viernes, 24 de abril de 2015

El coronel y el laberinto

Por más denuncias que se hagan en Bolivia como las que hizo el coronel Germán Cardona, está demostrado que no habrá mayores consecuencias para ninguno de los involucrados, pues el régimen gobernante ha sido muy hábil en tejer un entramado institucional muy fuerte de connivencia y protección, que incluye a las Fuerzas Armadas por supuesto.
En ese sentido, el caso Cardona no amerita un análisis jurídico sino político y en tal caso, lo primero que hay que destacar es la sorpresa de los operadores gubernamentales y de las altas esferas militares, que no han tenido más argumento que culpar a la supuesta enajenación mental del oficial, olvidando que se trata de un abogado de larga experiencia que tomó todas sus previsiones antes de irse a España.
Si Cardona está loco, si salió último en su promoción, si tiene procesos judiciales en su contra (vaya novedad), o si demoró seis años en hacer públicas sus denuncias, son alborotos que no le ayudan a un gobierno muy debilitado en las urnas, desde el punto de vista mediático y también político, dada la seguidilla de disidencias y desacuerdos internos que justamente se han traducido en un rosario de escándalos de corrupción que hicieron estragos el pasado 29 de marzo.
El militar que ahora pide refugio en España, donde tiene muchos contactos que desarrolló en su carrera de abogado, ha disparado contra un entorno presidencial que ha sido insistentemente mencionado, no solo en relación al caso Rózsa, un verdadero adefesio de escándalos y notas absurdas, sino también a hechos de narcotráfico que han alcanzado notoriedad internacional, como sucedió cuando la revista brasileña Veja hizo revelaciones que fueron objeto de amenazas de juicio de parte del Estado Plurinacional. Eso también terminó en una simple rabieta sin mayores consecuencias, mientras que del otro lado, el rompecabezas sigue armándose sin pausa.
Justamente, Cardona ha aportado importantes piezas que corresponden a un cuadro mucho más amplio, cuyos protagonistas son importantes jerarcas venezolanos que han sido identificados como los líderes de un cártel con sede en el país caribeño, responsable de la exportación de droga a varios continentes. Como se sabe, el régimen de Nicolás Maduro es el blanco de una arremetida internacional que le critica el autoritarismo y la violación a los derechos humanos y que por otro lado, lo mantiene acorralado con denuncias muy específicas de tráfico de cocaína. A diferentes instancias de seguridad como las que intervinieron en el caso de René Sanabria y Fabricio Ormachea les interesará conocer las evidencias que puede aportar el coronel boliviano.
Es obvio que cuando se habla de Venezuela, las implicancias pueden involucrar a todo el esquema montado alrededor del proyecto iniciado por el eje La Habana-Caracas, sometido a una atención muy especial de parte de la Casa Blanca, cuya preocupación fundamental sobre nuestro país sigue siendo el narcotráfico. Puede que el coronel Cardona haya esperado seis años por temor a las represalias, pero lo más probable es que hubiera estado aguardando el pulgar levantado de alguna instancia dispuesta a escuchar y procesar toda esta información. Solo falta saber si el coronel también tuvo la venia de algún agente interno.

jueves, 23 de abril de 2015

Recetas para Venezuela


Se ha anunciado oficialmente que el ministro de Economía de Bolivia, Luis Arce Catacora asesorará a los economistas venezolanos, desesperados por sacar al país de la hecatombe financiera originada en la caída del petróleo, producto que representa casi el 90 por ciento de los ingresos del país caribeño. La popularidad de nuestro ministro ha aumentado luego de conocerse los pronósticos de crecimiento que colocan a Bolivia a la cabeza de América Latina, mientras que Venezuela está en el fondo, con una contracción del siete por ciento. Pese a estos números que les sirven a las autoridades nacionales para mantener su teoría del blindaje, la crisis que tiene preocupados a todos en la región ya provocó en la “Evonomics” un agujero cercano a los 700 millones de dólares  en el primer trimestre. En estas tierras aprendimos a manejar la platita y a manejar las crisis luego del desastre ocurrido entre 1982 y 1985, cuando la hiperinflación llegó al 20 mil por ciento anual. Fueron los “sucios neoliberales” los que acomodaron la casa y esas lecciones continúan vigentes ahora. En realidad, los que nos sacaron del carril correcto fueron los socialistas del Siglo XXI a la cabeza de Venezuela y sus recetas de nacionalizar, derrochar y hacer politiquería mañana,  tarde y noche. Los venezolanos no tienen nada qué aprender de eso. Arce en realidad lleva las recetas neoliberales. No hay otras.

