viernes, 30 de diciembre de 2011

'Let it be', dear Félix

Uno de los personajes más folclóricos de este Gobierno se dejó pillar el miércoles vistiendo una polera negra, al mejor estilo de los rockeros, con el título de una canción de la famosa banda inglesa “The Beatles” en el pecho: “Let it be” (Déjalo ser). El hombre en cuestión es nada menos que Félix Cárdenas, viceministro de Descolonización, enemigo número uno de la literatura nacional, de los mestizos y recientemente declarado contrario del voto universal, porque considera que la democracia es un invento de los occidentales. Cárdenas ha llamado la atención hace unos días por sus críticas a la Navidad, fiesta calificada por él como extraña a los pueblos originarios que dice defender. Cárdenas fue motivo de una gran cantidad de comentarios y burlas a través de las redes sociales y su atuendo también fue titular de una noticia que circuló por los medios electrónicos. La “Descolonización” es una dimensión que nadie ha terminado de interpretar en el país, ni siquiera el principal responsable de ejecutarla. Si dejara de mirarse tanto el ombligo y pusiera más atención a lo que dice su polera, unos centímetros más arriba, tal vez nuestro querido Félix deje a un lado tanta “pavada” en la que está metido.

Indigenismo recargado

Al mejor estilo de los indios pieles rojas de las viejas películas del oeste, el vicepresidente García Linera les pidió a los indígenas y campesinos bolivianos que cuiden al presidente Morales, porque si no, volverá el cara pálida (kara) a gobernar otros 500 años en Bolivia.

Quién podría pensar que este discurso llega apenas unos días después de que el presidente Morales les dijo a los dirigentes de los pueblos originarios, que las autonomías indígenas no sirven para nada y que el Gobierno central podrá arremeter cada vez que quiera explotar los recursos naturales que supuestamente les pertenecen a esas etnias, según lo establece la Constitución Política del Estado.

García Linera tiene la osadía de lanzar ese discurso después de la salvajada que cometió el Gobierno “indigenista” contra los marchistas del Tipnis, sin duda alguna, una de las peores humillaciones que se hayan cometido en Bolivia contra los pueblos nativos en 186 años de vida republicana. Suena menos creíble todavía, cuando justamente hoy el oficialismo promueve una marcha, con el apoyo de helicópteros y todo, para retomar el proyecto de construcción de la carretera que supondrá la destrucción del hábitat de las que son consideradas “naciones” yuracaré y mojeña.

Las palabras del gran ideólogo gubernamental obedecen a un nuevo intento por retomar el discurso indigenista, cuya falsedad quedó en evidencia este año. El primer objetivo, por supuesto, es tratar de reinyectar en el indígena los sentimientos de odio y rencor hacia el “hombre blanco” y por otro lado, rediseñar una nueva estrategia política sobre la base del “etnicismo”, que en definitiva, no es otra cosa que racismo en la expresión más espuria del término, lo que equipara a este régimen con todos aquellos sistemas que utilizaron el odio racial como forma de imponer una hegemonía de procedimientos y fines totalmente oscuros.

La nueva táctica ha mostrado sus primeros tentáculos a través de una extravagante propuesta surgida recientemente a propósito del Censo que posiblemente se lleve a cabo en el próximo año. Recordemos que fue a partir de la encuesta censal del 2002, con la famosa pregunta sobre el origen étnico de los habitantes, que el MAS, o mejor dicho sus ideólogos de mente aventurera, establecieron las bases del rebrote indigenista en el país, con un 66 por ciento de población supuestamente originaria y la existencia de 36 naciones nativas reconocidas por la Constitución, con amplios derechos que justamente ahora son desconocidos por el Gobierno.

¿Qué se propone ahora? Resulta que en la lista de preguntas que pretende realizar el Gobierno a través del censo 2012, ya no serán 36, sino 55 las etnias con las cuales el encuestado podrá identificarse, sin la opción, por supuesto, de autocalificarse como mestizo, una categoría que atenta contra la nomenclatura racista gubernamental. Es obvio que no existe tal cantidad de grupos originarios en el país, pero eso qué puede importar cuando el oficialismo ha demostrado tener una gran habilidad para manipular el componente racial y cultural del país, a través de inventos como “yuracaré-mojeño”, los dichosos grupos “interculturales” y otra dimensión que todavía no ha utilizado en toda su amplitud: “indígena-originario-campesino”.

Semejante “dañinera”  tiene el objetivo de introducir el germen de la división dentro de los grupos étnicos del oriente boliviano para terminar de “aymarizar” y “cocalizar” el país, lo que presupone la destrucción del modo de vida y un entorno cuya punta de lanza se encuentra en el parque Isiboro-Sécure.

jueves, 29 de diciembre de 2011

A volar jóvenes

Cada vez veo más jóvenes con los ojos clavados al teléfono celular,
chateando o jugando. Lo hacen en todos lados, en clase, en el cine,
cuando se sientan a la mesa, supuestamente a comer o a conversar.
Pareciera que cualquier cosa que pasa por ese pequeño aparatito es más
importante que todo lo que deberían estar haciendo con cierta dosis de
concentración.

