¿De quién es el Tipnis?

La pelea por el Tipnis va mucho más allá de un enfrentamiento entre cocaleros e indígenas. Es obvio que el Gobierno quiere entregarles el parque Isiboro Sécure a los cocaleros y, por añadidura, a los brasileños para que saquen su soya y a los petroleros, para que el régimen de Evo Morales no termine de resquebrajarse. Esa batalla, que aparentemente la tiene ganada el Gobierno, todavía tiene mucho por delante. En el Tipnis se está librando un choque monumental entre dos modelos de desarrollo, entre dos civilizaciones y por supuesto, ahí también se juega la supervivencia de Bolivia y en especial, la de Santa Cruz. Para Evo Morales, el futuro del país está en la coca y para el resto, debería estar en la preservación de las áreas boscosas del centro oeste del país, de las cuales depende la productividad de las más grandes zonas de cultivo y pastoreo de Bolivia, que alimentan a casi el 80 por ciento de la población. La comunidad internacional está con los indígenas (eso le molesta mucho al presidente Morales), porque nadie quiere un desierto lleno de hambrientos en medio de América del Sur. Y no es que seamos precisamente el mejor ejemplo de soberanía alimentaria.