viernes, 3 de febrero de 2012
Manos vacías
De a poco el presidente Morales se va convenciendo de que fue una mala idea acarrear a los indígenas del Conisur hasta La Paz, donde permanecen “a velentos”, de un lado para el otro, sin posibilidades reales de conseguir lo que buscan, es decir la modificación de la ley que protege el parque Isiboro Sécure de los apetitos insaciables de la élite cocalera. El primer mandatario los visitó el miércoles en el coliseo donde se hospedan, les llevó algunos regalitos e inmediatamente dio la orden a sus ministros para que atiendan las otras demandas que han traído, al margen del pedido de construcción del tramo II de la carretera Villa Tunari-San Ignacio. “No se van a ir de aquí con las manos vacías”, les dijo el jefazo, en un tono rabiosamente paternalista, como si fuera el gamonal que les habla a los mozos de su estancia. Quien iba a pensar que fuera precisamente Evo Morales el que tenga que recurrir al mismo truco que usó Cristóbal Colón para engañar a los indígenas y apoderarse de sus riquezas, de sus tierras y sus mujeres: regalar espejitos. El colonialismo sigue vigente en esta parte de América, pero con otro rostro y nuevos discursos. En el fondo es la misma patraña.
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