Leo en las noticias sobre tecnología que cada día surge una nueva
“aplicación” para el celular y con toda seguridad no nos alcanzará la
vida para manejarlas todas. En el supuesto caso de que  lográramos el
pleno dominio de todas esas “ñañacas”, ese día nos daremos cuenta de
la cantidad de experiencias, de información y de vivencias que nos
perdimos por tantas horas invertidas en aplicaciones que al final no
vamos a tener el tiempo de utilizar.

Lo de las aplicaciones no es nada nuevo. Los pilotos de los grandes
aviones saben manejar una infinidad de ellas, que están precisamente
instaladas frente a sus ojos en el tablero de comandos. Cientos de
lucecitas, agujas, visores y artefactos, cada uno dedicado a controlar
una parte específica del avión. Un día le preguntaron a un piloto si
observaba cada una de esas “aplicaciones” en todos los vuelos.
Respondió que no, porque es prácticamente imposible y que sólo ponía
atención a aquellas que le mostraban que algo andaba mal, ya sea con
un parpadeo o con algún sonido particular. “Yo me dedico a hacer lo
que sé, que es volar y dejo que los instrumentos hagan su trabajo”,
comentó.

Dejarse controlar por meras herramientas es, sin duda alguna, el peor
error que pueden cometer nuestros jóvenes. Se están perdiendo la
oportunidad de volar, de crear y aplicarse a los asuntos que les van a
asegurar el crecimiento. Lo normal sería usar las herramientas y no al
revés.

A lo mejor

Los bolivianos deberíamos sentirnos contentos por la excelente vacación que se dio el presidente Morales en el Perú. Por primera vez en mucho tiempo se lo ha visto como un ser humano normal, con una familia, distendido, correteando como un chiquillo por las montañas de Machu Picchu, sonriente, con los brazos extendidos como si quisiera abrazar a alguien, en lugar de estar siempre con el dedo índice levantado. En esos días no amenazó a nadie, no se quejó en público y tampoco alentó ninguna señal de división. Todavía resulta mejor que haya sido el pueblo boliviano, a través del Tesoro General de la Nación (TGN), el que le haya pagado parte del paseo presidencial. Cómo no invertir en la felicidad del Primer Mandatario, quien a lo mejor decide portarse agradecido con los que le han costeado las sabrosas comidas y el hotel de 1.500 dólares la noche que disfrutó en el Cusco. A lo mejor sabe que ese dinerito salió de los bolsillos de los bolivianos que cumplen con el pago sus impuestos y que producen legalmente, porque los otros, los que tanto dicen apoyarlo, no contribuyen al TGN, ni siquiera los cocaleros que se niegan a tributar, pese a que les va tan bien. Decíamos que a lo mejor esta vacación le sirve al presidente, al menos para darse cuenta del placer que pueden brindarle los otros bolivianos a los que tanto detesta.

Pobreza y desigualdad

El Gobierno del MAS quiere inventarlo todo, hasta una nueva forma de medir la pobreza y con eso deja satisfechos a algunos organismos internacionales que siempre se han fijado en los datos macroeconómicos y nunca se han detenido a mirar cómo es que realmente vive la gente en Bolivia.

La ecuación es muy simple. Se trata de dividir el total de los ingresos del país (que han aumentado muchísimo sin duda alguna) entre todos los bolivianos y el resultado, obviamente, es una reducción del número de pobres y de aquellos que viven en el umbral de la indigencia. Según los datos oficiales el nivel de pobreza ha bajado en un 8,4 por ciento entre el 2002 y el 2009 y la extrema pobreza ha caído en un 5,9 por ciento. El presidente ha informado sobre la base de estos datos, que hay por lo menos un millón de bolivianos que han pasado de la pobreza a la clase media ¿cómo lo logró? Pues haciendo la mezcolanza de números en la que los porcentajes que resultan de la división no permiten ver las particularidades y sobre todo, esconden una gran mentira.

Afortunadamente todavía hay quienes están dispuestos a enfrentar la verdad en Bolivia y la peor de todas, por desgracia, se llama desigualad, no solo en términos de ingreso, sino también en la distribución de la tierra, en educación, en la calidad del salario y otros aspectos que se mantienen en los niveles históricos.

