miércoles, 12 de septiembre de 2012

Duelo de titanes

La ciudad de La Paz vuelve a ser la “pagapato” del conflicto entre dos sectores mineros que pelean por la mina Colquiri. Se trata de los mineros asalariados y los cooperativistas, que representan dos mundos, dos paradigmas, dos visiones muy distintas, pero que confluyen en un mismo “proceso de cambio” muy ambiguo y lleno de contradicciones. Los mineros dependientes de las minas estatales son marxistas hasta los huesos, son la base de la COB, una estructura sindical que lucha por la supervivencia. Los cooperativistas son profundamente  liberales y ultracapitalistas, aunque en el discurso digan lo contrario. Ellos se meten en las minas por las buenas o por las malas, venden el mineral al mejor postor y no tienen restricciones ni siquiera para sacarlo de contrabando. Los mineros asalariados son la esencia del estatismo nacional y son tan dogmáticos en este paradigma que no les importa llevar a la quiebra a la Comibol y al país, con tal de mantener sus privilegios. Esas ventajas incluyen, por ejemplo, haber llevado a Huanuni de 700 a 4.700 trabajadores sin producir ni un gramo más de mineral y al peligro de la quiebra en pleno auge de precios. Los cooperativistas son tan individualistas, que ni siquiera pagan impuestos. Estos son los dos grandes exponentes de la nueva revolución boliviana.

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