Los periodistas son los perfectos chivos expiatorios del “proceso de cambio”. En los círculos opositores se suele culpar a los comunicadores por haberle dado palestra durante muchos años a Evo Morales cuando era un simple cocalero o luego diputado, hasta convertirlo en presidente de Bolivia. “Ustedes lo hicieron subir”, suelen gritar, apuntando con el dedo índice. Y con el mismo dedo, el presidente Morales no se cansa de señalar a los periodistas como los grandes enemigos de su régimen. Durante los últimos años, los hombres y mujeres de prensa tenido que enfrentar todo tipo de cosas. Humillaciones, atentados, pateaduras y acusaciones de todo tipo. Y parece que la cosa se pone aún más brava, pues en la Cumbre Social han instalado una mesa especial destinada a pensar en la mejor forma de taparles la boca definitivamente a los periodistas. Se los está acusando de ser los culpables de la bajísima popularidad del presidente Morales, que apenas sobrepasa el 30 por ciento, con miras a seguir cayendo. Es curioso que se diga esto cuando es sabido que quedan muy pocos medios en manos privadas, pues la mayoría se pasó a las filas del cambio. ¿Tanto poder tiene el grupito que queda?
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