La pobreza no se mide con encuestas y mucho menos con simples ecuaciones, sino mediante un censo que analice la situación de cada uno de los hogares bolivianos, su acceso a los servicios básicos, la calidad de la vivienda, el nivel de educación, situaciones como el hacinamiento y también los ingresos. Todos estos detalles han sido analizados recientemente por la Fundación Konrad Adenauer (KAS), cuyas conclusiones rebaten por completo el informe de la CEPAL, que no hizo más que llenar de elogios al Gobierno por todo el cuento de los “ingresos medios”, el supuesto cumplimiento de las Metas del Milenio y la presunta reducción de la pobreza.

Para la KAS, el problema de la desigualdad es central en el país, porque no solo refleja la existencia de grandes bolsones de pobreza, sino que muestra que la lucha para reducirla es muy lenta, hecho que va profundizando los abismos entre dos clases de bolivianos, los que van superando paulatinamente sus problemas y los que van agudizando también sus dificultades y ampliando sus postergaciones. El resultado de este cuadro perverso es naturalmente un caldo de cultivo para el malestar social que sigue amenazando la estabilidad política en Bolivia. Prueba de ello es que, pese a que supuestamente estamos en un periodo en el que se están comenzando a saldar las deudas sociales, el nivel de conflictividad en el país no ha bajado y en todo caso, tiende a aumentar.

El Gobierno está obnubilado con la danza de cifras sobre exportaciones, récord en reservas e ingresos públicos. Eso forma parte del cuadro macroeconómico que le ha tocado administrar al MAS en este periodo de bonanza y que refleja en todo caso, el lado más débil de este régimen, pues con tantos recursos disponibles no ha sido capaz de conseguir que los bolivianos, nos referimos a los más necesitados, den un paso significativo en su calidad de vida.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Nuestros 'Inteligentes'

Estos servicios de inteligencia bolivianos sí que son medios raros. El sábado pasado arrestaron en el aeropuerto Viru Viru al ex militar argentino Luis Baraldini, acusado de por lo menos 300 secuestros y actos de tortura durante el periodo de dictadura 1976-1983 en su país. Ni bien lo tuvieron en sus manos lo expulsaron del país por portación de documentación falsa y una vez en territorio argentino, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, aseguró que Baraldini estuvo involucrado en el supuesto intento de asesinato del presidente Morales en el 2009. Si  fuera cierto lo que dice la funcionaria argentina ¿por qué lo entregaron? ¿No debieron interrogar al prisionero sobre un delito tan fuerte como tentativa de magnicidio? A no ser que Garré esté mejor informada que nuestros queridos sabuesos o su afirmación sea parte de un libreto que le pasaron en el Ministerio de Gobierno de Bolivia a manera de devolución de gentilezas. Por lo menos Baraldini vive para contarla. Los “inteligentes” dejaron a Eduardo Rózsa como colador, pese a que dejarlo vivo hubiera sido clave para que explique toda la trama del terrorismo, separatismo y magnicidio que el Gobierno todavía no terminar de armar.

Espantosa informalidad

Ningún otro factor atenta con mayor ímpetu contra el Estado boliviano que la informalidad, pariente cercana de la ilegalidad, del contrabando, de la marginalidad y de tantos otros males que encaminan al país hacia su desintegración como entidad de derecho. Y lo paradójico es que, cuando el “proceso de cambio” supuestamente pretendía consolidar un “Estado Integral”, concebido para sentar presencia en todos ámbitos del país y en todos los rincones del territorio nacional, la verdadera construcción del régimen de Evo Morales ha sido una espantosa informalidad que acaba de alcanzar el 80 por ciento del total de la economía boliviana, con un crecimiento del 15 por ciento en la gestión 2011 respecto del año anterior.    

Este dato muestra que los bolivianos son más enemigos que antes de pagar impuestos, que hay mayor cantidad de personas sin beneficios sociales como la cobertura de salud y el derecho a una jubilación; es una prueba clara de que hay mayor contrabando, más gente trabajando en condiciones inseguras e insalubres, produciendo alimentos sin control sanitario o diferentes artículos que no han sido inspeccionados por una autoridad competente. La informalidad es un obstáculo para el crecimiento, porque limita las exportaciones, frena el acceso al crédito y limita la competitividad. 

La informalidad debilita al Estado. Si son cada vez menos las actividades económicas que tributan y contribuyen al erario público, es cada vez menor la capacidad para invertir en obras públicas, en escuelas, hospitales y carreteras. La evasión en Bolivia no inhibe a muchos sectores a exigirle (vía bloqueo y otras formas de protesta) respuestas a un Gobierno que se ha dedicado a promover la informalidad. No sería extraño entonces, que ese crecimiento del 15 por ciento sea el resultado del hastío del otro sector de la población que siente el peso de esa ecuación perversa que ha sido alentada desde el populismo, que se declaró enemigo de las empresas y de la producción legalmente establecida, a la que cada día acosa con toda clase de cargas laborales e impositivas. 