Las locuras de un coronel boliviano


Como si se hubieran puesto de acuerdo (claro que lo han hecho), varios voceros del gobierno calificaron como “locuras” las revelaciones que hizo el coronel de ejército Germán Cardona, quien confirmó que el caso
Rozsa es un montaje del gobierno, que fabricó las pruebas contra varios acusados de terrorismo, utilizando la ayuda de las Fuerzas Armadas, tal como lo hizo con la Policía. Por primera vez no han usado
acusaciones como “delincuente confeso” como lo hicieron con otros que hicieron importantes revelaciones, que este caso fueron acompañadas de fuertes denuncias de narcotráfico en contra de importantes agentes del Estado Plurinacional. No es la primera vez que un uniformado de alta graduación acapara los titulares de prensa durante el “proceso de cambio”. El primero fue el general de Policía, René Sanabria, vinculado a altas esferas del Ministerio de Gobierno y arrestado por la DEA con un voluminoso cargamento de cocaína. El segundo fue el mayor Fabricio Ormachea, detenido en Miami en pleno delito de extorsión después de que fuera grabado hablando hasta por los codos sobre los grandes negocios que se hacen a nombre de la “revolución”. Según Cardona, muchos de sus camaradas militares son cómplices de todo lo que ocurre y seguramente hay que ser un loco para no aprovecharlo.

El agro y el gas

Extractivistas y rentistas que nunca
sembraron nada, hablando de producir.
Durante el discurso de apertura de la Cumbre Agropecuaria, el presidente Morales comparó la agricultura y la ganadería con el gas y dijo que su aspiración es que los productores del campo puedan invertir lo suficiente para lograr ingresos parecidos a los que ha estado generando los hidrocarburos en los últimos años.
Con esa afirmación desnudó el verdadero propósito del acercamiento a los agropecuarios, a quienes el régimen ha estado tratando como si fueran perros sarnosos y delincuentes durante los últimos diez años. El Gobierno está desesperado por la reducción del inmenso chorro de plata proveniente de la exportación de gas y minerales y ahora apunta a los agropecuarios como una tabla de salvación, en un momento en el que se avizora el final de un ciclo de bonanza que le ha permitido al estado nacional un derroche sin precedentes. Lo peor de todo es que la falta de dinero es directamente proporcional a la disminución de la popularidad de políticos que suelen mirar las cosas con la simpleza que se usó en la inauguración de la cumbre.
El gas y la agricultura no tienen punto de comparación. El primer recurso no fue sembrado por nadie, apareció en la naturaleza al igual que los minerales y el petróleo. Ese factor suele ser nocivo para una sociedad, que se acostumbra a “cavar y cosechar” a montones. Lo más lamentable es que genera una mentalidad extractivista, comunidades perezosas y rentistas como Venezuela, por ejemplo, dueña de la mayor reserva petrolera del mundo pero incapaz de producir ni lo más elemental para alimentar a su población.
Potencias petroleras hay muchas, pero muy pocas son potencias en todos los sentidos, como lo son Estados Unidos, Francia,  Canadá, Holanda, Italia, Australia, etc., cuyo desarrollo fue forjado a partir de la agricultura y la agroindustria, verdaderos motores de economías que posteriormente dieron el salto a la industrialización.
El presidente Morales no entiende por qué los agropecuarios le exigen seguridad jurídica. El piensa que –como si fuera poco-, la única amenaza que tienen los productores son los avasallamientos, a lo que habría que sumarle las prohibiciones para exportar, la demora en la entrega de títulos de propiedad, el cambio repentino de normas, la aplicación de caprichos burocráticos como obligar a los hacendados a liquidar a su personal y el temor constante a la reversión de la propiedad por innumerables casos que van desde los chaqueos, conflictos laborales hasta el incumplimiento de la “Función Económica y Social”, que depende del criterio de individuos que no tienen la más mínima idea de lo que es producción o que tal vez razonan a la manera de un minero o un petrolero, cuyas ganancias suelen ser tan grandes que les permiten enfrentar toda clase de contingencias, incluso amenazas guerrilleras, guerras, atentados y otros imprevistos como las coimas y sobreprecios que paga Petrobras en Brasil o las “obligaciones políticas” que deber asumir PDVSA una suerte de caja chica del chavismo.
Es verdad, los agropecuarios bolivianos están exigiendo algunas políticas que les ayuden a superar problemas. Se trata de usar la racionalidad y el sentido común para garantizar un aumento de la productividad, que no solo ayudaría a mejorar los ingresos, sino a forjar un país con mayor sostenibilidad, trabajo y desarrollo integral. Nadie está pidiendo protección, nadie se atrevería a equipararse a los cocaleros, a los mineros cooperativistas y menos a las petroleras, que últimamente son tratadas con guante de seda y pese a ello se niegan a invertir... por inseguridad jurídica.

