miércoles, 16 de enero de 2013

Nadie me quita lo 'insultao'

Nadie puede decir que la diputada Rebeca Delgado es una indisciplinada o una malcriada. Salvo los que están tratando de ocultar algo muy grueso y poco transparente. La expresidente de la Cámara Baja fue muy oportuna a la hora de exigir que se investigue a fondo el escándalo de extorsión-persecución que tuvo como base de operaciones a tres ministerios y “algo más”. Precisamente por pedir que se conozca ese “algo más” y desatar una ola de demandas de transparencia en el oficialismo, Delgado ha sido vapuleada en los peores términos, desde el presidente Morales, quien podría decirle de todo, menos dedicarle una copla para el Carnaval. Menos mal que no vincularon a la parlamentaria con la derecha, con la CIA o con la DEA. Poco faltó, pero aún así la dama no perdió la compostura. No abrió la boca para hacer conocer sus sospechas y hasta se portó humilde al demandar una reunión privada con el primer mandatario, petición que fue negada. Le han cerrado las puertas de su bancada y hasta le impidieron participar en las reuniones previas a la designación de las nuevas autoridades legislativas, que ya están marcadas por un flagrante “dedazo”. Pero al finalizar su gestión, cuando Rebeca Delgado ya no tenía nada qué perder, se mandó una de antología, como para darse el gusto. Dijo que en la Constitución se olvidaron de poner el “Ama llunku” (no seas servil), una máxima incaica que ahora se pondrá muy de moda.

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