Hace unos días, el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, visitó a su amigo Gabriel García Márquez cuando estuvo de visita en Colombia. "Ya no sonríe, pero le brillan los ojos", dijo tras reunirse con el Premio Nobel, a quien dijo quererlo mucho. Clinton invitó varias veces a García Márquez a la Casa Blanca, pese a que el laureado escritor es "uña y carne" con Fidel Castro y a que siempre defendió a rajatablas la revolución cubana.
La primera vez que estuvieron juntos, el colombiano quedó boquiabierto con la tremenda lucidez del mandatario norteamericano, que se había leído casi todos sus libros y que recitaba a los autores clásicos como si nada. Así se esfumó un prejuicio que tenía el escritor y nació una entrañable amistad, muy inspiradora de la tolerancia, el espíritu democrático y el libre pensamiento.
En uno de los encuentros entre el político y el novelista, al parecer se cansaron de tanto hablar de literatura y junto con otros intelectuales que estaban presentes, comenzaron a preguntarse "qué libro leerían si tuvieran que elegir solo uno". Alguno citó a la Biblia, otros mencionaron a "La Divina Comedia" y cuando le tocó el turno a Clinton este dijo que "Don Quijote de la Mancha" es la obra más completa que existe. "Ahí está todo", expresó.
Al final de la conversación todos llegaron a la conclusión de que la mayor amenaza de la humanidad no es la falta de lectura, o el analfabetismo, sino el "fundamentalismo" que prolifera en todos los continentes. Lo lamentable es que ese fundamentalismo a veces surge de mentes que dicen haber devorado 20 mil libros.
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