jueves, 9 de abril de 2015

Maten al Toborochi

Justo en la esquina donde se produjo el grave accidente que ocasionó la muerte de una estudiante de colegio el pasado miércoles existe un árbol. Se trata de un Toborochi o Mapajo, según cómo lo quiera llamar. Durante toda la semana han circulado decenas de versiones sobre aquella fatídica noche y también se han escuchado numerosas reflexiones sobre los supuestos culpables de aquel hecho. La Policía parece haber asumido parte de su responsabilidad y en los últimos días ha desplegado en el lugar por lo menos una decena de guardias para
controlar el tráfico. Habría que ver cuántas esquinas peligrosas hay en la ciudad y la verdad es que no alcanzarán todos los uniformados del país para hacer de niñeros de los “rápidos y furiosos”. El único consenso que parece haberse producido tras los sesudos análisis es que el principal culpable de lo sucedido es aquel Toborochi, ubicado en la rotonda, porque supuestamente dificulta la visibilidad de los conductores, hecho que parece evidente. La Policía ya sugirió que sea cortado para evitar más accidentes. En algunos lugares del Chaco le dicen “Palo Borracho” al Toborochi, por su abultada panza donde guarda agua, no cerveza ni Fernet. Nada raro que nuestro amigo del reino vegetal se convierta en el chivo expiatorio de otros amigos de la bebida que siempre resultan impunes.

Santa Cruz ¿ciudad universitaria?

Hice mi carrera en Córdoba, Argentina, una ciudad universitaria, a la que también llaman "la docta", así que no puedo dejar de celebrar que Santa Cruz adquiera ese mismo estatus. Ojalá no sea un simple eslogan o un truco de marketing para ganar dinero fácil con las oleadas de brasileños que llegan para pagar matrículas más altas, alquilar departamentos y llenar los carritos de los supermercados. 

En Córdoba, la gran mayoría de los universitarios éramos unos yescas, pero aun así la ciudad ganaba mucho con nosotros y viceversa. No había cómo aburrirse, pues en cada esquina había alguna actividad cultural para estudiantes (gratis por supuesto) y la gente las aprovechaba con agrado. Charlas, conferencias, ciclos de cine, teatro, encuentros, peñas y obviamente, como se trata de gente joven y entusiasta, también bailantas con abundante "fernet con coca". Para qué negarlo. 

En todos lados había descuentos para estudiantes, hasta en la peluquería, en las panaderías y las tiendas. Había barrios enteros con edificios especialmente diseñados para los universitarios y también había "pensiones", lugares más económicos para los chicos de provincia, que también podían acceder a casas de acogida pagadas por sus municipios. No recuerdo cuántas bibliotecas había, eran decenas. Todas muy bien equipadas, sin permiso de ingreso ni carnet ni nada. Era entrar, pedir un libro y sentarse a quemar pestaña. 

