La política del “Yo no fui” ha vuelto a la plaza Murillo y otra vez
tiene a los indígenas de tierras bajas como los protagonistas del
problema. Aunque lo niegue, el Gobierno ha sido el autor intelectual y
material de la marcha de los indígenas del Conisur, que a nombre de
los cocaleros del Chapare, exigen la construcción de la carretera por
medio del parque Isidoro Sécure. Es imposible disimular la mano del
oficialismo en la marcha, pues un día manda a los policías a dejarse
agredir (todo un show) y más tarde los envía a pelar papa y
prepararles la comida a los marchistas. El presidente Morales los
recibe en el Palacio Quemado, pero no les promete nada. Entre
indígenas y Gobierno se ponen de acuerdo para tirarles la pelota a los
otros marchistas, a los de la CIDOB, a los que pretenden meter en una
trampa. La movida no convence a los verdaderos defensores del TIPNIS y
le mandan decir al Gobierno que arregle el problema que él mismo creó.
La gran pregunta es qué van a hacer las autoridades y por supuesto,
los indígenas, cuando se deba admitir en público que cada uno debe
volver a su casa con las manos vacías. La otra pregunta ¿Se atreverán
a borrar la ley corta sin la venia de la CIDOB? ¿Funcionará en cada
caso la política del “yo no fui” como ha operado hasta ahora?
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