El peor afectado por la informalidad, sin embargo, es el trabajador. Miles de empleos perdidos por culpa del comercio ilegal de la ropa usada. La falsa guerra hacia el contrabando ha acabado con una gran cantidad de empresas pequeñas y grandes que han perdido competitividad y también sus mercados. Cuando la producción y las empresas son informales, el empleo es precario, no goza de un mínimo de seguridad ni estabilidad. El salario es ínfimo y eso genera, otra vez, una sobrecarga para el Estado.

No es casualidad que el porcentaje de la precariedad del empleo y el que corresponde a la informalidad sean casi idénticos. Según el CEDLA, el 85 por ciento de las personas en Bolivia tienen trabajos eventuales, a contrato, plazo fijo y otras formas de contratación que no garantizan la continuidad laboral. En otras palabras, la mayoría vive “al día”, sin posibilidades de proyectar su futuro y el de su familia, pues los ingresos que generan están por debajo de los valores de la canasta familiar. 

No hay duda de que el presidente Morales, como líder de uno de los sectores de la informalidad e ilegalidad que más ha crecido en los últimos años, se ha convertido en el acicate para que prolifere y se extienda este grave problema que amenaza no solo a su Gobierno sino también a la existencia del propio país.

martes, 27 de diciembre de 2011

Los golazos de Ollanta

El presidente Morales ha disfrutado de lo lindo en el Perú. Recibimiento con honores, huésped ilustre, hotel de 1.500 dólares la noche, turismo de primera y de yapa, una goleada de antología durante un partido de fútbol en el que su colega Ollanta Humala le permitió a Evo hacer todas las jugadas que quiso. Solo faltó un “honoris causa” para terminar de lustrar el interminable ego del mandatario boliviano. Ollanta Humala se portó como el mejor anfitrión y ambos presidentes han firmado una nutrida agenda de integración que incluye por supuesto, el tema marítimo, sobre el cual, el jefe de Estado peruano lanzó fuertes expresiones de apoyo a Bolivia que inmediatamente causaron malestar en Chile. La visita de Evo Morales a Perú se produce en el marco de la nueva estrategia marítima que propone llevar el tema a los tribunales de La Haya. Perú se presta a la jugada porque también existen temas pendientes con Chile y sobre todo, porque entre ambos países siempre se han disputado el liderazgo sobre Bolivia. En este momento, la pelota está en el terreno peruano y los golazos que valen los ha hecho Perú, que tradicionalmente ha sido un obstáculo para que Bolivia acceda al Pacífico.

El 2012 que nos espera

Las encuestas siguen mostrando el proceso de deterioro de la imagen del presidente Morales, quien comienza a mostrar señales de desesperación para recuperar la credibilidad que se le esfumó en el año que termina. Un sondeo publicado recientemente muestra cómo su popularidad ha caído a la mitad en los últimos dos años y los pronósticos indican que el deterioro podría acentuarse en la próxima gestión, ya que todas las cartas políticas que pretendía jugar el MAS para el 2012 se le han quemado en la “boca del horno”.

En los primeros días del año que viene, el Estado Plurinacional pondrá en marcha el nuevo aparato judicial surgido de las elecciones del 16 de octubre, en las que los votos nulos y blancos resultaron ganadores. La aureola de cambio y transformación en la administración de justicia con la que el oficialismo pretendía lanzar su reforma, se ha
convertido en un nuevo gesto de manipulación y socavamiento del sistema democrático que la población ha rechazado de manera contundente.

Para el mes de enero, el Gobierno espera contar con una nueva agenda nacional que encamine su administración hacia el futuro, después de un año lleno de tropiezos. Luego del “Anulazo” de octubre y de la derrota que le propiciaron los indígenas del TIPNIS, el presidente Morales intentó disimular el mazazo con la puesta en marcha de una cumbre destinada a elaborar una nueva lista de prioridades, tras considerar que la famosa “Agenda de Octubre” ya se había cumplido. El fracaso de esta iniciativa es por todos conocido y el único saldo en limpio que le pasaron al primer mandatario los sindicatos que se reunieron alrededor suyo fue “más coca” y “más autocracia”, algo en lo que el oficialismo ha demostrado gran eficiencia, pero precisamente son los factores que le han restado el apoyo de la ciudadanía.

Antes de cerrar el año se han producido dos eventos políticos de gran significación. Uno de ellos viene a marcar la tendencia elegida por el MAS para garantizar su continuidad en el poder, único elemento que parece importarle en este momento a los operadores del régimen. El derrocamiento del gobernador del Beni, Ernesto Suárez, ha sido la demostración más clara de que el Gobierno está dispuesto a cumplir sus objetivos al margen de cualquier circunstancia social, económica o política que debería obligar a cualquier administración democrática a reconducir sus pasos. El próximo zarpazo que venga a consolidar el totalitarismo masista podría llegar con la destitución de Rubén Costas en Santa Cruz, una movida que está en agenda desde hace meses.

