lunes, 1 de abril de 2013

Bolivia ante los ojos del mundo

El Gobierno del MAS ha hecho todo lo posible porque su denominada “revolución” sea conocida en todos los rincones del planeta y para ello no ha escatimado esfuerzos como los trámites para traer el concurso Miss Universo al país y ahora todos celebran la inclusión de nuestro territorio en la famosísima competencia Dakar, una forma poner a Bolivia en una vitrina internacional. Caer en la fantochada de condecorar al futbolista Lionel Messi también forma parte de la misma estrategia.  

Pero no todo es color de rosa en ese “Mundo ancho y ajeno” que el presidente Morales quiere conquistar para convencer de que la coca cura la diabetes y mejora la inteligencia. En una vitrina se pone al descubierto lo bueno, pero también lo negativo y por ejemplo, con el Dakar, nos arriesgamos a que la humanidad observe que nuestro deporte favorito no es el automovilismo ni el fútbol, sino el bloqueo. Es simplemente un riesgo que podría reforzar la idea de que Bolivia es uno de los países menos amistosos de los turistas, especialmente de los extranjeros, como lo reflejó recientemente el informe de un organismo internacional.  

El Gobierno actual ha tenido la virtud de promocionar a Bolivia en todos los foros y palestras internacionales, pero al mismo tiempo ha mostrado muchas de las facetas oscuras del régimen que ahora comienzan a pasarle factura, sobre todo en lo que respecta a los Derechos Humanos, un factor que suele tener mucho peso a nivel internacional, pues justamente constituye la razón de ser de los organismos multilaterales más importantes y la base del derecho internacional.  

Hay un refrán muy sabio que dice que “los trapos sucios se lavan dentro de casa”, pero el Gobierno ha hecho todo lo contrario y más bien ha facilitado con mucho ahínco la intervención extranjera y la ventilación de los hechos en el contexto regional, sobre todo. Así ocurrió con el tema medioambiental, en el que Evo Morales pretendió erigirse como un líder planetario, pero que a la postre cayó desenmascarado cuando se produjo el triste episodio de los indígenas del Tipnis, caso que aún no ha sido cerrado sino que más bien comienza a ganarse espacio en las cortes internacionales.  

Cuando ocurrieron los hechos sangrientos de Porvenir, en el 2008, las autoridades nacionales se prestaron con mucha premura a que algunos farsantes con chapa de héroes hagan un burdo montaje que todavía no encuentra su epílogo y que ha dejado muchos cabos sueltos, sobre todo porque la justicia plurinacional no ha tenido la capacidad de demostrar la culpabilidad de los principales acusados. Es muy parecido al Caso Terrorismo, un episodio que el propio presidente Morales puso en la palestra mundial, cuando denunció abiertamente que habían tratado de matarlo y que por eso había ordenado la violenta intervención en el hotel Las Américas, hace cuatro años.  

En todos estos casos, el Gobierno enfrenta ahora un riesgo muy grande. Mientras más pasa el tiempo, el mundo es testigo de que ya sea en Porvenir, en el caso Rózsa, en lo del Tipnis y muchos otros, la versión oficial está seriamente cuestionada, hecho que pone en duda la fe del Estado boliviano y, por supuesto, provoca el desmoronamiento de todo el discurso humanista que pretendió divulgar el Gobierno por el mundo.  

Eso explica por qué el régimen trata de darle el portazo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y busca una suerte de aislamiento. Los que saben de leyes y de estas cosas, creen que no es nada fácil escapar del largo brazo de la justicia internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario