Cuántas veces hemos escuchado al presidente jactarse con las reservas
internacionales. Medio país se ha creído el cuento de que se trata de
nuestros ahorritos, acumulados gracias a la genialidad de los
conductores de la economía boliviana. Por otro lado, se escucha decir
al mismo Evo Morales y a sus colaboradores que las arcas del Estado
están desangrándose por culpa de los subsidios a los carburantes. Aun
así hay plata para satélite, para nuevo palacio y también para un
museo de cinco millones de dólares en Orinoca, el pueblo natal del
jefazo. El vicepresidente García Linera viajó a observar los daños
causados por las inundaciones en Pando y no perdió la oportunidad de
cometer un nuevo acto de soberbia, al indicar que el Gobierno tiene
plata de sobra para socorrer a sus damnificados y que no necesita
ningún tipo de ayuda internacional. Más bien, dijo, nos alcanza para
enviar ayuda a los vecinos de Brasil, que están padeciendo mucho más
que los pandinos. Si es así como pinta la cosa, si hay para pagar
bonos a los ancianos, a los niños, las embarazadas, los policías y a
los militares, por qué no atienden de una vez la demanda de los
discapacitados, así no tienen que avergonzarlos con migajas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario