En su
momento, todo el mundo tuvo el poncho
en la
mano. Eso no es garantía de nada.
El mismo miedo que trataba de meter Gonzalo Sánchez de Lozada con el Bonosol, lo está utilizando el Gobierno actual, no solo con el hijo del subsidio creado por el MNR, que se convirtió en Bolivida y más tarde en Renta Dignidad, sino también con otros beneficios como el bono Juancito Pinto y el bono Juana Azurduy de Padilla. El vicepresidente Álvaro García Linera dijo ante un grupo de campesinos de Potosí que si se va el MAS, los k’aras van a eliminar estos regalitos. “Si algún día regresaran los k´aras, los ricachones, los patrones, pobre Bolivia, hasta a las wawas les van a quitar el bono Juancito Pinto, hasta los abuelos les van a quitar la Renta Dignidad porque así son ellos. A ellos no les gusta la gente, ellos solo piensan en sus familias, no piensan en el pueblo”, sostuvo el mandatario en San Pedro de Buena Vista hace unos días. Los gobernantes de ahora olvidan que a Banzer, a Goni, a Tuto, a Paz Zamora y a todos los “neoliberales”, también los llenaron de ponchos en el pasado y eso es porque la política en esta parte del mundo y especialmente en Bolivia siempre ha sido sinónimo de “regalitos” de ida y vuelta, desde que llegó Colón con sus espejos de colores para engatusar a la gente. Eso no ha cambiado absolutamente nada y todo indica que seguiremos en las mismas.
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