sábado, 21 de junio de 2014

Revolución cultural


Hace unos años, la mezcolanza entre militares y ponchos rojos era muy criticada cada vez que se producía en los desfiles y otros actos públicos. A muchos espantó todavía más la idea de que nuestros vigías de la patria  anden gritando consignas guevaristas y revolucionarias. Cuando uno de los más ilustres ponchos rojos, que hoy es nada menos que el presidente del Senado, el tercer mandatario del país, se lo vio degollando perros en Achacachi la consternación fue aún mayor. Pero luego se supo que los militares no son nada ortodoxos a la hora de aplicar técnicas de enseñanza y que entre  sus métodos más pedagógicos se encuentra la tortura de canes indefensos a los que descuartizan vivos frente a los soldados de algunos cuarteles. Esa vieja noticia volvió a cobrar vigencia con un lamentable episodio ocurrido en las aulas de la Escuela Militar de Ingeniería, una prestigiosa universidad que pertenece al Ejército de Bolivia. El subteniente que cometió esa barbarie ha sido expulsado de la institución educativa pero no así de las Fuerzas Armadas, donde tal vez han perdido la capacidad de espanto y donde ya no les incomoda compartir espacio, métodos y manera de pensar con los rabiosos campesinos de Omasuyos. A lo mejor de eso se trata la “revolución cultural” de la que tanto se habla.

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