miércoles, 29 de febrero de 2012

La JIFE y la política cocalera del MAS

El presidente Morales está preparando un viaje que le conviene no
hacer si quiere evitar otro papelón de proporciones, como el que le
propinó la diplomacia internacional a finales del 2010 en Cancún. El
primer mandatario está haciendo maletas para ir a Viena a defender,
junto con varios de sus compañeros, la coca ilegal que se siembra en
el Chapare y en otros lugares del país y que supuestamente pertenecen
al ámbito sagrado  y cultural de Bolivia.

Evo Morales ha recibido la advertencia correcta y oportuna, nada menos
que del presidente de la Junta de Fiscalización de Estupefacientes de
la ONU (JIFE), organismo que está organizando un foro mundial sobre
las drogas a mediados de marzo y que el gobierno boliviano quiere usar
como palestra para defender la hoja de coca.

Hamid Ghose, quien estuvo de visita en el país el año pasado, ha hecho
público el último informe sobre la situación del narcotráfico en el
mundo y en el que la comunidad internacional ratifica con mucha
claridad que la lucha contra las drogas, que lleva ya más de cien
años, no va ser tirada por la borda y que seguirá como hasta ahora,
pese a que hay voces, algunas muy vehementes y otras que se expresan
entre bambalinas, que sugieren que se debe legalizar el tráfico y el
consumo de estupefacientes.

Bolivia es mencionada más de 20 veces en ese informe. En primer lugar,
para lamentar el hecho de que Gobierno boliviano haya decidido
retirarse de la Convención de Viena por el rechazo a la prohibición
que existe del masticado de la coca. En segundo lugar, para adelantar
que nuestro país no será readmitido “con reservas”, como pretende
hacerlo la diplomacia nacional.  “Si bien la denuncia en sí (sobre la
coca), es técnicamente admisible a tenor de la Convención, va contra
el objeto fundamental y el espíritu de dicho instrumento", subrayó
Hamid Ghodse, quien además, dijo que si la comunidad accediera a la
jugada que busca hacer Bolivia, “la integridad del sistema de
fiscalización internacional de drogas se vería menoscabada y se
pondrían en peligro los logros conseguidos en los últimos 100 años".

En relación a las plantaciones de coca, la JIFE indica que Bolivia es
el único país donde los sembradíos ilegales se han disparado (20%) ya
que en Colombia han bajado en 11 mil hectáreas y en Perú han
experimentado una variación casi insignificante. El organismo expresa
mucha desconfianza sobre la política cocalera de Bolivia, cuando
afirma que tanta defensa de este cultivo puede deberse al incremento
del precio en un 22 por ciento de la coca en los mercados autorizados
y un 37 por ciento en los mercados ilícitos.

La parte más lapidaria para las intenciones del presidente en su viaje
a Viena está en el capítulo 516 del informe, cuando la JIFE pide a la
comunidad internacional aumentar la asistencia a los países de América
del Sur para superar los cultivos ilícitos y advierte con la necesidad
de incrementar los controles sobre la coca ilegal, tarea en la que la
ONU se ha propuesto intervenir. Para la JIFE, no hay duda que el
crecimiento de la coca ilegal en Bolivia, tiene un efecto directo con
la producción de cocaína, cuyo mercado principal se encuentra hoy en
los países del Cono Sur, donde según se indica, la drogadicción ha
aumentado de manera dramática, hecho que repercute en los índices de
criminalidad, que ponen en peligro la cohesión social de algunos
países.

La JIFE y la política cocalera del MAS

El presidente Morales está preparando un viaje que le conviene no
hacer si quiere evitar otro papelón de proporciones, como el que le
propinó la diplomacia internacional a finales del 2010 en Cancún. El
primer mandatario está haciendo maletas para ir a Viena a defender,
junto con varios de sus compañeros, la coca ilegal que se siembra en
el Chapare y en otros lugares del país y que supuestamente pertenecen
al ámbito sagrado  y cultural de Bolivia.

Evo Morales ha recibido la advertencia correcta y oportuna, nada menos
que del presidente de la Junta de Fiscalización de Estupefacientes de
la ONU (JIFE), organismo que está organizando un foro mundial sobre
las drogas a mediados de marzo y que el gobierno boliviano quiere usar
como palestra para defender la hoja de coca.

Hamid Ghose, quien estuvo de visita en el país el año pasado, ha hecho
público el último informe sobre la situación del narcotráfico en el
mundo y en el que la comunidad internacional ratifica con mucha
claridad que la lucha contra las drogas, que lleva ya más de cien
años, no va ser tirada por la borda y que seguirá como hasta ahora,
pese a que hay voces, algunas muy vehementes y otras que se expresan
entre bambalinas, que sugieren que se debe legalizar el tráfico y el
consumo de estupefacientes.

Bolivia es mencionada más de 20 veces en ese informe. En primer lugar,
para lamentar el hecho de que Gobierno boliviano haya decidido
retirarse de la Convención de Viena por el rechazo a la prohibición
que existe del masticado de la coca. En segundo lugar, para adelantar
que nuestro país no será readmitido “con reservas”, como pretende
hacerlo la diplomacia nacional.  “Si bien la denuncia en sí (sobre la
coca), es técnicamente admisible a tenor de la Convención, va contra
el objeto fundamental y el espíritu de dicho instrumento", subrayó
Hamid Ghodse, quien además, dijo que si la comunidad accediera a la
jugada que busca hacer Bolivia, “la integridad del sistema de
fiscalización internacional de drogas se vería menoscabada y se
pondrían en peligro los logros conseguidos en los últimos 100 años".

En relación a las plantaciones de coca, la JIFE indica que Bolivia es
el único país donde los sembradíos ilegales se han disparado (20%) ya
que en Colombia han bajado en 11 mil hectáreas y en Perú han
experimentado una variación casi insignificante. El organismo expresa
mucha desconfianza sobre la política cocalera de Bolivia, cuando
afirma que tanta defensa de este cultivo puede deberse al incremento
del precio en un 22 por ciento de la coca en los mercados autorizados
y un 37 por ciento en los mercados ilícitos.

La parte más lapidaria para las intenciones del presidente en su viaje
a Viena está en el capítulo 516 del informe, cuando la JIFE pide a la
comunidad internacional aumentar la asistencia a los países de América
del Sur para superar los cultivos ilícitos y advierte con la necesidad
de incrementar los controles sobre la coca ilegal, tarea en la que la
ONU se ha propuesto intervenir. Para la JIFE, no hay duda que el
crecimiento de la coca ilegal en Bolivia, tiene un efecto directo con
la producción de cocaína, cuyo mercado principal se encuentra hoy en
los países del Cono Sur, donde según se indica, la drogadicción ha
aumentado de manera dramática, hecho que repercute en los índices de
criminalidad, que ponen en peligro la cohesión social de algunos
países.

Autonomía 'en toco'

Algunos ven que la autonomía se ha estancado, otros creen que marcha para atrás, como el cangrejo, pero lo más probable es que el proceso autonómico que prometió “hacer camino al andar”, esté quedando “en toco”, como esos autos a los que les quitan el motor, las llantas y todos los elementos de valor. Desde hace años, el Gobierno central, que controla más del 85 por ciento de los recursos del país, le viene cercenando los recursos a las gobernaciones y por si fuera poco, recientemente, la gobernación de Santa Cruz accedió a pagar sueldos que le corresponden asumir al Ministerio de Salud. No contentos con eso, los señores del Ministerio de Educación acaban de sumar a su lista de activos un valioso edificio del patrimonio regional que fue entregado, según versiones, para mantener la concordia y por pena de los pobres profesores. La última dañinera centralista es la propuesta de que los municipios y gobernaciones asuman parte del pago del bono a los discapacitados. La Gobernación de Santa Cruz ha sido la primera en manifestar que está dispuesta a hacer un esfuerzo más de austeridad por el centralismo, que supuestamente fue declarado como enemigo el pasado 26 de febrero.