En Córdoba no todos eran universitarios, ya que había una gran cantidad de escuelas técnicas que aprovechaban este gran aliento colectivo por superarse, por estudiar y activar la materia gris. Ojalá que el plan de Santa Cruz sea mejor y que la idea no solo sirva para que se abran más boliches.

lunes, 6 de abril de 2015

La crisis que no vemos

En medio del fervor electoral se han dado dos pésimas noticias para nuestro país, cuya economía depende de las exportaciones de hidrocarburos y minerales y en buena medida también de las ventas de soya. Todos comentan sobre los votos del Beni, de El Alto y de Tarija, pero muy pocos se preocupan de algo tan fundamental, que debería generar un debate nacional para ver qué vamos a hacer; “de qué vamos a vivir”, como dijo alguna vez el presidente Morales. Por ahora estamos haciendo la del avestruz y lo peor es que se siguen escuchando promesas de obras majestuosas propias de un auge que ya no es tal y que fue desperdiciado imperdonablemente.
El hecho es que el precio del petróleo, que dio algunas señales de repunte en las últimas semanas, confirmó nomás su tendencia hacia la baja, lo que ratifica los vaticinios de los expertos, que creen que el barril de crudo por debajo de los 50 dólares se prolongará en el largo plazo.
La segunda novedad amarga es que se confirma también la tendencia del primer mes del año que reportó una caída de alrededor 230 millones de dólares en las exportaciones. Según el INE, el primer bimestre de 2015 ha acumulado una reducción de 500 millones y en cuanto al precio del gas, la disminución, en promedio, ha sido de 1,70 dólares por millar de BTU.
Mientras que la reducción de las exportaciones en general es del 26 por ciento, en el rubro de los hidrocarburos este porcentaje llega al 36, lo que anticipa que si el precio del petróleo se mantiene en declinación, el agujero en la economía será muy grande. Lo peor de todo es que así como bajan las ventas de los productos petrolíferos, también caen los denominados artículos no tradicionales, lo que nos permite ver que el asunto es mucho más complejo, porque no se trata solo de incrementar la producción y de diversificar, como acertadamente lo han propuesto algunos sectores.
Producir más siempre será una excelente salida, pero esta debe ir acompañada de otras medidas, como la reducción de las importaciones, por ejemplo, que si bien han disminuido, no lo ha hecho en la misma medida del bajón de las exportaciones. Es urgente que el Estado incremente su lucha contra los contrabandistas de manera de impulsar el consumo nacional,  estimular la actividad económica y el empleo. Los exportadores están exigiendo también la protección de la competitividad a través de un movimiento en el tipo de cambio, medida que debe ser analizada muy bien para tomar en cuenta los costos y los beneficios.
Desde el punto de vista del sector público está claro que la decisión más urgente pasa por la reducción de los gastos, evitar las inversiones superfluas, cuidar las reservas  puesto que no hemos tenido la suficiente capacidad de ahorro e invertir en la productividad del sector privado, ya que se ha demostrado que las empresas públicas no están llevando a la quiebra. Enatex es una prueba palpable, Huanuni va en camino y en los próximos años tendremos novedades lamentables si no se da un golpe de timón en este sentido. Después de las elecciones del 29 de marzo supuestamente no habrá más comicios hasta dentro de cinco años, por lo que se supone también que no se necesita más campaña, más derroche, más teleféricos, satélites, coliseos y trenes bala que se han llevado el mejor periodo de bonanza de la historia del país, sin mayores repercusiones en la mejora de la calidad de vida y en la construcción de un aparato productivo nacional, dos deudas que siguen pendientes.

