lunes, 26 de enero de 2015
Maduro y su gran fe
“Dios proveerá”, fue la frase central del discurso tan esperado del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, tras su gira de mendicidad que hizo por Europa y Asia, donde le cerraron las puertas por falta de confianza. Las palabras del líder bolivariano pueden expresar fe, pero también muy pocas luces, como sucedió con aquel creyente que se ahogó en una inundación esperando que Dios le tienda la mano desde el cielo. El tipo rechazó el auxilio de unos pescadores que llegaron hasta el techo de su casa argumentando su férrea certidumbre en la providencia. Cuando estaba ante Dios en el cielo, le reclamó por qué no le había ayudado pese a ser tan cristiano. “Yo fui el que te mandó a los pescadores”, le dijo. Venezuela posee las reservas de petróleo más grandes del planeta. Muchos países, como Japón o Chile, sin ir muy lejos, podrían reclamarle al Creador por la injusticia de darle a unos tanto y a otros tan poco. De esa forma, insistirle a Dios por más ayuda podría ser una blasfemia en el caso de Maduro, pero seguramente a este buen hombre no le alcanza la materia gris para tanto. Al menos le queda una esperanza: hasta los individuos como él se van al cielo. Dios es misericordioso.
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