Educación, de mal en peor

El examen de ingreso a la Universidad Gabriel René Moreno es un excelente indicador de la situación en la que se encuentra la educación boliviana, especialmente la de los jóvenes cruceños y la conclusión es que todo va de mal en peor.

En la última prueba realizada hace unos días, menos del 30 por ciento de los 6.300 estudiantes que se postularon para ingresar a las aulas universitarias pudo obtener la nota satisfactoria y el resto, es decir, más de 4.400 chicos, toda una multitud, han obtenido puntuaciones por debajo de 51, sobre un rango de 100 puntos.

Las autoridades dicen estar estupefactas por semejante desempeño, pese a que las estadísticas deberían haberles anticipado el desastre. En los años que la universidad viene tomando examen como requisito de admisión, el porcentaje de aprobados jamás ha pasado del 30 por ciento y ha habido ocasiones en que solo el 13 por ciento ha logrado vencer la prueba. El hecho es que la casa de René Moreno se ha quedado con más de tres mil cupos sin llenar, porque nuestros bachilleres no dan la talla ¿por qué?

Las autoridades universitarias aseguran que cualquier graduado de colegio podría aprobar la Prueba de Suficiencia Académica (PSA) que se exige para el ingreso a una carrera, pues las preguntas –muchas de ellas de elección múltiple o de crucigrama, como se dice vulgarmente-, son formuladas sobre la base de los programas de estudio de la secundaria. Electo Villarroel, responsable de la PSA, dice que, con un mínimo de preparación, todos los bachilleres deberían estar capacitados para sacar la nota máxima. Además, afirma, a cada postulante se le ofrece un banco de preguntas que debería servirles como una orientación segura y aún así fracasan.

Del otro lado están los educadores, los que han formado a esos bachilleres y que critican una supuesta inclinación memorística del examen, cuando en realidad –dicen-, tendrían que haber planteado preguntas de razonamiento. Expertos en educación creen que eso hubiera sido peor, porque desde siempre las aulas escolares han inculcado la memorización y mal podría exigírseles que pongan a prueba la capacidad de analizar si nunca lo han hecho. En todo caso, la PSA se adapta a la manera en que han sido formados los estudiantes.

En medio de este tire y afloje entre los docentes de colegio y los profesores universitarios se quedan miles de estudiantes. ¿Qué hacer con ellos? Muchos seguirán intentando ingresar a una carrera en la universidad pública y otros buscarán opciones en el ámbito privado, donde no exigen examen de ingreso. En ninguno de los casos existen cursos de nivelación o algún grado de adaptación, lo que permite inferir que todos nuestros jóvenes seguirán arrastrando viejos problemas de formación, lo que nos lleva a una segunda pregunta: ¿qué clase de profesionales se están formado en nuestras universidades, ya sea públicas o privadas? Se trata de jóvenes sin hábitos de lectura, que no saben razonar, que no han desarrollado competencias mínimas para encarar problemas concretos y que, por último, no tienen ni siquiera bien clara la noción de lo que implica la educación superior.

Es triste que una educadora con tanta experiencia en la enseñanza en el país, tenga que afirmar que el nivel educativo en Bolivia es cada vez más bajo. Nos gustaría contradecirla, pero los datos son contundentes y más entristecedores todavía.

martes, 28 de febrero de 2012

El apartheid boliviano

En la época del apartheid, en Sudáfrica, abundaban las bromas sobre el abuso de la minoría blanca sobre los negros, que rayaba en el surrealismo. Dicen que cuando un blanco atropellaba a un negro, este era acusado de destrucción de la propiedad privada, por haberle abollado el parachoques. Y encima del juicio, el negro tenía que pagar multa por exceso de velocidad. Peores abusos habrán ocurrido en ese país antes de la llegada de Mandela al poder y en Bolivia no estamos lejos de un oprobio semejante, de continuar como va la dichosa justicia plurinacional. Los ejemplos comienzan a aparecer. Veamos uno: el exlíder del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyo (Conamaq), Rafael Quispe, ha sido convocado por la Fiscalía para responder por el presunto secuestro del canciller David Choquehuanca y que motivó la salvaje represión de los indígenas en Yucumo. La acusación es tentativa de homicidio y lesiones graves. Es sabido que al ministro ni siquiera lo pellizcaron aquella vez y el propio Choquehuanca minimizó la invitación que le hicieron los dirigentes de la Cidob a marchar con ellos.

Bolivia y su libertad económica

El socialismo que trataba de impulsar el Gobierno de Evo Morales trastabilló seriamente por las contradicciones que el mismo régimen se encargó de introducir. El “gasolinazo” no fue más que un intento por generar el ambiente favorable para las inversiones petroleras extranjeras, ante el fracaso del modelo nacionalizador; la carretera que amenaza un parque nacional y hábitat de los pueblos indígenas es el impulso a un modelo abiertamente desarrollista que propone expandir la economía avasalladoramente capitalista de los cocaleros y otros sectores que han expresado su desprecio por el medio ambiente.

El socialismo del MAS ha servido para crear empresas estatales de dudosísima contribución productiva, para alentar el irrespeto a la propiedad privada, para incrementar la economía informal y sobre todo, para exacerbar un discurso hostil hacia la inversión extranjera, con encendidas arengas anticapitalistas, incomprensibles después de escuchar las quejas del presidente por la constante huida de los capitales del país. Tampoco se entiende qué tipo de modelo se quiere construir en Bolivia, cuando se sabe que constantemente se organizan misiones al exterior para tratar de convencer a grandes consorcios internacionales sobre las bondades que ofrece el país para invertir.

Pese a todas esas contradicciones y a pesar también de la actitud complaciente de algunos organismos internacionales que elogian el manejo económico del Gobierno boliviano, el mundo de los negocios sabe exactamente lo que está ocurriendo en el país y la conclusión es que Bolivia no ofrece las garantías mínimas a los capitales. Esto se puede ver claramente en el ranking mundial de libertad económica que difunde anualmente el prestigioso diario norteamericano The Wall Street Journal, un verdadero referente mundial de los que buscan dónde depositar sus billetes. En esa lista, Bolivia ocupa el puesto 146 entre 184 países, con un puntaje de 50,2 sobre 100, que indica a las “economías mayormente controladas”, similares a naciones africanas como Sierra Leona, Malawi o Congo.

Para llegar a esta conclusión, los evaluadores miden varios indicadores, como lucha contra la corrupción, libertad fiscal y libertad monetaria, derechos de propiedad, gasto público, libertad comercial, libertad laboral, libertad de comercio internacional, libertad de inversión y libertad financiera, aspectos en los que Bolivia no muestra avances suficientes. Según el informe, los fundamentos de la libertad económica en el país, “están gravemente obstaculizados por problemas estructurales e institucionales, como un sistema judicial cada vez más vulnerable por la interferencia política, una corrupción frecuente y un débil imperio de la ley”.

