viernes, 9 de mayo de 2014

Educación cambalache


Los estudiantes aprenden muy rápido, eso lo conocen sobre todo los padres y los profesores, pero lamentablemente de esto muy poco entienden los políticos. De acuerdo a las nuevas leyes que rigen la educación en Bolivia, se ha vuelto prácticamente imposible el aplazo, pues a algún genio se le ocurrió inventar la autoevaluación, un mecanismo que los chicos usan muy bien para elevar su promedio, pues ni que fueran tontos para hacer lo contrario. Antes existía el famoso DPS (Desarrollo Personal y Social), que otorgaba hasta el 10 por ciento de “yapa” a los estudiantes más despiertos y aplicados. En la actualidad, esa cifra puede llegar hasta el 30 y el 50 por ciento, dependiendo del número de evaluaciones y obviamente premia a los “vivos”, más bien, a los “vivillos”, pues son ellos mismos los que se ponen la nota.  Esos mismos chicos saben que pueden hacer todo lo que quieran, incluso agredir a los profesores y sus compañeros, que no habrá poder que los expulse de la escuela, ya que tienen a mano la posibilidad de acusar a diestra y siniestra de “toda forma de discriminación”. Ese aprendizaje está plenamente instalado en los colegios del país y por eso es que ocurren hechos aberrantes como los que estamos presenciando en estos días.

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