Y resulta obvio, que con el nuevo Poder Judicial funcionando a pleno y en plena obsecuencia con el régimen oficialista, los mecanismos de persecución política y de limitación de las libertades ciudadanas se van multiplicar. La meta trazada es anular por completo a todos los líderes opositores que tengan la opción de levantar cabeza y que le puedan disputar el liderazgo a Evo Morales para el 2014. En este momento, nueve de esos dirigentes políticos tienen alrededor de 60 procesos judiciales en su contra, una barbaridad que solo se puede entender en dictadura.

La destitución de Suárez en el Beni, ha demostrado también que el MAS está dispuesto a jugar a los pactos políticos a la antigua con tal de salirse con la suya y nadie mejor que los viejos políticos tradicionales para consolidar los contubernios. La gran ventaja es que la ciudadanía sigue esperando el verdadero cambio y eso lo demostró tanto en Sucre como en Quillacollo.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Tanque lleno

Pasará mucho tiempo hasta que la gente deje de asociar la Navidad con el Gasolinazo. Ha sido muy grande el trauma que ocasionó el brutal incremento superior al 70 por ciento que dispuso el Gobierno el año pasado, justo cuando la población abría sus regalos y brindaba por la llegada de un mejor año. Lamentablemente la ciudadanía no tiene razones para quedarse tranquila y dejar de pedir “tanque lleno” en los surtidores, muchos de los cuales, han tenido que experimentar largas filas en los últimos días. Las señales de Gasolinazo son casi las mismas. El presidente Morales no ha hecho más que hablar de los subsidios a los carburantes durante las últimas semanas. Al mismo tiempo ha estado insistiendo en que no habrá incremento y, para colmo de males, el jefazo decide viajar y dejar al mando al vicepresidente García Linera, una señal que siempre viene acompañada de alguna fatalidad. La última palabra la tendremos en los días que vienen y todavía queda por pasar la fiesta de Año Nuevo, que como se recordará, estuvo llena de sobresaltos en la gestión pasada.

sábado, 24 de diciembre de 2011

¿Leones o tejones?

Los cruceños nos creímos el cuento de los leones, pero es más probable que seamos unos tejones. El tejón es un bicho muy bravo que defiende rabiosamente su madriguera cuando se siente amenazado por algún depredador. En esos casos, hasta los animales más grandes como los pumas y los jaguares suelen alejarse y desisten de hacerse problemas con un contrincante tan agresivo. El león es el rey de la selva. Está en la cima de la cadena alimenticia y siempre anda buscando expandir sus dominios. El hecho de que Rubén Costas sea el último de los gobernadores opositores en mantenerse en su cargo (quien sabe hasta cuándo) es una prueba de que hemos sido muy eficientes defendiendo nuestro espacio, pero a la hora de hablar del liderazgo que Santa Cruz está llamado naturalmente a ejercer en Bolivia, nos hemos quedado en el simple “carajazo”. Precisamente esa fue la crítica que le hicieron el pasado miércoles en el Comité Cívico. Cuando era la hora de expandir y promover la autonomía en todo el país, la dirigencia local se quedó encuevada como un pobre tejón, neurótico por el temor a que en cualquier momento, el verdadero león le dé el zarpazo final.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Probando se tiñe

El presidente Morales no se cansa de machacar con su discurso “progasolinazo”. Pese a que insistentemente repite que no habrá otro incremento como el que intentó aplicar el año pasado, por otro lado habla e insiste que se deben eliminar los subsidios a los carburantes, lo que automáticamente hace cundir en la población el temor al aumento. Cómo será de tozudo el jefazo, que hasta ha llegado a sacar de la manga, una supuesta encuesta  de opinión que supuestamente dice que el 52 por ciento de la ciudadanía boliviana está de acuerdo con el aumento de los precios de la gasolina y el diesel. Eso suena más increíble que las lluvias de abajo hacia arriba. Resulta que en el país donde la “rebajita” es un patrimonio nacional y donde todo el mundo lo quiere todo “baratito”, se produce un clamor popular por un incremento. Ha dicho que el dinero del subsidio se podría usar para aumentar los bonos. Qué espera entonces. Si es así, el primer mandatario no debería perder el tiempo y decretar de una vez el Gasolinazo II. “Probando se tiñe”, decía un viejo tintorero que tuvo que cerrar su boliche por la gran cantidad de trajes que convirtió en pijama.

Mar para Bolivia: ¿último intento?

El Gobierno del Estado Plurinacional parece decidido a realizar el último intento de la historia por recuperar el acceso soberano al océano Pacífico perdido en la guerra de 1879.