A los inversionistas les causa temor el aumento de la presencia del estado en la actividad económica ya sea por las nacionalizaciones o por la competencia desleal y también porque las actividades productivas “están cada vez más lejos del libre mercado y la flexibilidad”. Otro de los grandes problemas que señala el informe es la excesiva dependencia de los hidrocarburos y la ausencia de dinamismo, aspectos que se han acentuado durante los últimos seis años. Por último, señala que el marco regulatorio boliviano está cargado de burocracia y la aplicación de regulaciones no es uniforme.

No hay nada que diga este informe que no se haya señalado con insistencia en estos años. La última advertencia la ha lanzado el presidente del Banco Central, Marcelo Zabalaga. Si Bolivia no se abre a las inversiones, en poco tiempo estará condenado a importar casi todo lo que consume, incluidos los alimentos.

lunes, 27 de febrero de 2012

El perro y los 'inteligentes'

Se podía presumir que en seis años, los servicios de inteligencia del Gobierno hubieran aprendido algo, después de las legendarias metidas de pata, como aquella del joven francotirador que pretendía matar al presidente Morales a dos mil metros de distancia, con una vieja matraca. O aquella vez que el exministro “Calancha” Rada, mostró fotografías de entrenamiento de milicias separatistas y luego de comprobó que eran grandulones jugando a los pistoleros con pelotitas de pintura. Tanto cubano, tanto venezolano de asesor y aún no han aprendido ni siquiera a reconocer a un “infiltrado” en una marcha de protesta. Así le ha sucedido con Antenor Pedriel, a quien apresaron y llevaron ante un juez, acusado de incitador y resulta que había sido el hijo de unos de los 50 o 60 discapacitados que el otro día (según denuncias del vicepresidente) reprimió con saña a más de medio millar de policías. El colmo de la “inteligencia” se ha ensañado contra Tyson, el perro guía de uno de los discapacitados que ha sido retenido por la Policía, acusado de herir a por lo menos 20 uniformados durante los graves disturbios ocasionados por gente en silla de ruedas y otros que apenas podían caminar.

domingo, 26 de febrero de 2012

El Chancho y la fábrica de chorizos

El periodista Gary Áñez definió así el acto de “entreguismo” en el que ha incurrido la Gobernación de Santa Cruz, al obsequiarle al centralismo un valioso edificio que formaba parte del patrimonio departamental. Durante una semana, los dirigentes del magisterio estuvieron presionando a las autoridades regionales, azuzados por la delegación del Ministerio de Educación, que no dijo ni “kiu” por los cinco días de interrupción de las clases en los colegios públicos. Seguramente ese es un precio muy bajo para la nueva humillación que ha tenido que padecer la autonomía, desprecio que parece no importarles a quienes antes rugían como leones y que gritaban a voz en cuello: “no tenemos miedo c…” La Gobernación de Santa Cruz no quería entregar el edificio, no porque esté haciendo resistencia al centralismo, sino porque temía que la devolución derive en un nuevo juicio. Pero precisamente cuando accedió a devolverlo, el director del Seduca y representante del Gobierno central, se presentó ante la Fiscalía para iniciar el decimoctavo proceso penal en contra de Rubén Costas. En otras palabras y como dijo aquel sabio inglés: “optaron por la indignidad por evitar la guerra y ahora tendrán la indignidad y también la guerra”.

Desastres "naturales"

Llamar “desastres naturales” a las consecuencias de la despiadada intervención humana sobre el planeta parece un contrasentido. En realidad, vivimos las consecuencias previsibles que acarrea la destrucción de la naturaleza, cuyas leyes son implacables contra quienes se atribuyen plena potestad para transgredirlas.

Lo que ha ocurrido en las últimas semanas en el país figuraba con lujo de detalles en la agenda de los entendidos en el medio ambiente, el clima y sus cambios, que hay muchos en este Gobierno, muy proclive a los discursos, pero poco afecto a la gestión.

Hace más de una década que se habla del cambio climático y sus efectos. Hemos visto huracanes, tsunamis, ciudades destruidas, foros, agendas, prioridades. Algo debimos haber aprendido con las experiencias ajenas y propias, pues entre El Niño y La Niña, hace más de seis años que Bolivia salta de sequías a periodos de desbordes. Se han creado reparticiones ministeriales, comandos militares para la atención de emergencias, se han establecido mecanismos de reacción inmediata, se han aprobado presupuestos, han capacitado a mucha gente, pero los “desastres naturales” nos siguen pillando en pijamas y lo peor de todo es que ni siquiera hay quien lance el pitazo de alerta o tome la iniciativa para iniciar tareas de rescate, cuando menos.

Lo sucedido al norte del país, donde un pueblo quedó completamente bajo el agua, es el ejemplo más claro de que en Bolivia todavía no hay quién tome las decisiones correctas hacia la prevención y tampoco hacia las acciones de socorro. Es inadmisible que se tenga que demorar casi una semana en llegar con ayuda a los pueblos afectados porque el Gobierno se había fijado como prioridad los festejos de carnaval, cuando el sentido común indicaba estar pendientes de los avatares que nos trae el clima, en un momento en el que todas las luces de alarma debían estar encendidas.

Los “desastres naturales” también nos indican la necesidad de abandonar la liviandad con la que se ha estado encarando el tema ambiental en el país. Los discursos suben de tono, se habla de cambiar el modelo de desarrollo de combatir al capitalismo, pero los niveles de deforestación no han bajado ni un ápice y desde las esferas del poder se estimula la toma de tierras en parques y reservas forestales para convertirlas en cocales y barbechos, candidatos a desiertos. Eso es precisamente lo que va a ocurrir con el Tipnis, uno de los más grandes reservorios de agua del mundo, que actúa como regulador del clima y las lluvias.

Se pensaba que el régimen del MAS, mucho más orientado hacia los asuntos telúricos, iba a dar pasos adelante en la ecología y el cuidado del medio ambiente. Por desgracia, todo eso ha quedado en el discurso y en una mística pachamámica que solo sirve para los rituales y la imaginería plurinacional, de la misma forma que se desvaneció la parafernalia indigenista que parecía integrarse en una simbiosis perfecta para construir una política ejemplar de respeto al ecosistema.

Los problemas del clima ya son una realidad palpable en el mundo y se ensañan con mucho más fuerza en los países pobres como Bolivia, donde no existen los medios, el conocimiento y la estructura institucional para enfrentarlos. La respuesta, sin embargo, no debe ser la inercia, pues  se corre el riesgo de que sucedan más casos como el de Bolpebra, donde la gente está obligada a buscar otro sitio dónde establecerse. Este fenómeno es destructivo y empobrecedor.

sábado, 25 de febrero de 2012

Dime a quien reprimes...

