martes, 17 de diciembre de 2013

Ayer la plata, hoy la quinua

Cuando éramos niños se nos enseñaba a sentir  orgullo por el mito de la plata boliviana. Se nos hablaba de “Potosí con más habitantes que París” y del cuento del “puente de plata entre Bolivia y España”. Quien no ha escuchado aquella perorata del “mendigo sentado sobre un sillón de oro”. Ahora es la quinua el “Grano de Oro”. Andamos repitiendo como loros que Bolivia podría salvar al mundo del hambre, que lucharemos contra la desnutrición de África y bla, bla. Ocurre que el auge de la quinua en el mundo ha provocado un incremento del 100 por ciento en los cultivos en cinco años y en este momento cerca de seis mil campesinos “viven” de este producto, cuyo precio se ha multiplicado por cuatro desde el 2007. El problema es que debido a los valores prohibitivos, el consumo de la quinua tiende a disminuir en el país, pues conviene más exportarla a Japón, Alemania o Estados Unidos, donde se ha convertido en una especialidad favorita de los restaurantes más lujosos, pues una ensalada con el ingrediente andino se puede vender hasta en 50 dólares el plato. El Gobierno no ha hecho nada para asegurarse que los bolivianos se beneficien de las bondades de la quinua y es más, según la FAO, los únicos ganadores con este auge han sido los comerciantes, que han elevado el precio, en detrimento del consumidor y del campesino que sigue en las mismas de siempre. Igualito que el cuento de la plata.

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