En 1904, Bolivia cedió voluntariamente mediante un tratado, el territorio que le fue arrebatado con las armas. Desde aquella vez ha realizado muchos intentos por llegar a un acuerdo con Chile para recuperar la cualidad marítima. Pese a que las élites gobernantes bolivianas nunca mantuvieron una política clara y definida al respecto, los chilenos jamás han pronunciado la última palabra en el diferendo marítimo ya que la comunidad internacional siempre ha sido favorable a un entendimiento entre ambos países, que favorezca por supuesto a la nación cuyo territorio fue mutilado como consecuencia de una guerra injusta.

En los primeros cinco años del Gobierno de Evo Morales se hizo un gran esfuerzo por avanzar en el diálogo y todo parecía indicar que se llegaría a un acuerdo. Chile nunca ha sido favorable a devolverle la soberanía del Litoral a Bolivia, pero aún así comenzaba a gestarse un consenso sobre la necesidad de darle una satisfacción a los bolivianos.

Durante todo el periodo señalado, el mundo fue testigo de un proceso de “construcción de confianzas” entre bolivianos y chilenos y cuando las circunstancias anticipaban la llegada de un acuerdo final, el presidente Morales pateó el tablero de las negociaciones, se interrumpió el diálogo y denunció públicamente que durante casi un lustro había sido engañado por la diplomacia chilena. El acercamiento logrado se derrumbó y retornó la hostilidad que ha caracterizado a la relación de Bolivia y Chile.

El cambio de rumbo y el rompimiento unilateral del diálogo que propició el presidente Morales, coincidió con el inicio de un periodo de crisis política de su Gobierno que no ha hecho más que acentuarse a lo largo del año que termina. Volvió a encenderse el tradicional discurso “antichileno” propio de muchos regímenes bolivianos que desde 1879 han usado este recurso como maniobra para tratar de cohesionar a la población en momentos de inestabilidad y para esconder las señales de debilidad.

La conducta de Gobierno del MAS, como en todas las cosas que hace, ha comenzado a transitar por rutas de un marcado radicalismo en el tema marítimo. Después de aquel discurso desafiante del 23 de marzo, el primer mandatario decidió crear una repartición gubernamental con la misión de definir una estrategia jurídico-diplomática para encarar el tema marítimo. En las primeras escaramuzas no le fue nada bien a Bolivia y eso se vio claramente en la asamblea de la OEA de El Salvador y en sucesivas citas internacionales, donde la demanda boliviana ha sido prácticamente ignorada.

Pero cuando todo parecía indicar que el gobierno boliviano había retrocedido en su intento de llevar a Chile a los estrados judiciales internacionales, el presidente ha vuelto insistir en su estrategia anunciada hace ocho meses. Esta vez, el Gobierno parece decidido a todo y antes de cerrar la gestión más complicada desde que Evo Morales llegó al poder, ha anunciado la contratación de expertos juristas argentinos y españoles para llevar el diferendo marítimo a La Haya.

La movida es muy arriesgada. De darse un fallo, este podría ser definitivo y es obvio que dentro de las posibilidades –y son muy grandes-, existe el riesgo de que Chile salga favorecido, pues tiene a su favor la vigencia de un tratado que fue firmado por el Estado boliviano. Evo Morales, quien alguna vez soñó con convertirse en el presidente que le devolvería el mar a los bolivianos, podría pasar a la historia como el que sepultó para siempre este anhelo.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Un mensaje incómodo


No tengo nada en contra de ese gordo bonachón de risa fingida. Papa
Noel es simplemente un invento de la sociedad como muchos otros
bufones que surgen para distraernos de la realidad con ruidos de
campanas, espejitos y lucecitas de colores.

Papa Noel es, sin embargo, una de las creaciones más dañinas, pues ha
sido el que ha secuestrado uno de los acontecimientos más importantes
de la historia. Con qué facilidad le hemos entregado a ese payaso, el
protagonismo de la Navidad, que nos recuerda cada año el hecho que le
permitió al mundo dar un paso gigantesco hacia los valores más
preciados y las más grandes utopías de la humanidad.


Jesucristo nació en la incomodidad. A los pocos días de nacido
intentaron asesinarlo y precisamente porque comenzó a estorbarles a
“los buenos” de aquella época, terminaron matándolo. Cada año la
Navidad es una oportunidad para que Dios vuelva a nacer en este
planeta lleno de distracciones, pero ya no son Pilatos, Judas o Caifás
los verdugos, sino nosotros mismos, al ceder un espacio tan importante
a un personaje que bien podría ocupar algún carro alegórico durante
Carnaval.