El Gobierno anda en decadencia, no por el trillado asunto de la caída de la popularidad presidencial, que para el caso ya ni les interesa, sino por el nivel de los sectores a los que reprime. Cuando les daba duro a los “oligarcas” del oriente se lo veía fuerte, justiciero, magnánimo. Luego vinieron los cochabambinos y también les llegó a los sucrenses; más tarde a los pandinos y todavía se miraba al oficialismo como a David que se enfrenta a Goliat y lo derrota con justicia. Pero las cosas han ido cambiando y eso comenzó a notarse cuando envió a la Policía a reprimir con furia las protestas de Caranavi, donde además de palo, hubo dos muertos, víctimas que también se produjeron en Yapacaní no hace mucho, donde la represión fue ejercida contra los propios militantes del MAS. El bajón más grande del nivel represivo del Estado Plurinacional se produjo el 25 de septiembre del año pasado en Yucumo, contra los indígenas del Tipnis y el pasado jueves se ensañó contra un sector más débil aún, aunque el vicepresidente ha aclarado que en realidad los reprimidos fueron los policías, no los discapacitados. En Cuba, la dictadura anda ensañándose contra un grupo de ancianas que piden la libertad de sus hijos. Claro, allá el régimen parece caerse a pedazos.

viernes, 24 de febrero de 2012

Nada por aquí, nada por allá

Cuántas veces hemos escuchado al presidente jactarse con las reservas
internacionales. Medio país se ha creído el cuento de que se trata de
nuestros ahorritos, acumulados gracias a la genialidad de los
conductores de la economía boliviana. Por otro lado, se escucha decir
al mismo Evo Morales y a sus colaboradores que las arcas del Estado
están desangrándose por culpa de los subsidios a los carburantes. Aun
así hay plata para satélite, para nuevo palacio y también para un
museo de cinco millones de dólares en Orinoca, el pueblo natal del
jefazo. El vicepresidente García Linera viajó a observar los daños
causados por las inundaciones en Pando y no perdió la oportunidad de
cometer un nuevo acto de soberbia, al indicar que el Gobierno tiene
plata de sobra para socorrer a sus damnificados y que no necesita
ningún tipo de ayuda internacional. Más bien, dijo, nos alcanza para
enviar ayuda a los vecinos de Brasil, que están padeciendo mucho más
que los pandinos. Si es así como pinta la cosa, si hay para pagar
bonos a los ancianos, a los niños, las embarazadas, los policías y a
los militares, por qué no atienden de una vez la demanda de los
discapacitados, así no tienen que avergonzarlos con migajas.

Duro con los "golpistas"

Luego de cien días de travesía desde Santa Cruz hasta La Paz, un puñado de personas con discapacidad llegó a la sede de Gobierno y, en su intento por ingresar a la Plaza Murillo, fueron reprimidas con gases lacrimógenos, tal como sucedió con otros sectores como los ancianos e indígenas cuando trataron de llevar sus reclamos hasta el centro mismo del poder. La caravana estaba compuesta por alrededor de cincuenta personas, la mayoría adultos en sillas de ruedas, otros usando muletas y algunos con serias dificultades para caminar. Entre ellos también había niños. En el pasado, el Gobierno ha puesto como excusa de la represión, la seguridad de las instituciones del Estado ante la amenaza de un golpe. Recordemos que los indígenas de tierras bajas fueron acusados de desestabilizadores, hecho que habría motivado la salvaje golpiza que les aplicaron en la localidad de Yucumo. Ayer más de medio millar de Policías fueron desplegados para repeler la caravana. Los uniformados llevaron perros, sogas, buses y tras un breve forcejeo, lograron detener el avance de los discapacitados y acordonar la plaza. Habrá que escuchar la explicación que da el Gobierno sobre los supuestos intentos golpistas de este peligroso grupo. De otra forma no se explica tanta brutalidad con gente que ni siquiera puede caminar.

La diplomacia de la coca

El presidente Morales ha anunciado una nueva avanzada internacional para conseguir la despenalización de la hoja de coca, que figura entre las sustancias sujetas a control en la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo que depende de la ONU.

Evo Morales ha desistido de viajar a La Haya, donde debía presentar un recurso judicial en contra de Chile por el acceso al Océano Pacífico y en cambio, ha decidido trasladarse a Viena, Austria, sede de un foro mundial sobre las drogas y donde precisamente se encuentra la sede de la JIFE, cuyo instrumento de acción es la Convención de Viena sobre Estupefacientes suscrita en 1961 y a la cual se adhirió Bolivia en 1976.

El año pasado, el gobierno del MAS convirtió a Bolivia en el primer país en 51 años en retirarse de la Convención de Viena, con el objetivo de ser readmitido nuevamente este año, haciendo las reservas en cuanto a la hoja de coca, declarada “sagrada” por la Constitución Política del Estado, pese a que existe el compromiso boliviano ante la comunidad de internacional (firmado está) de eliminar incluso la costumbre del masticado de la coca.

Expertos en diplomacia no le auguran éxito al presidente Morales, no solo porque estos “entres y sales” son absolutamente inadmisibles en el marco de las relaciones internacionales, sino porque las cartas del nuevo Estado Plurinacional en materia de coca y lucha contra el narcotráfico son impresentables. Es obvio que la JIFE tiene en su poder todos los informes que ha elaborado la ONU sobre el impacto que ha tenido el impresionante crecimiento de los cultivos de hoja de coca, que han convertido al país en el principal proveedor de cocaína de América del Sur y destino apetecido de los grandes cárteles de narcos mexicanos y colombianos. Es natural también que este organismo conozca de cerca lo que ocurre con el lavado de dinero, que ha colocado a Bolivia en una  lista negra o que sepa lo que ha sucede con la política de erradicación, sometida al capricho de los cocaleros, quienes bajo el pretexto del “control social” o la “justicia comunitaria” deciden cuándo echar o tolerar a la policía en sus territorios.

El presidente Morales quiere llamar la atención del mundo sobre los beneficios del consumo de la coca, pero además de la industrialización más rentable y polémica, es muy poco lo que se puede mostrar en este campo. Algunas plantas para la elaboración de infusiones, una que otra microempresa que produce jabones o dentífrico, no sirven para convencer a un organismo y mucho menos para justificar más de 30 mil hectáreas de cocales, un 250 por ciento por encima de los límites permitidos por ley.

Cuando el MAS era oposición, insistía hasta el cansancio por un estudio que ayude a delimitar con exactitud la demanda legal  y tradicional de la coca. Han pasado seis años y el oficialismo no ha hecho más que poner excusas, lanzar propuestas incongruentes y en la mayoría de los casos, ignorar el asunto, lo que hace presumir que no le interesa en realidad ponerle límites a la coca, que de poco va penetrando en nuevas áreas del país, como sucede con el Tipnis y otras zonas, donde también se refuerza la presencia de narcotraficantes.

El viaje de Evo Morales a Viena, adonde irá acompañado de varios dirigentes cocaleros, no hace más que confirmar que pese a ser presidente de todo el país, su mayor interés sigue estando focalizado como un dirigente sindical con el objetivo fundamental de expandir a como dé lugar las plantaciones de coca.

jueves, 23 de febrero de 2012

La cultura y el Carnaval

Todos sabemos que quienes festejan el Carnaval son una minoría,
incluyendo al presidente Morales, que decidió entregarse a la fiesta
como cualquier mortal y olvidarse de casi la mitad del país que estaba
padeciendo las inundaciones.

Por la gran actividad observada en Internet durante los cuatro días de
jolgorio, similar a cualquier día normal, me pude dar cuenta que una
inmensa porción de bolivianos estuvieron encerrados durante todos esos
días, alternando entre Facebook, alguna película, zapeando el Carnaval
de Río y rascándose le panza de rato en rato, aburridos sin saber
adónde ir, porque la ciudad estaba tomada por los carnavaleros.

Ayer, en mi primera incursión en el centro de la ciudad, me saltó a la
vista que es puro cuento aquello de que el Carnaval es “cultura”. No
voy a protestar por las calles “alfombradas” de basura, pues eso ya
forma parte de la gran miseria que debemos arrastrar los cruceños,
pero creo es inaudito seguir tolerando el despiadado ataque que sufre
la ciudad de parte de los “cultos” que dejan las paredes en una
situación lamentable.

