Cuando llega una crisis en Bolivia solo hay una sola cosa que puede asegurarse: todo puede suspenderse, recortarse, postergarse, menos el carnaval. No importa la falta de plata, los desastres ni las muertes o los conflictos, el carnaval es sagrado. A diferencia de lo que suele repetir una y mil veces el ministro de Economía, Luis Arce, por primera vez uno de sus colegas, el titular de Defensa, Reymi Ferreira, admitió que se están haciendo recortes en el gobierno debido a la caída de los ingresos y se están reajustando prioridades. Por ejemplo y pese a lo grave que se ha puesto el problema de las narcoavionetas en la frontera con Perú, las autoridades han decidido posponer la compra de radares y cumplir la ley que ordena derribar las naves que transportan cocaína. Como decíamos, en crisis hay otras urgencias y en los tiempos actuales al carnaval hay que sumarle el rally Dakar y el doble aguinaldo.
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