El Imperio contraataca

Atrás quedaron los gestos de auto crítica que se dieron tras laselecciones subnacionales de 29 de marzo, que obligaron al presidenteMorales a reconocer que la corrupción está minando la credibilidad ysobre todo, la popularidad, que es lo que más le interesa al Gobierno. El régimen olvida que toda la "estrategia envolvente" que usaron para ganar en el Beni también es corrupción, lo que se tradujo en unos resultados adversos para los objetivos espurios que se habían trazado algunos operadores gubernamentales. Y ahora que se ha confirmado la segunda vuelta en el Beni,  la  misma que surgió en medio de hábiles maniobras por torcer los resultados,  aparece un nuevo actor en escenario,  el omnipresente imperio norteamericano que habría financiado el triunfo de la derecha en el país.  Otro revés para quienes pasaron ingenuamente que el voto castigo de hace una semana obligaría al Gobierno a hacer las cosas de otro modo.

Potosí y su cerro de sueños

Potosí fue en la época colonial una de las ciudades más importantes del mundo. Todo se lo debe al Cerro Rico, que figura en el escudo nacional, pues Bolivia no puede explicarse sin esa montaña que también le dio esplendor al Imperio Español. Paradójicamente España,  Bolivia y Potosí tienen de esa misma historia de ciclos repetitivos de crisis y bonanza cuyo balance final no es nada positivo.  Hoy Potosí enfrenta un horizonte sombrío producto de la caída de los precios de los minerales.  Nuevamente se volverá mendigo después de algunos años de haber sido príncipe, con Hummers y cholets por todos lados.  Los potosinos siguen hablando de su cerro con nostalgia y amargura pero también con un tozudo optimismo. Dicen que el cerro tiene riquezas para otros 500 ó 1000 años más.  En un programa de concurso dirían "sigan participando". Y sigan soñando.

jueves, 2 de abril de 2015

¿Qué hará la oposición?

Una de las derrotas que más le ha dolido al oficialismo es la producida en la ciudad de El Alto, la "cuna del proceso de cambio", donde Soledad Chapetón obtuvo un contundente 55 por ciento, uno de los porcentajes más abultados conseguido por los opositores en las elecciones del domingo.
Pese a algunos gestos de autocrítica, el presidente Morales ratificó la idea de fuerza que dominó la campaña previa a los comicios subnacionales: "Me cuesta mucho trabajar con gente de la derecha, prefiero hacerlo con las organizaciones sociales", manifestó el mandatario minutos después de haber reconocido que en La Paz hubo voto castigo por la corrupción, refiriéndose obviamente al escándalo del Fondo Indígena, una instancia dominada precisamente por sindicatos afines al régimen. Toda una paradoja inexcusable.
No hay duda que el domingo hubo un gran perdedor y fue justamente esa prepotencia desplegada por el oficialismo, mientras que del otro lado hay muchos ganadores, especialmente el hastío por el abuso de un gobierno que parece empeñado en mantener genio y figura. Ese sentimiento se ha manifestado en el apoyo a diversas agrupaciones, líderes y colores que manifiestan también diferentes ideologías y visiones que son opositoras, pero que están muy lejos de constituir una sola oposición sólida y bien articulada.
Es de esperar que los operadores políticos que controlan el poder hegemónico actúen a partir de ahora como los lobos que tienen al frente un rebaño disperso al que atacarán en forma individual, como sucedió luego de los comicios de 2010, a través de una guerra judicial y el arma más letal que tiene en sus manos el centralismo, el control de los recursos, que de acuerdo a las amenazas, solo se usarán en aquellos sitios de probada fidelidad y con los líderes que manifiesten su genuflexión ante el régimen, cuyo objetivo es sumar más peso a su lista de "funcionales" una forma avanzar que le ha dado excelentes resultados, sobre todo en Santa Cruz, una de las pocas regiones donde el MAS sigue ganando espacios.
Si el oficialismo tiene sus vicios, los opositores no son de otro planeta y naturalmente obedecen a la misma línea de la política criolla. Todos los líderes que ganaron ayer quieren ser presidentes y todos tienen muy clara la meta de todo dirigente boliviano: conseguir cuotas de poder y utilizar el clientelismo (llámese repartija de pegas) como método de supervivencia. Es por eso que no hay partidos políticos, no hay estructuras, ni ideologías, liderazgos duraderos ni procesos que vayan más allá de uno o dos periodos constitucionales.
Si el presidente cumple con su amenaza y que nadie duda que lo intentará, no faltará quien rompa las filas por las migajas que el centralismo pueda ofrecerle y de esa manera, en poco tiempo, la voluntad popular expresada en las urnas hace dos días quedará en el olvido. No vamos a exigirles a los opositores lo imposible, es decir, que construyan un frente común capaz de edificar una alternativa, pero al menos podrían trabajar en función a unos consensos que incluyan la defensa de la democracia, el rechazo a la ilegalidad y los abusos y el rescate de la autonomía que se ha expresado en el sufragio de los bolivianos. Al menos podrían generar fuerza para que de una vez por todas se produzca el Pacto Fiscal.

