martes, 22 de abril de 2014

No sólo de inglés vive el hombre


Los indígenas bolivianos han recibido la cordial e inteligente invitación a aprender inglés para poder ganarse becas de estudio en el exterior. Es una de las ideas más sensatas que se les ha dado en los últimos años a nuestros originarios, acostumbrados a que se los incite de manera no muy cuerda. El problema no será irse y ganarse las becas, sino volver, pues está claro que, según las más recientes estadísticas, los bolivianos siguen con unas ganas locas de emigrar. ¿Serán los genes? ¿Será la ideología? Parece que no, pues este impulso suele repetirse en países con índices económicos muy parecidos al boliviano, aunque los discursos insistan que la cosa es de maravillas. Antes de prepararlos para el viaje de ida, habría que pintarles el panorama que encontrarán al retorno. Es muy probable que además de perfeccionar el inglés, esos jóvenes aprenderán muchas cosas, sobre todo a ser emprendedores e innovadores, los dos grandes retos de cualquier profesional moderno. Ellos serán entrenados a tener iniciativa propia, a inventar algo útil que seguramente los hará famosos y millonarios, como ocurre con bolivianos ilustres como Marcelo Claure, el rey de los celulares o el adolescente Michael Sayman, inventor de aplicaciones para la gigante Apple. Cuando vuelvan ellos no estarán preparados para trabajar para un Estado que les impide ganar más que el presidente, que les prohíbe exportar y que en cualquier momento los amenazará con nacionalizarlos. Tampoco estarán listos para enfrentar a un gobierno que dice odiar a los capitalistas, que les hace la guerra, los hace huir, para luego quedarse con sus negocios.

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