Durante los últimos diez años el presidente boliviano ha estado de gira por el mundo haciendo compras propias de un nuevo rico: aviones, teleféricos, helicópteros, satélite, armamento, plantas industriales chinas llave en mano, etc. etc. Pero últimamente las giras del primer mandatario han cambiado, pues los bolsillos ya no están tan llenos como antes. Evo Morales está buscando la forma cómo lo ayuden con cooperación para el desarrollo y con algunas inversiones, especialmente en el campo petrolero, donde “las vacas han comenzado a enflaquecer”. El problema es que nuestro presidente ya se hizo fama de ricachón y botarate y en segundo lugar los nubarrones son negros para todos y cada uno busca cómo hacer sus propios negocios. Hace poco en Alemania le vendieron un tren que nos costará una millonada y que si bien es necesario, no es la prioridad. En estos días se encontró con el autócrata ruso Vladimir Putin y lo primero que hizo fue ofrecerle la venta de armas y tecnología nuclear. Todos ofrecen cooperación pero eso es a cuenta gotas. Por ahora el que mejor cumple es nuestro jefe de estado con sus compritas.
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