Fallas estructurales en el sistema electoral

Cuando la misión de observadores de la OEA concluye que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) adolece de fallas estructurales, en realidad debería analizar el estado de la democracia boliviana que también enfrenta problemas fundamentales, que cada día ayudan a configurar una autocracia en el país, por no decir una dictadura.
Los veedores han quedado azorados por la inhabilitación de 228 candidatos en el Beni, nueve días antes de las elecciones subnacionales celebradas el pasado domingo, hecho que generó un estado de zozobra y confusión en la población beniana, que estuvo expuesta a actos de violencia y desorden. Afortunadamente, los únicos que asumen un comportamiento armonioso y decente en Bolivia siguen siendo los ciudadanos.
El Tribunal Electoral tomó la temeraria decisión en el Beni, porque sus miembros saben que sus acciones no tienen ningún tipo de consecuencia legal, porque lo más importante en este país es el respaldo político que garantiza la impunidad, sin importar la gravedad de las acciones.
Obviamente existe una ley que autoriza semejante atentado contra la democracia y no solo es inconstitucional, sino que es producto de la peor manipulación que se haya cometido contra la Carta Magna y el Estado de Derecho en Bolivia, donde se trastocó el sistema de correlación de fuerzas para permitir el “imperio de los dos tercios” que da vía libre a la aprobación de cualquier tipo de ley y que además puso al presidente por encima de todos los poderes del Estado, con capacidad para cambiar, nombrar, imponer y decidir en toda las instancias judiciales, legislativas y electorales, por supuesto.
Los observadores han hecho muchas críticas, como la expulsión de un plumazo de una de las vocales por una supuesta parcialidad con un candidato, medida que se tomó para tratar de disimular la torpeza de la inhabilitación en el Beni, porque todos sabemos desde hace mucho que tanto leyes como autoridades electorales juegan a favor del oficialismo, transgrediendo a cada paso las normas más elementales del juego limpio. Y todo esto seguirá ocurriendo porque tanto las normas específicas como la Constitución alientan el abuso y los atropellos, los mismos que han sido tolerados y también alentados por organismos internacionales como la OEA. Vaya engendro que ahora tratan de desconocer.

El ministro del chaleco y el "país chaleco"

Pocas veces se ha visto en nuestro país una reacción tan contundente como la que se observó con el exministro de Defensa, Jorge Ledezma, quien quiso “avivarse” con los chilenos y salió trasquilado. Una metida de pata, una chacota, viveza criolla, no importa cómo se lo llame, pero el hecho de tratar de aprovechar un supuesto gesto de solidaridad para fines políticos es producto de un estilo que se ha impuesto en Bolivia, donde todo vale, todos le meten nomás, no importan las leyes ni las formas con tal de ganar y pisotear a los demás. Falta saber si lo del ministro destituido fue una simple iniciativa personal, pero lo cierto es que su actitud ha merecido el reproche internacional, pues afortunadamente en el mundo en que vivimos, que tiene muchos defectos, todavía importan las leyes y la decencia. El Gobierno boliviano, que lleva adelante una justa demanda frente a Chile ante los tribunales de La Haya, no tuvo más remedio que sustituir al “ministro chaleco” y pedir disculpas por un desafortunado evento que no le hace nada bien a la causa marítima nacional. Ojalá esta experiencia nos sirva para no seguir “haciendo chaleco” la democracia boliviana.