viernes, 17 de febrero de 2012

Juguemos en el bosque...

El absurdo y surrealista bloqueo de los mototaxistas nos recuerda aquel viejo juego de niños. En Bolivia cada vez son más los que quieren “jugar” en esta tierra de nadie, mientras el Estado sigue durmiendo, inexistente, inoperante y cómplice de la anomia social que nos está llevando a la destrucción. Curiosamente, el Estado aparece cuando tiene que cuidar sus espaldas, pero casi nunca cuando debe cumplir su obligación de proteger a la ciudadanía. Cuando los mototaxistas del norte anunciaron la toma de Viru Viru, ahí estuvo la Policía, rauda y presta para cuidar, no precisamente a los pasajeros ni a las empresas que prestan servicios ahí, sino a los intereses de los mandamases que siempre se perjudican con un aeropuerto clausurado. El otro ejemplo fue el de los maestros que exigían la devolución de un edificio público. Inmediatamente fueron gasificados, porque se trataba de preservar una mole atesorada por autoridades que ni siquiera saben para qué cuernos usarla. ¿Dónde está el Estado? Tarde se darán cuenta que no solo se trata de poder y de símbolos. Cuando el bosque esté cundido de alimañas y parásitos y el lobo esté agobiado por las garrapatas, se darán cuenta que precisamente los que alimentan en Estado, son quienes ahora son mirados con desprecio por los poderosos.

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