jueves, 29 de diciembre de 2011

A lo mejor

Los bolivianos deberíamos sentirnos contentos por la excelente vacación que se dio el presidente Morales en el Perú. Por primera vez en mucho tiempo se lo ha visto como un ser humano normal, con una familia, distendido, correteando como un chiquillo por las montañas de Machu Picchu, sonriente, con los brazos extendidos como si quisiera abrazar a alguien, en lugar de estar siempre con el dedo índice levantado. En esos días no amenazó a nadie, no se quejó en público y tampoco alentó ninguna señal de división. Todavía resulta mejor que haya sido el pueblo boliviano, a través del Tesoro General de la Nación (TGN), el que le haya pagado parte del paseo presidencial. Cómo no invertir en la felicidad del Primer Mandatario, quien a lo mejor decide portarse agradecido con los que le han costeado las sabrosas comidas y el hotel de 1.500 dólares la noche que disfrutó en el Cusco. A lo mejor sabe que ese dinerito salió de los bolsillos de los bolivianos que cumplen con el pago sus impuestos y que producen legalmente, porque los otros, los que tanto dicen apoyarlo, no contribuyen al TGN, ni siquiera los cocaleros que se niegan a tributar, pese a que les va tan bien. Decíamos que a lo mejor esta vacación le sirve al presidente, al menos para darse cuenta del placer que pueden brindarle los otros bolivianos a los que tanto detesta.

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