miércoles, 19 de febrero de 2014

La dignidad y los excedentes de gas

Una de las páginas más negras de la Capitalización fue la venta de una parte de YPFB a la petrolera norteamericana Enron, tristemente célebre por su cultura de corrupción que la llevó a la quiebra. En Bolivia una de las matufias más conocidas de la Enron fue la construcción del gasoducto a Cuiabá, violando todas las normas ambientales que causaron graves daños al bosque seco chiquitano. La obra se hizo en tiempo récord pues el objetivo era abastecer con urgencia a una planta termoeléctrica en el Mato Grosso donde tenía intereses la compañía estadounidense. Para ello  se tendió un ramal lateral del gasoducto Santa Cruz-Puerto Suárez, posibilidad que se le ha negado a ciudades como San Ignacio y otras zonas de la Chiquitania, a empresas importante de la zona que necesitan el energético y por qué no mencionarlo, al gigantesco del Mutún que fue aplazado por falta de gas. Cuando todo indicaba que después de mucho esperar le había llegado el turno a una de las cementeras que viene esperando hace años, el Gobierno recibe una solicitud de Cuiabá para abastecerla con gas. Esa provisión fue suspendida hace años, un poco por dignidad y otro poco porque no había excedentes. A estas alturas ya no se puede hablar de dignidad y de excedentes de gas, solo si usted no es boliviano.

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