lunes, 17 de junio de 2013
Bolivia y Alemania
Después de Hitler y el desastre de la Segunda Guerra Mundial, Alemania decidió establecer una Constitución en la que está totalmente prohibido tocar el sistema federalista. El Federalismo ha sido para los alemanes, la respuesta a la profundización de la democracia y por ende, la receta de la recuperación económica hasta convertirla de nuevo en una potencia mundial, después de haber estado en cenizas. El sistema federal ha sido el modelo de descentralización y de gestión; ha evitado que retornen al poder los viejos caudillos que le hicieron tanto daño al país y principalmente, ha sido vital para mantener la paz durante más de sesenta años. El modelo alemán es hoy uno de los pocos en Europa que se mantiene firme frente a la crisis que azota al resto de las naciones del viejo mundo. En el territorio que hoy se llama Bolivia ha cambiado todo una y mil veces. Se ha probado con todos los regímenes, ideologías y sistemas políticos. Pero hay algo que no ha cambiado desde que éramos colonia: el centralismo, definido por muchos, como el peor de los males de la sociedad. Mientras que los alemanes insisten en perfeccionar la descentralización a través del federalismo, los bolivianos nos aferramos al modelo totalmente opuesto. Los resultados están a la vista.
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