miércoles, 23 de abril de 2014

Llenos de goteras


Los más memoriosos y asustadizos pensaron ayer que se repetía el tristemente célebre 18 de marzo de 1983, cuando un inmenso turbión arrasó con buena parte de la ciudad de Santa Cruz y sus alrededores, sobre todo las comunidades ribereñas del Piraí. Hasta las obras estrella de la Alcaldía de Santa Cruz tambalearon con la lluvia que azotó nuestra capital desde las 9:30 de la mañana y que se prolongó hasta el final de la tarde. No vamos a mencionar los canales de drenaje que se desbordaron y que pusieron a flotar a los automóviles en varias avenidas. Esto ha sucedido en numerosas ocasiones últimamente. Había que ver lo que ocurrió en el túnel que atraviesa la pista de aterrizaje de El Trompillo, descrita por algunos como una verdadera catarata que inundó la faja de circulación. No hubo obra que quede libre de las oleadas de agua, mercados, escuelas, viviendas, universidades, todo bajo el azote inclemente del temporal. Quejarse de la precariedad de las obras, del aparente maquillaje que se observa en algunos casos, parece una vieja cantaleta. Hace mucho se cometieron errores en el diseño de la ciudad que lamentablemente costará mucho corregir. El problema más grave es que las lluvias son cada vez más intensas y seguimos en las mismas con tendencia a empeorar.

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