La culpa de todo la tiene nuestra enfermiza tendencia hacia las
figuras, líderes y mensajes neutros, que no exigen nada, que no
incomodan y que no cuestionan. En la escuela, en el trabajo y hasta en
la casa misma, los más populares son los “buena gente”, los “buena
onda”, como Papa Noel que no falla con los regalos sin importar las
circunstancias. En la política pasa lo mismo. Queremos regalones.
Tipos que ofrecen todo a cambio de votos y aplausos, pero que al final
terminar por traicionar aquellos valores y principios que justamente
tomaron prestados para camuflar sus oscuras intenciones. Si este
mensaje no le incomoda, de todas formas, Feliz Navidad.

Cuando los leones se atreven

“¿Será que se atreven?”. Esta es la pregunta que ha estado flotando en
el aire durante la última semana y todo el mundo se la hace en
relación al Gobernador Rubén Costas y la posibilidad de que lo metan
preso con intenciones de destituirlo del cargo para poner a una
marioneta como han hecho en el Beni. La misma pregunta estuvieron
haciéndosela los tarijeños y luego los benianos y ahí está: Cossío
tuvo que huir y Ernesto Suárez derrocado y a un paso de la cárcel,
como se encuentra Costas, quien alguna vez se comparó con un león
rugiente. Ayer precisamente, Ernesto Suárez tenía que presentarse ante
un juez y estaba cantado que lo iban a mandar a una celda, después de
varios meses de cumplir arresto domiciliario. Luego de un prolongado
letargo de los leones, pumas y gatos monteses, el ambiente se puso
caldeado en Trinidad. El martes se produjo una multitudinaria marcha
de apoyo y desde Santa Cruz, muchos de los achicopalados líderes
regionales salieron de su modorra y se trasladaron a la capital
beniana. Apenas estas demostraciones de fuerza fueron suficientes para
que el juez decida suspender la audiencia hasta el 17 de febrero.

La Capitalización está de vuelta

Cinco años después aquella fantochada llamada “Nacionalización”, con pancartas, militares tomando las instalaciones petroleras y funcionarios ataviados de cascos con el emblema de YPFB, ha sido precisamente el presidente de la petrolera estatal, Carlos Villegas, el encargado de entregar el sable y la carta de capitulación, en un acto en el que se les ha ofrecido el oro y el moro a las petroleras, con tal de que vuelva a invertir en Bolivia.

Villegas acaba de presentar un plan de inversiones para la década 2011-2020, que supone una inversión de más de 1.800 millones de dólares en el rubro de la exploración. En realidad, esa es una cifra que el país viene necesitando desde hace mucho y justamente porque ese dinero fue ahuyentado por el Gobierno del MAS es que la producción hidrocarburífera cayó en Bolivia, obligándonos a importar gasolina, más diesel y GLP.

El Gobierno se ha convencido que la plata no llega con amenazas ni con presiones a las petroleras, empresas que tampoco saben de apegos personales, colores políticos ni poses patrioteras. En su plan, YPFB les ha prometido a las compañías extranjeras, devolverles su inversión en caso de que encuentren grandes reservorios y, cuando se acumule una deuda con las empresas, el monto sería actualizado de acuerdo al porcentaje de inflación de Estados Unidos.

Pero aún hay más. Los expertos en hidrocarburos aseguran que el Gobierno les habría prometido a las petroleras la posibilidad de pagarles el barril de petróleo al precio internacional, a través de la creación de un fondo estatal de mil millones de dólares. Esta sería la alternativa de las autoridades, ante el fallido intento de decretar un nuevo gasolinazo.

La tercera ventaja hacia las petroleras ya estaría en marcha, lo que explica en parte, el reciente aumento de la actividad. Según calculan los entendidos en hidrocarburos, las compañías ya no están pagando el 82 por ciento en impuestos, como lo estipulaban los contratos que el régimen del MAS obligó a las petroleras a firmar, sino una cifra cercana al 50 por ciento. 

El último ofrecimiento gubernamental pasa por la eliminación de una “barrera” que el “proceso de cambio” creó para las petroleras y para todo proyecto de explotación de los recursos naturales. El Gobierno les ha dicho a las transnacionales que los indígenas ya no serán un estorbo cuando ellas quieran intervenir en los territorios de los pueblos originarios y a éstos les ha pedido expresamente que dejen de chantajear a las empresas con exigencias que no se pueden cumplir y que frenan el progreso del país. Esas son palabras que reiteradamente ha usado el presidente Morales y que viene repitiendo también el presidente de YPFB.

