viernes, 27 de junio de 2014

Todo al revés


El asuntito del “reloj cangrejo” que ha instalado el Gobierno en la sede del Congreso Nacional, no es el único ejemplo que indica que en Bolivia se están haciendo las cosas al revés. El presidente Morales le entregó el miércoles 350 millones de bolivianos al complejo minero de Huanuni, que desde su nacionalización triplicó su personal (pasó de 1.200 a 4.344 obreros), pero su producción bajó a límites que la ponen al borde de la quiebra y en pleno auge de los precios de los minerales. Todo un récord digno de Guinness. En el primer trimestre de 2014, la explotación en Huanuni cayó en un 32 por ciento, en parte por el bajo rendimiento de la empresa y otro poco por la caída de la demanda de los minerales, lo que coloca a esos 350 millones en una apuesta muy riesgosa y totalmente desfasada, pues ha llegado el momento de contraer y no de invertir. Pero aún hay más, pues el presidente ha dicho que la nacionalización no se ha detenido y amenaza con “meterle decreto” a aquellas minas que sean rentables ¿con qué fin? Con devolverle los recursos naturales ¿a quién? ¿a los ineficientes de Huanuni?.

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