viernes, 24 de febrero de 2012

Nada por aquí, nada por allá

Cuántas veces hemos escuchado al presidente jactarse con las reservas
internacionales. Medio país se ha creído el cuento de que se trata de
nuestros ahorritos, acumulados gracias a la genialidad de los
conductores de la economía boliviana. Por otro lado, se escucha decir
al mismo Evo Morales y a sus colaboradores que las arcas del Estado
están desangrándose por culpa de los subsidios a los carburantes. Aun
así hay plata para satélite, para nuevo palacio y también para un
museo de cinco millones de dólares en Orinoca, el pueblo natal del
jefazo. El vicepresidente García Linera viajó a observar los daños
causados por las inundaciones en Pando y no perdió la oportunidad de
cometer un nuevo acto de soberbia, al indicar que el Gobierno tiene
plata de sobra para socorrer a sus damnificados y que no necesita
ningún tipo de ayuda internacional. Más bien, dijo, nos alcanza para
enviar ayuda a los vecinos de Brasil, que están padeciendo mucho más
que los pandinos. Si es así como pinta la cosa, si hay para pagar
bonos a los ancianos, a los niños, las embarazadas, los policías y a
los militares, por qué no atienden de una vez la demanda de los
discapacitados, así no tienen que avergonzarlos con migajas.

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