Hay cierto recelo en el mundo deportivo por la reciente creación del Ministerio de Deportes, cartera que ha sido encomendada al conocido exfutbolista Tito Montaño. Temen que la nueva repartición pública se dedique casi con exclusividad al fútbol, una disciplina que cuenta con suficiente atención, pues además de la Federación, existe también la Liga y por si fuera poco, las asociaciones departamentales que tienen a su cargo las divisiones inferiores del balompié. Pese a ello y a que desde el Palacio Quemado se estimula el fútbol no solo por la evidente predilección presidencial, sino porque en todo el territorio se han construido cientos de canchas dedicadas al “deporte rey”, los resultados no aparecen y Bolivia sigue muy mal ubicada en los rankings de la FIFA. Los que promueven el deporte amateur consideran que nuestro país debería apoyar más otras prácticas como el básquet, la natación, el raquet, el atletismo y ahora que se ha puesto de moda el "Chavo" y el Dakar, se tiene que alentar la práctica del motociclismo. El problema es que si se decide por las motos, el Gobierno tendrá que invertir en la compra de máquinas de competencia, algo que resulta inviable por el costo que significa. Y además, ha quedado demostrado que el único que se compra “juguetes” caros es el Presidente.
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