducido a ceremonias brevísimas y deslucidas, casi clandestinas, donde quedó evidente que Santa Cruz no solo ha entregado los sables de la lucha democrática por la libertad, sino que ha abandonado totalmente los ideales que convirtieron a esta región en la más grande, la más pujante y la más orgullosa contribuyente al progreso del país.
 
Santa Cruz tiene una larga historia de rebeldía, no precisamente contra un gobierno en particular o contra un régimen específico, por su ideología o color político, sino que se ha mantenido firme a la hora de defender principios universales como la democracia, la libertad, la propiedad, la autodeterminación de los pueblos y del derecho de cualquier comunidad a dotarse de una identidad. Esos valores han permitido que nuestra región se mantenga firme, creciente y próspera pese a todos los vaivenes e inestabilidad que justamente azotaron y destruyeron a otras capitales y departamentos que no supieron pelear por su dignidad y por sus conquistas.
 
Todo el mundo tiene derecho a hacer pactos políticos, a cambiar de parecer y a actuar como un camaleón cuando la realidad así se lo imponga. No vamos a renegar de la cultura política boliviana caracterizada siempre por el transfugio y por la volatilidad de las ideas. Pero nadie puede asumir esas conductas a nombre de toda una región, de una ciudadanía, que sigue esperando de sus líderes las promesas de autonomía, de combate al centralismo, de participación política y fortalecimiento de la democracia y que en los últimos años no ha recibido más que ataques y persecución. Lamentablemente, con lo ocurrido en septiembre del año pasado, con lo del miércoles y con muchos otros eventos en los que se ha propiciado la humillación, no se ha hecho más que rifar la dignidad de todo un pueblo y con ella, las posibilidades de seguir marcando un destino prodigioso para Santa Cruz y para el país.
 
Las ideas evolucionan, las sociedades también y por supuesto, sus instituciones y sus líderes deben hacerlo. Los cruceños pueden haber cometido errores y seguramente necesitan madurar en diferentes aspectos, pero ¿qué alternativa es la que se nos propone al modelo existente? ¿Puede el socialismo prosperar en Santa Cruz? ¿Puede el socialismo mantener a la región en la senda del progreso? ¿Qué decimos del estatismo y de otras propuestas como el comunitarismo, el sindicalismo corrupto y mafioso que maneja el poder de la manera más clientelista que se puede imaginar? ¿Son esas las ideas que queremos para el futuro departamental? ¿Imaginamos a Santa Cruz como el Chapare, como un lugar avasallado por individuos destructivos, aislacionistas o queremos un futuro globalizante, integrado, abierto y emprendedor? Hay que decidirse antes de que Santa Cruz se suba al mismo tren que se subieron muchos bolivianos, hace mucho tiempo.