Creo que con el tema del Carnaval, deberíamos dar un paso adelante.
Los que defienden lo “cultural”, que evolucionen hacia la cultura del
respeto hacia los demás y los que proponen que el Carnaval es
turístico, pues que permitan que la otra gente, los “raros” que no
salen a pringarse y a pintar las paredes, tengan la oportunidad de
salir tranquilamente de sus casas, pasear, viajar o por lo menos ir al
supermercado a comprarse un chicle, sin temor a que un borracho lo
mate o un “culto” de esos le vuele un ojo de un globazo. Dejar la
ciudad en manos de los carnavaleros, que son una minoría, es una mala
decisión. Lo correcto sería poner cada cosa en su lugar.

Platos rotos

Dirigentes de la Asociación de Comparsas Carnavaleras (ACCC) han adelantado, tal como se observó en declaraciones de prensa, que van a asumir las consecuencias del vandalismo de algunos grupos que se ensañaron contra las paredes de viviendas y comercios del centro de la ciudad. La Alcaldía advirtió antes del inicio de las fiestas, que aplicarán multas para las comparsas que cometan excesos. Habría que aclarar bien qué es exactamente lo que se va a hacer, porque si nos atenemos a las penas que impondrá el Municipio, la cosa está fácil, pues el asunto no va más allá de pagar mil o dos mil bolivianos. El problema real lo tienen los vecinos y propietarios de los negocios que han terminado hechos un desastre, que deberán pagar como mínimo tres mil a cuatro mil bolivianos por arreglar cada fachada. De esa manera, la suma se vuelve cuantiosa y seguramente no es de esa responsabilidad de la que nos hablan nuestros fornidos comparseros, acostumbrados a los buenos negocios que deja la fiesta, pero poco proclives a pagar los platos rotos.

Carnaval y emergencia

El río Acre al norte del país se desbordó el 17 de febrero y dejó reducido a un pueblo fantasma a Bolpebra, donde más de 900 familias han tenido que abandonar sus viviendas y refugiarse en comunidades vecinas, en territorio brasileño. Ese mismo día, las autoridades nacionales fueron notificadas de este hecho, pero lo minimizaron porque se acercaban las celebraciones del carnaval.

La ayuda gubernamental ha demorado en llegar y cuatro días después, el presidente Morales ordenó al vicepresidente García Linera trasladarse al lugar para evaluar los daños, mientras él disfrutaba de las fiestas, las coplas y el gran baño de popularidad que se dio en Oruro. En el Chapare, donde inauguró su propio programa radial, el mandatario terminó de enterarse de lo que sucedía en la Amazonia boliviana. Él mismo informó que las inundaciones en la frontera con Perú y Brasil han causado “estragos”, aunque destacó el hecho de que no se haya tenido que lamentar pérdidas humanas.

Desde el sábado pasado, los medios de comunicación han estado informando sobre lo que sucedía en Bolpebra, pero nada hizo cambiar la agenda carnavalera que se habían trazado las principales autoridades nacionales. Hasta el martes, los pobladores y dirigentes de Pando seguían exigiendo ayuda para coadyuvar lo poco que podían hacer los soldados que enviaron las Fuerzas Armadas para paliar la situación. Algunos se quejaron de que funcionarios de alto nivel habían llegado hasta el lugar simplemente para observar y evaluar, pese a que la emergencia ya era evidente, con viviendas cubiertas de agua y centenares de personas huyendo al monte, buscando sitios de mayor altitud.

La Alcaldía de Cobija declaró “zona de desastre” al municipio, ante las peores riadas sufridas en treinta años, sin embargo, el Gobierno central todavía dudaba el martes sobre una declaratoria de emergencia por los desastres climáticos que han azotado durante los días de carnaval a casi cien de los 327 distritos municipales del país, donde ya suman  casi nueve mil los damnificados y las pérdidas son cuantiosas en cultivos, animales y propiedades. En su programa radial, el presidente seguía dudando de la situación y anunció una reunión de gabinete para analizar la posibilidad de decretar “Emergencia Nacional”, medida que finalmente se decidió ayer por la mañana.

Tal como ha sucedido a lo largo de la historia boliviana, el carnaval, que sumerge a la población en el baile y en el jolgorio, causa también inercia entre las autoridades, cuya responsabilidad parece declararse en feriado y las decisiones se dejan para después, cuando ya es demasiado tarde y la gente ha tenido que padecer penurias indecibles que se hubieran podido evitar en parte, con una reacción eficiente y oportuna.

Cuesta creer que nuestros gobernantes no tengan un mínimo de sensibilidad frente al sufrimiento de miles de personas y se entreguen al jolgorio como simples ciudadanos, como si no pasara nada. Ahora resta poner manos a la obra y actuar conforme dicta la urgencia. El decreto recientemente lanzado por el Gobierno aprueba el uso de recursos extraordinarios para atender los desastres y lo óptimo sería que todo lo necesario se agilice cuanto antes.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Solemnidad boliviana

A nadie, salvo a las ministras y a las dirigentes aludidas, le ha caído bien las coplas que interpretó el presidente Morales el pasado sábado, en las que se jactó de sus grandes dotes de conquistador, de “quita calzón” y de “adonis andino” que muchas añoran tener en la cama. Las feministas están rabiosas, lo acusan de “misógino”, “machista” y por ahí le andan diciendo también “evusconi”, en alusión al primer ministro italiano, del que sí existen muchos registros, pruebas y evidencias de las maratones sexuales a las que se entregaba con bellas jovencitas. En los últimos seis años, Evo Morales ha acumulado un sinfín de frases y metidas de pata que han asombrado al mundo y que hoy figuran en un “best seller” denominado “Evadas” que va camino a su segundo tomo, que seguramente no tardará en salir. Los bolivianos se jactan de tener uno de los mejores carnavales del mundo. Es uno de los pocos países que decreta feriado durante casi cuatro días, las calles se llenan de jolgorio, borrachera, “pringazón” y mucho más. En ese contexto resulta de lo más lógico que el presidente resulte coplero y lance un par de “Evadas” especiales para la ocasión. ¿O es que alguien está esperando todavía que de la boca de Evo Morales salgan poemas de Neruda o frases de Gandhi?

lunes, 20 de febrero de 2012

Evo, el coplero


Hay algunas feministas y algunos moralistas, que están rabiosos por las recientes coplas del presidente Morales. No soy carnavalero y menos coplero, pero me han salido versos a modo de "venganza" por nuestras queridas damas ofendidas.

Al hablar de mujeres Evo se destornilla,
a ver cuándo nos presenta una de sus imillas

No por tanto hablar, se conocen los matreros,
mejor sería que algunos, salgan del ropero.

Algunos se hacen solos, fama de conquistadores,
Evo tiene todo menos quien lo sobe.

-          Este Evo hablador, siempre se hace el cholero,
ahora quiere mostrarse como un gran coplero.

-          Por hacerse el coplero, Evo armó todo un rollo,
ahora todos le dicen que no es más que un come pollo.

