viernes, 24 de junio de 2011

No es el sol, Presidente


El presidente Morales le pidió alimentos al sol a la hora de sumarse a los ritos del Año Nuevo Aymara. Si el rey de los astros hablara, le diría que él jamás ha fallado y que en todo caso, si lo que pretende es evitar hambre y escasez, debería revisar qué es lo que está haciendo su Gobierno y qué es lo que está fallando para que cada día produzcamos menos y nos veamos obligados a importar más comida.

Una simple revisión a las cifra de las importaciones, da una idea de las razones que llevan al primer mandatario a clamarle al sol, de la misma forma que una ex ministra de agricultura no aflojaba el rosario y los rezos para que aumenten las cosechas. En el  primer cuatrimestre, las compras del exterior de alimentos y bebidas han batido un nuevo récord, con más de 200 millones de dólares, un 73% por ciento más que el mismo periodo del 2010 y seguramente el nivel más alto desde que se desató la crisis alimentaria que afecta al mundo entero.

Cuando el aumento de los precios de los alimentos alcanzó su pico más alto, el año pasado, el presidente les prometió a los productores que iba a liberar las exportaciones y no ha cumplido. Si los precios de los cereales, granos y otros productos están bajos ahora es porque lo permiten la abundancia del periodo de cosecha y el bloqueo en Desaguadero que frena el contrabando. La empresa estatal Emapa, fiel a su misión (distorsionar el mercado) anda por todos lados comprando todo el maíz que puede acopiar con el fin de evitar que los precios se disparen a fin de año y a comienzos del próximo y aun así, según los cálculos faltarán alrededor de 100 mil toneladas para abastecer el consumo interno. Los arroceros y los soyeros tienen millones de toneladas acopiadas sin posibilidades de exportación, situación que podría ocasionar fuertes pérdidas a los productores y menos posibilidades para enfrentar el siguiente periodo de siembra.

Para los maiceros que confiaron en Emapa, resultó un bleff la promesa de pagar un 10 por ciento por arriba del precio del mercado. Lo mejor para ellos hubiera la apertura de las fronteras a la exportación, ampliar las áreas de cultivo, producir más y obviamente, abastecer las necesidades locales, además de generar divisas para el país. Con las recetas intervencionistas aplicadas y el control de precios, se mantienen los desincentivos a la producción y las inversiones en el agro.

La organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, le advirtió en reiteradas ocasiones a los países amenazados por procesos de hambruna. Los gobiernos debían eliminar cuanto antes las políticas restrictivas a la producción, como el control de precios, la aplicación de cupos de exportación y otras prohibiciones. Bolivia no ha cumplido con esas recomendaciones y la supuesta lucha por la soberanía alimentaria, se lleva adelante con medidas de corto alcance y de fuerte tinte ideológico y político.

En Francia, durante la reunión de ministros de agriculturas del G-20 se acaban de tomar importantes decisiones acerca de los precios y el abastecimiento de alimentos a nivel mundial con el fin de evitar la escasez y las indeseables hambrunas que se han pronosticado. Sin embargo, como contraparte, la FAO y otros organismos internacionales han exigido a todos los gobiernos evitar el intervencionismo y las distorsiones que inhiben las inversiones en la agricultura y la ganadería.

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