Pasará mucho tiempo hasta que la gente deje de asociar la Navidad con el Gasolinazo. Ha sido muy grande el trauma que ocasionó el brutal incremento superior al 70 por ciento que dispuso el Gobierno el año pasado, justo cuando la población abría sus regalos y brindaba por la llegada de un mejor año. Lamentablemente la ciudadanía no tiene razones para quedarse tranquila y dejar de pedir “tanque lleno” en los surtidores, muchos de los cuales, han tenido que experimentar largas filas en los últimos días. Las señales de Gasolinazo son casi las mismas. El presidente Morales no ha hecho más que hablar de los subsidios a los carburantes durante las últimas semanas. Al mismo tiempo ha estado insistiendo en que no habrá incremento y, para colmo de males, el jefazo decide viajar y dejar al mando al vicepresidente García Linera, una señal que siempre viene acompañada de alguna fatalidad. La última palabra la tendremos en los días que vienen y todavía queda por pasar la fiesta de Año Nuevo, que como se recordará, estuvo llena de sobresaltos en la gestión pasada.
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