oficialmente, Lucero se les adelantó y declinó. La imagen, que contraviene todos los criterios humanistas que están en auge, afectará severamente el bolsillo de la intérprete. La firma Pantene, fabricante de champú, ha decidido retirarle el millonario contrato de publicidad y si bien Lucero ha protestado por la difusión de la foto que le fue sustraída ilegalmente, también ha expresado disculpas públicas por el error cometido. Una cuestión de honor que no se aplica el nuevo presidente del Senado, el “Honorable” Eugenio Rojas, tristemente célebre en Bolivia por aquel ritual de crueldad y racismo que lo tuvo a él como una especie de “sumo sacerdote” en el
degollamiento de varios perros. Todo indica que un festival de música y una marca de champú pueden tener más honor que el Congreso del Estado Plurinacional.
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