-          Evo disfruta como nunca, de su Carnaval,
después de la juerga se viene un vendaval.



domingo, 19 de febrero de 2012

Año Nuevo

Los más conspicuos “conflictólogos” del país coinciden que el “calendario conflictivo”, es decir, la verdadera Bolivia, comienza después de Carnaval. Hasta el más avezado de los agitadores ha declarado tregua estos días para recobrar fuerzas después de pasada la resaca carnavalera, justo cuando la Cuaresma llama a ayunar y medirse en todo, incluso en el espíritu protestón tan pronunciado entre los bolivianos. No es difícil anticipar lo que se vendrá después del miércoles, pues maestros, indígenas, trabajadores de salud y obreros, entre otros, han estado afilando los “cachos” para los próximos meses. De acuerdo al último informe del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), enero de 2012 ha sido el período menos conflictivo de los últimos seis meses, pero los 52 conflictos registrados, además de graves y muy prolongados, superan ampliamente el promedio de 30 eventos mensuales de los pasados 42 años. Para el Gobierno de Evo Morales, en el que se ha superado el récord histórico de conflictos, esto es un llamado de alerta que lo obliga a buscar formas más creativas de enfrentar la situación.

El lavado y sus secuelas

El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) acaba de hacer público un informe lapidario que coloca a Bolivia y a Cuba en una lista de países que no cumplen las normas internacionales contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo.

El organismo internacional, que había puesto a Bolivia en una “lista gris”, le dio el derecho a réplica a las autoridades nacionales, que se trasladaron a París a exponer todo lo que había hecho el Gobierno para combatir este delito. Un extenso listado de normas aprobadas por el régimen de Evo Morales no convenció a los expertos, no sólo porque algunas de ellas ni siquiera se cumplen, sino porque a su juicio, no se han adoptado las medidas estratégicas y tampoco se han hecho los avances suficientes para mejorar la situación.

En el tema del lavado de dinero, se observa muy claramente un grave problema que sucede en muchos otros campos. En los últimos años se han lanzado por lo menos nueve leyes, decretos y resoluciones destinados a transparentar el flujo de divisas en el país, pero aun así el país se mantiene en la lista negra que elabora anualmente la GAFI. En otras palabras, una avalancha de leyes no siempre es sinónimo de cambio y tampoco de progreso.

Aunque la lista de países donde no se combate con una fuerza suficiente el lavado de dinero es larga, el presidente de la GAFI, Giancarlo Del Bufalo, citó con especial énfasis a Bolivia y a Cuba. Otras naciones como Irán, Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Argentina, entre otros, han recibido llamados de atención y recomendaciones  para salir de la zona de riesgo.

El Gobierno boliviano, tal como sucede cada vez que se produce alguna evaluación de este tipo, ha reaccionado como si se tratara de un acto de conspiración de la comunidad internacional hacia Bolivia. En un comunicado, el Ministerio de Finanzas, no sólo trata de victimizarse, sino que busca la manera de evadir la responsabilidad, declarando que la decisión de la GAFI es incomprensible. Menos mal que en la misma notificación, las autoridades se han comprometido a seguir trabajando “con la convicción propia que tales conductas ilícitas causan severos daños morales y económicos a los Estados y sus instituciones”.

En primer lugar, el Gobierno debe reconocer que tiene un gran problema para afrontar y que el narcotráfico, otro desafío que no se encara con la suficiente determinación, contribuye a complicar las cosas con el flujo de dinero sucio. Por otro lado, la GAFI no expresa una posición subjetiva ni politizada como trata de hacerlo ver un régimen que precisamente actúa de esa manera, sino que el organismo internacional se basa en normas y estándares internacionales que cualquier país debe cumplir para no caer en la proscripción. En este campo, el sector financiero boliviano tiene mucha experiencia. En su momento, nuestro país fue uno de los adelantados en la aplicación de normas modernas de administración del sector financiero, actitud que debe ser reencauzada para retomar la confiabilidad internacional.

El lavado de dinero complica a la economía legal y a las actividades del Estado. En los últimos años, la inversión extranjera ha caído a límites que ponen en peligro el futuro de rubros estratégicos como la minería y los hidrocarburos. Si el Gobierno de Evo Morales no toma medidas urgentes en materia de seguridad jurídica y en este aspecto puntual, la situación podría agravarse aún más.

sábado, 18 de febrero de 2012

Instrucción o tortura

Seguramente los militares se le han quejado al presidente por las restricciones que tienen para tratar a los soldados y el jefazo, muy propenso a pensar en voz alta, ha lanzado la idea de flexibilizar los derechos humanos dentro de los cuarteles, una idea que desde ya, viola uno de los principios fundamentales que respaldan a las garantías jurídicas más elementales. No existen derechos humanos para civiles y otra para militares. Si fuera así, “que venga el diablo y escoja”. Quien haya ido al cuartel y el presidente fue uno de ellos, sabrá que muchas veces se confunde instrucción con tortura. Los pobres soldados son sometidos a ciertas jugarretas bastante macabras de los cabos y sargentos, que han terminado en muerte en demasiadas ocasiones. Si esos métodos, que seguramente sirven de catarsis para los oficiales, fueran efectivos, nuestros cuarteles fueran centros de referencia internacional para el entrenamiento militar, cuando en realidad son más famosos por hechos como el que sucedió no hace mucho en la frontera con Chile (léase “autos chutos”). Nadie está en contra de una buena “chocolateada” o que los soldados suden la gota gorda en sus entrenamientos, pero de ahí a torturarlos dista mucho.

viernes, 17 de febrero de 2012

Juguemos en el bosque...

El absurdo y surrealista bloqueo de los mototaxistas nos recuerda aquel viejo juego de niños. En Bolivia cada vez son más los que quieren “jugar” en esta tierra de nadie, mientras el Estado sigue durmiendo, inexistente, inoperante y cómplice de la anomia social que nos está llevando a la destrucción. Curiosamente, el Estado aparece cuando tiene que cuidar sus espaldas, pero casi nunca cuando debe cumplir su obligación de proteger a la ciudadanía. Cuando los mototaxistas del norte anunciaron la toma de Viru Viru, ahí estuvo la Policía, rauda y presta para cuidar, no precisamente a los pasajeros ni a las empresas que prestan servicios ahí, sino a los intereses de los mandamases que siempre se perjudican con un aeropuerto clausurado. El otro ejemplo fue el de los maestros que exigían la devolución de un edificio público. Inmediatamente fueron gasificados, porque se trataba de preservar una mole atesorada por autoridades que ni siquiera saben para qué cuernos usarla. ¿Dónde está el Estado? Tarde se darán cuenta que no solo se trata de poder y de símbolos. Cuando el bosque esté cundido de alimañas y parásitos y el lobo esté agobiado por las garrapatas, se darán cuenta que precisamente los que alimentan en Estado, son quienes ahora son mirados con desprecio por los poderosos.

Estatismo y producción

Pese al mar de cifras, de aclaraciones y anuncios de juicio a la Fundación Milenio por advertir sobre los malos resultados de la política estatista del Gobierno, las mismas autoridades nacionales han tenido que admitir que la mayoría de las empresas públicas (11 de 14) son deficitarias y muchas de ellas todavía están en pañales, como sucede con la fábrica de papel del Chapare o la industria azucarera de Sanbuenaventura, que necesitarán mucho tiempo y mucha inversión antes de que se pueda hablar de producción  y posiblemente de rentabilidad.

