domingo, 13 de enero de 2013

Entre bomberos

Por segunda vez en menos de un mes, en el oficialismo se da una orden expresa a los militantes del MAS de  “No pensar” y tampoco expresar libremente sus opiniones. La primera vez fue el presidente Morales cuando se dirigió a los embajadores bolivianos acreditados en distintas partes del mundo. Esta vez ha sido el vicepresidente García Linera, a propósito de las expresiones de la diputada Rebeca Delgado, que han sido interpretadas como disidentes, pese que estaban destinadas a la búsqueda de transparencia en la investigación de la banda gubernamental de extorsionadores. El segundo mandatario ha dicho que el partido de Gobierno no es un club de amigos o un grupo folklórico y que se debe respetar los lineamientos que emanan desde arriba. Eso está muy bien cuando se trata de aspectos programáticos e ideológicos. Siempre han sido necesarios en el país partidos políticos bien estructurados, con militancia disciplinada y orientada hacia fines comunes, pero lo que hizo Delgado fue exigir que se investigue a fondo el mayor escándalo de corrupción de la historia del país. En ningún momento ha cuestionado la orientación filosófica del MAS. A no ser que la ideología oficialista del proceso de cambio siga rigiéndose por los viejos cánones de la complicidad, es decir “Entre bomberos no nos pisamos la manguera”.

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