domingo, 3 de marzo de 2013

Evadas gastronómicas


Uno de los temas favoritos del presidente Morales es la comida y prefiere hacerlo en los foros internacionales. El canciller Choquehuanca intentó imitarlo cuando se refirió a la papalisa como un poderoso afrodisiaco, pero hasta en las “evadas”, el jefazo parece tener la exclusiva. Recientemente criticó al capitalismo gastronómico que impone la comida chatarra en todo el mundo. Lo dijo cuando inauguró en la sede de la ONU el año de la quinua, uno de los productos más aventajados del planeta desde el punto de vista nutricional. 
El primer mandatario tiene toda la razón, pues esa dictadura gastronómica de la que habla está basada en tres sabores que tienen secuestrado nuestro paladar: el azúcar, la grasa y la sal que a su vez, son los peores enemigos de la salud.
Pero si el presidente realmente quisiera ser un revolucionario, no debería controlar tanto a los ingenios y en lugar presionarlos para que bajen sus precios, debería liberarlos, así la gente busca otras alternativas como la miel, la estevia o la chancaca.
Si fuera coherente también, no tendría que subvencionar el precio del pollo, pues alrededor de este producto ha florecido la más grande industria de la comida chatarra, en la que gravitan con mucha fuerza los nada capitalistas “pollos chinos” que además de “la presa” nadando en aceite, ofrecen como guarniciones: arroz, papas fritas y fideo, una sobredosis de hidratos de carbono que, como sabe después de algunas inspecciones, vienen acompañados de unos ingredientes bastante especiales.
Hay que reconocer que después del discurso de los pollos con hormonas y la Coca Cola que destranca los baños, el presidente ha avanzado algo en materia gastronómica. Ahora le toca pasar del dicho al hecho para que no todo quede en “evadas”.

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