El Gobierno habla de un gran éxito cuando se refiere a tres empresas que han generado una cifra cercana a los nueve millones de dólares, una bicoca comparada con inversiones que han superado los 300 millones de dólares. Tampoco tiene mérito mezclar las compañías de reciente creación con los ingresos y utilidades que generan YPFB y la Comibol, que se llevan casi el 92 por ciento de las ganancias de las que se ufana el régimen. Y si hablamos de la incidencia en el empleo, los números tampoco son para hacer aspavientos: apenas 250 puestos en seis años. Según especialistas, esos mismos 300 millones invertidos en la pequeña y mediana industria hubieran generado alrededor de 70 mil puestos de trabajo sostenibles.

Es obvio que con estos resultados el Estado mal puede hablar de un nuevo modelo productivo parar Bolivia, premisa que se está usando de base para elaborar un proyecto de ley que podría disponer de 1.200 millones de dólares de las reservas internacionales, para crear más empresas similares a las 14 compañías que han causado tanta polémica. Si observamos de cerca el desempeño de YPFB, de Comibol y de otras empresas nacionalizadas, tampoco mejora la situación. Si el estatismo fuera la solución para el país, no estuviéramos importando cantidades cada vez más grandes de combustibles para el uso diario y el país no estuviera sufriendo recortes en el suministro de energía eléctrica. En otros campos, como la agricultura por ejemplo, la intervención estatal ha creado serias distorsiones que han provocado escasez, inflación y por supuesto, la obligación de aumentar las importaciones de alimentos, además de generar más sangría de recursos públicos con subsidios a la producción como sucede con el maíz, el trigo y la producción de pollos.

Está en puertas la creación de una nueva empresa que se dedicará a la construcción, algo inaudito, cuando Bolivia dispone de un sector privado vigoroso en este campo, capaz de encarar obras de gran envergadura. Prueba de ello es que compañías constructoras nacionales son contratadas frecuentemente en el extranjero. La intervención estatal en este rubro podría ser fuente de corrupción, de encarecimiento de los costos y de una mala calidad del servicio, experiencias que se han repetido hasta el cansancio en el país. Los constructores, los agropecuarios y los prestadores de servicios no necesitan que el Estado se convierta en un competidor sino en un socio estratégico, que aporte con promoción financiera, con investigación, con un sistema regulatorio transparente y seguridad jurídica que fomente una mejora constante de los productos y servicios, competitividad y trato justo a los consumidores.

Tal como lo concibe el estatismo este régimen, no hay duda que vamos en el camino equivocado. La precaria base económica del país puede desquebrajarse, se agudiza la informalidad, el empleo se deteriora y crece la deuda pública. La historia del mundo está sembrada de catástrofes económicas causadas por el estatismo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Dejarse y no dejarse

El mejor consejo que me dieron para evitar problemas en los días de
Carnaval, es “dejarse”. “No te resistas, hay que dejarse mojar,
dejarse pintar y dejar que te pringuen con todo lo que pillen”. Si
diste un paso a la calle es porque estás dispuesto a correr todos los
riesgos de la Fiesta Grande.

Esa política carnavalera de no resistirse a la corriente, contradice
lo que normalmente escuchamos todos los días. Incluso a los niños les
decimos que no se dejen pegar por el “matón” que nunca falta, incluso
en el kinder. No hay que dejarse gritar, no hay que dejarse quitar, no
hay que dejarse “robar” el asiento del micro, no hay que dejarse con
los micreros en las calles, no hay que dejarse con los policías cuando
aplican el “artículo 20”, no hay que dejarse con el jefe, etc, etc.

Demás es extender la lista y tampoco hace falta escribir un libro con
toda esta “sabiduría” popular en la que, obviamente prevalece el
egoísmo, la soberbia y también el instinto de supervivencia, tan
acentuado en una sociedad que carece de estabilidad.

Cuando hablamos de “dejarse y no dejarse”, yo prefiero inclinarme por
la forma cómo usaban nuestros abuelos este término. “No seas dejau”,
nos decían cuando veían en nosotros algunos gestos de desidia, flojera
e indiferencia. Los más intelectuales hablan de “dejación” y por
ejemplo, lo aplican a sociedades como la cubana, donde mucha gente,
cansada de los abusos de la dictadura, ha hecho “dejación de libertad”
y se ha sometido por completo.

Eso podría estar pasando en Santa Cruz con la dirigencia. Los abusos
del poder parecen haber “amansado” a quienes antes rugían en las
tarimas pidiendo autonomía, democracia y justicia. El peligro es que,
como en el Carnaval, nos dejemos pringar tanto, que después no vamos a
reconocer ni quiénes somos.

El avioón, el aviooón

Tantas horas de vuelo en helicóptero y en avión de lujo, han convertido al presidente en un experto en objetos no identificados. Hace un tiempo, dijo que los supuestos aviones que cruzaban por el Chapare todas las noches eran en realidad, mosquitos. De esa manera se burló de las denuncias que hizo el arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, uno de los primeros en advertir sobre el desborde del narcotráfico en el país. Recientemente, los pobladores de San Ignacio de Velasco, muy cerca de Brasil, se asustaron por la presunta presencia de un OVNI, del que consiguieron hacer algunas imágenes muy borrosas. Evo Morales ha ordenado inmediatamente iniciar una investigación de este caso, pues sospecha que los norteamericanos pueden haber mandado un avión espía a la zona. San Ignacio está muy cerca de la frontera con Brasil, donde se produce una intensa actividad de los narcotraficantes. Por ese sector atraviesan avionetas con droga y es tal la avalancha de cocaína, que el Gobierno brasileño ha dispuesto la militarización, que incluye por supuesto, el patrullaje con aviones no tripulados.  Ver OVNIS o gringos en la zona no es nada más que una fantasía.

Ahogar a Santa Cruz

El vicepresidente acaba de exponer en México, ante un grupo de intelectuales, el gran meollo de las relaciones de poder en Bolivia que por supuesto, rodea a todos los grandes conflictos que se producen en el país. Álvaro García Linera ha dicho que el proyecto de construcción de una carretera a través del Parque Isiboro Sécure, tiene que ver con una estrategia geopolítica destinada a conectar las regiones andina y amazónica de una manera distinta a la actual, es decir, sin tomar en cuenta a Santa Cruz, que actúa como eje articulador de ese encuentro.

Para el vicepresidente, quien reiteradamente les ha dicho a los líderes cruceños que están prohibidos de hacer política, la ruta por el Tipnis es vital para reducir el poderío económico de Santa Cruz, cuyas élites, según él, son separatistas y amenazan a la integridad nacional.

Más allá de esas consideraciones subjetivas y sobre todo, imaginarias, habría que analizar el papel que juega Santa Cruz en las posibilidades reales de sostenibilidad del territorio y la población boliviana y qué ocurriría en caso de que el régimen del MAS, cuyo principal ideólogo es García Linera, tenga éxito en su estrategia de “ahogar” al departamento. Vamos a dar por descartado que las élites cruceñas estén interesadas en disputarle el poder a los círculos andinocentristas que han dominado este país desde su nacimiento y que, por supuesto, se han sentido amenazadas por la hegemonía económica cruceña. Se ha demostrado con mucha claridad que la dirigencia local carece de la experiencia y la vocación política y que el destino de esta región es la de aportar al país con impuestos y producción sin derecho a la protesta y menos a la toma de decisiones.

