martes, 11 de agosto de 2015
Llama ya
Esto de los idiomas nativos se está volviendo un carnaval, como corresponde en esta amada Bolivia. La mejor forma de verlo es con la respuesta que dio el presidente del Senado, José Alberto Gonzales, quien confesó que prefiere compartir con su familia en lugar de ir a un curso de aymara o quechua y cumplir con un requisito que él muy bien sabe que solo se lo van a exigir al que les dé la gana. Hubiera bastado que los funcionarios públicos aprendan la más famosa de las frases en lengua nativa y que tanto repiten nuestros gobernantes para dar la impresión de que estamos progresando: “Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella”. Pero lamentablemente muy pocos se la toman en serio y lo único que sigue valiendo en este país es la viveza criolla, como la que tuvieron algunos en La Paz, que andan por todas las oficinas estatales ofreciendo certificados de dominio de lenguas nativas a precios que oscilan entre los 26 y 290 bolivianos. Está tan arraigada esta identidad nacional que ni siquiera el Viceministerio de Descolonización consigue salvarse. En esta oficina, según lo reporta el diario La Razón, hay un letrero que ofrece la certificación en lengua aymara en un mes, al precio módico de 200 bolivianos, con refrigerio incluido.
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