No hay duda que todas estas políticas constituyen un nuevo proceso de capitalización que podría acontecer precisamente durante un Gobierno que se hace llamar socialista. Gonzalo Sánchez de Lozada consiguió, mediante este mecanismo, una lluvia de capitales nunca vista en el sector, en el que ya se habían producido dos nacionalizaciones. Costó muchísimo recuperar la credibilidad, crear el ambiente que le ofrezca las garantías a los inversionistas. Evo Morales se encargó de destruir todo lo que se había logrado en una década de trabajo. Veremos qué capacidad de convencimiento tiene.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Rituales de un verdugo

Cada ejecución viene precedida de rezos y clamores a Dios por el alma
del condenado. El verdugo es precisamente el que preside los
responsos, como una forma de librarse de la carga que supone bajar la
palanca de la silla eléctrica o dejar caer la guillotina. En la Edad
Media los verdugos eran sometidos a procesos de purificación previa,
pues se suponía que ellos eran el instrumento de la “justicia” divina.
En esas parece andar el presidente Morales, dotado en los últimos días
de un “espíritu navideño” nunca visto en él. Hasta contrató a un
famoso y nada módico decorador para que elabore un arreglo en el
Palacio Quemado, con arbolito, luces y bolitas de colores. El domingo,
en la Plaza Murillo, festejó con varios niños y fuegos artificiales el
acercamiento de la Nochebuena. En la ocasión, textualmente dijo que la
“Navidad es un símbolo de amistad, de paz y solidaridad”, palabras que
sonaron a burla, mientras su régimen derrocaba en el Beni al
gobernador Ernesto Suárez y uno de sus esbirros, completaba una
armadilla contra la principal autoridad departamental de Santa Cruz,
Rubén Costas. Cualquiera que lo escuche jamás se imaginaría que el
jefazo está por aniquilar a la democracia.

Ruta infalible hacia la dictadura

A Evo Morales se le han caído todos los disfraces. Ya no puede asumir más la pose indigenista que le vendió al mundo y obviamente, con esta careta también se fue la de defensor de la madre tierra y la naturaleza. Muy pocos  conflictos en Bolivia han alcanzado la repercusión mundial que tuvo la disputa por el Tipnis y naturalmente,  la derrota del Gobierno hizo estragos en aquella engañifa.

Evo Morales ya no es más “el pobre dirigente cocalero que defendía los derechos de un sector de la población a subsistir con el cultivo de una ‘hoja sagrada’, ante la inexistencia de otras oportunidades de supervivencia”. Para todo el mundo ha quedado claro que el presidente boliviano ha promovido una irracional expansión de los cocales en Bolivia, cuyo resultado ha sido un monstruoso crecimiento de la producción y exportación de cocaína, con la concurrencia de peligrosos cárteles  colombianos y mexicanos que se han afincado en el territorio nacional. Ya todos saben que la expulsión de la DEA fue solo un mecanismo destinado a favorecer esta expansión y el hecho de que por primera vez en el mundo, un zar antidrogas haya caído preso por tráfico de drogas, habla con toda claridad del grado de implicación del régimen del MAS con el narcotráfico.

El otro disfraz que se cayó fue el de “demócrata”. El último intento que hizo el Gobierno por hacer un ademán democrático fue con la dichosa “cumbre social”, pero no hay duda que el MAS no sabe nada de esto, no sabe dialogar, no sospecha lo que significa construir consensos y hace mucho que ha mandado al diablo al pluralismo.

Afortunadamente no será nada fácil para el presidente Morales arremeter contra la democracia, porque está presente –aunque sea difuso-, en el espíritu de la ciudadanía y en la vocación de la mayoría de los actores sociales. Prueba de ello es la reciente demostración producida en Sucre y en Quillacollo.

Sin embargo, después de que ha perdido toda su credibilidad y de que su imagen pública ha caído por los suelos, no le queda otro camino más que recurrir a herramientas indispensables para tratar de destruir por completo el sistema democrático y el Estado de derecho.  El Gobierno del MAS no tiene plan. No tiene la gente capaz de conducir una gestión medianamente aceptable, la corrupción es un problema que día a día está carcomiendo las estructuras del “proceso de cambio” y por último, el despilfarro sumado a problemas económicos, anticipan un año aún más duro que el 2011.

La purga que ha iniciado el MAS con el derrocamiento del gobernador del Beni y el acorralamiento de Rubén Costas, quien parece tener los días contados, solo anticipa la puesta en marcha de la estrategia final conducente hacia la imposición de una dictadura, una coraza que, según lo asume el Gobierno, podría servirle para reemplazar los disfraces y seguir adelante con su proyecto político en el que resulta vital continuar en la ruta hacia un narcoestado y otras variantes de la economía ilegal, además claro, del soporte del extractivismo, sector al que jamás le ha incomodado desempeñarse en ambientes político-sociales caóticos.

Uno de los últimos eslabones que le faltan al Gobierno para terminar de consolidar la autocracia en Bolivia es la aniquilación de las libertades ciudadanas, entre ellas, la libertad de expresión, de vital importancia para la vigencia del Estado de Derecho. Hay leyes que se están cocinando en la olla plurinacional, el nuevo poder judicial está listo para actuar. El próximo año será, según estos indicios, el de la consolidación de la quinta fase de la que tanto ha hablado el vicepresidente.