Con el avance hacia la Amazonia por el Tipnis ocurrirán dos fenómenos muy claros. Habrá una intensa penetración de los cocaleros y colonizadores minifundistas que limitarán la frontera agropecuaria y que ya están ocasionando estragos en la industria forestal, en todo el cordón verde, parques y reservas que rodean al departamento. Por otro lado, la abrupta apertura del Tipnis, le abrirá el paso a la industria petrolera, que no es negativa en sí misma, pero que no hace más que profundizar el perfil extractivista de la economía nacional. Alrededor de todo esto, por supuesto, se encuentra el narcotráfico, que también cobrará fuerza y que desde hace mucho ejerce mucha presión sobre todas las actividades legales del país.

Santa Cruz alberga el mayor patrimonio productivo no tradicional del país. Tiene la economía más diversificada, la más competitiva y en los campos de cultivo y de pastoreo se produce casi el 80 por ciento de los alimentos que consume el país. Todo este aparato, necesita, por supuesto, un campo de expansión que es precisamente el que se propone limitar la estrategia de la que habla el vicepresidente. El Beni y Pando son una alternativa, pero a muy largo plazo. Ninguna de esas regiones tiene la vinculación caminera, la infraestructura, los servicios y el capital humano capaz de encarar los tremendos desafíos que enfrenta Santa Cruz, que además del lado económico, también cumple un rol cultural enorme, pues en este territorio se forma la nueva bolivianidad, mestiza, integrada al mundo, moderna y productiva, aspectos que precisamente le estorban al proyecto aimarizante y regresivo del Gobierno.

Para concluir, hay que decir que la estrategia de la que habla García Linera, que está en marcha hace mucho tiempo, con la penetración hacia Pando, el Beni, el Chaco y la Chiquitania, no es más que una táctica para reforzar la hegemonía de un grupo y dotarle de más poder a la actual estructura gobernante. En los hechos y desde el punto de vista del futuro del país, es una visión destructiva.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ahora quiere su palacio

El presidente Morales ha dicho que el actual Palacio de Gobierno le queda chico y por eso mandará a hacer otro en un terreno adyacente, que ya fue adquirido en 500 mil dólares y sin mayores preámbulos “burocráticos”. El nuevo palacio será bautizado como la “Gran Casa del Pueblo” y será muy distinto al “palacio colonial”, como él denomina al “Palacio Quemado”, cuyo techo alberga una vieja leyenda de mal agüero y que explica por qué los presidentes han durado tan poco entre sus paredes. Evo Morales está por superar el récord histórico de permanencia en el sillón presidencial aunque su olfato y los hechos de la realidad política nacional, parecen indicar que cada vez está más lejos de sus cálculos iniciales de quedarse en el poder para siempre. Resulta obvio que el presidente nunca se ha sentido del todo como encerrado en el Palacio Quemado. El prefiere viajar y visitar las comunidades y, por supuesto, su añorado Chapare. Tal vez en el Nuevo palacio se sienta más a gusto, pues ha encargado que sea edificado de acuerdo al estilo y cosmovisión ancestral. Eso sí, ha solicitado encarecidamente que tenga un helipuerto. El presidente sabe por qué. 

Venezuela se mueve

Los históricos comicios celebrados en Venezuela han tenido también resultados que posiblemente cambien la historia de la nación caribeña, gobernada desde hace trece años por el autócrata Hugo Chávez, aquejado por graves problemas de salud y una caída de su popularidad que ponen en peligro su continuidad en el Gobierno.

Por primera vez, cinco candidatos de la oposición se midieron en comicios abiertos para determinar el contendiente de Hugo Chávez en las elecciones que se celebrarán el 7 de octubre. Las autoridades electorales abrieron todo el padrón venezolano de alrededor de 18 millones de votantes para que la ciudadanía pueda acercarse a las urnas. Los cálculos más optimistas preveían una participación de alrededor del 10 al 15 por ciento. La gran sorpresa, además de la contundencia que obtuvo el candidato ganador, ha sido la apabullante participación de casi cinco millones de personas, lo que equivale casi el 30 por ciento de los empadronados.

El ganador, Henrique Capriles Radonski, un político de 39 años, pero de amplia trayectoria política, exdiputado y gobernador del Estado capitalino de Miranda, ha obtenido más de tres millones de votos a su favor, lo que le aseguró una victoria con el 62,5 por ciento. La jornada electoral se llevó a cabo en un ambiente muy tranquilo y fue la culminación de una campaña caracterizada por la concordia y el desprendimiento. El pasado domingo, luego de conocida la victoria de Capriles, todos los postulantes perdedores, de gran renombre en el contexto político venezolano, lo acompañaron a festejar y se fotografiaron juntos, dando lugar a una imagen pocas veces vista en la convulsionada realidad de Venezuela y de América Latina en general.

En su discurso de agradecimiento por el apoyo, Capriles ha convocado a los venezolanos a acabar con la profunda polarización que vive su país, agobiada también por graves problemas como la inflación, la escasez de alimentos, la inseguridad y la confrontación azuzada de las esferas del poder. El ganador de las primarias ha pedido a la población que no lo tomen como a un mesías, ya que las esperanzas de cambio en Venezuela, pasan por manifestaciones de unidad como la demostrada en los comicios del domingo, un evento al que se llegó después de varios intentos fallidos de conformar una coalición opositora para enfrentar a la aplanadora electoral en la que se convirtió Hugo Chávez, gracias a su política clientelar y prebendaria.

Todavía es muy prematuro anticipar qué va a pasar el 7 de octubre. El presidente Chávez, cuya popularidad ha caído a menos del 50 por ciento, ha comenzado a recuperarse en la medida en que el mandatario se ha repuesto del cáncer que lo había mantenido alejado de las tarimas públicas durante varios meses. Paralelamente, el aparato chavista ha iniciado su trabajo mediático y de promoción social y los acostumbrados gestos histriónicos del caudillo, lo que conforman un estado de campaña electoral permanente, que podría intensificarse luego de conocidos los resultados del domingo, que sin duda alguna, dejan plenamente fortalecida a la oposición.

El camino de aquí hasta octubre será muy duro para los opositores. La maquinaria oficialista es capaz de utilizar todos los métodos posibles –ya lo ha demostrado-, para perpetuarse en el poder. El fraude, la intimidación, la inhabilitación judicial, son armas que ya ha usado el chavismo para deshacerse de sus detractores. La oposición venezolana le ha demostrado al mundo que busca la democracia. En los próximos meses ese gesto tan loable pasará por una dura prueba de fuego.

martes, 14 de febrero de 2012

Geopolìtica andina

El vicepresidente García Linera ha dado a conocer en México el argumento más importante que está detrás de la lucha por el Tipnis y que explica por qué, intelectuales andinos como él, están a favor de la destrucción de una reserva natural tan importante. El fin justifica los medios y los objetivos que expone el vice, tienen que ver con la oxigenación del modelo andinocentrista, amenazado de muerte por la hegemonía económica del oriente boliviano. Destruir el Tipnis, llenarlo de cocaleros, de petroleros y de brasileños, es para García Linera, una estrategia geopolítica destinada a limitarle la base económica a los sectores del oriente boliviano, a los que califica de separatistas. Es obvio que el proyecto de país centrado en los andes fracasó hace mucho e insistir en ello es nada más que alimentar los apetitos de una élite que gobierna este territorio desde la Colonia. El oriente es la garantía de sostenibilidad para Bolivia y a menos que se pruebe que la coca puede alimentar al 75 por ciento de la población como lo hacen los campos del oriente boliviano, los impulsores de esta estrategia deben admitir que no se vislumbra otra fuente de riqueza más que el narcotráfico para sustituir el aporte de Santa Cruz a la economía y la supervivencia nacional.