jueves, 23 de febrero de 2012

La cultura y el Carnaval

Todos sabemos que quienes festejan el Carnaval son una minoría,
incluyendo al presidente Morales, que decidió entregarse a la fiesta
como cualquier mortal y olvidarse de casi la mitad del país que estaba
padeciendo las inundaciones.

Por la gran actividad observada en Internet durante los cuatro días de
jolgorio, similar a cualquier día normal, me pude dar cuenta que una
inmensa porción de bolivianos estuvieron encerrados durante todos esos
días, alternando entre Facebook, alguna película, zapeando el Carnaval
de Río y rascándose le panza de rato en rato, aburridos sin saber
adónde ir, porque la ciudad estaba tomada por los carnavaleros.

Ayer, en mi primera incursión en el centro de la ciudad, me saltó a la
vista que es puro cuento aquello de que el Carnaval es “cultura”. No
voy a protestar por las calles “alfombradas” de basura, pues eso ya
forma parte de la gran miseria que debemos arrastrar los cruceños,
pero creo es inaudito seguir tolerando el despiadado ataque que sufre
la ciudad de parte de los “cultos” que dejan las paredes en una
situación lamentable.

Creo que con el tema del Carnaval, deberíamos dar un paso adelante.
Los que defienden lo “cultural”, que evolucionen hacia la cultura del
respeto hacia los demás y los que proponen que el Carnaval es
turístico, pues que permitan que la otra gente, los “raros” que no
salen a pringarse y a pintar las paredes, tengan la oportunidad de
salir tranquilamente de sus casas, pasear, viajar o por lo menos ir al
supermercado a comprarse un chicle, sin temor a que un borracho lo
mate o un “culto” de esos le vuele un ojo de un globazo. Dejar la
ciudad en manos de los carnavaleros, que son una minoría, es una mala
decisión. Lo correcto sería poner cada cosa en su lugar.

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