Durante más de una década, los grandes protagonistas de América Latina han sido aquellos países que se encaminaron hacia el denominado "Socialismo del Siglo XXI", que no es otra cosa que autoritarismo populista adosado con algunas hilachas de lo que queda de la Revolución Cubana. Aunque en ese carril no se puede meter del todo a Brasil y Argentina, estos países fueron en gran medida los alentadores del proceso político, cuyo máximo líder ha sido el expresidente venezolano Hugo Chávez.
Estimulados por un período de bonanza económico originado en el incremento de los precios de las materias primas, los regímenes de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Ecuador iniciaron un período de grandes cambios, destinados supuestamente a derrotar a la pobreza, luchar contra la exclusión social y combatir el imperialismo norteamericano.
El resultado, largamente pronosticado por todos, porque la hecatombe socialista de finales de los '80 sigue dando sus últimos coletazos en Europa, se puede ver muy claramente hoy por todos lados, en la inflación, en la escasez, en las cartillas de racionamiento que se imponen en Venezuela, en la corrupción, el narcotráfico y, por supuesto, en una larga lista de abusos contra las libertades fundamentales y los derechos humanos.
Mientras que toda esta ola populista copaba la prensa, generaba tumultos en los eventos internacionales y sus discursos grandilocuentes despertaban algarabía en muchos círculos internacionales otras naciones lucían agazapadas, cargando en silencio estereotipos y estigmas que los facinerosos de turno se encargan de repetir y machacar, muy bien encimados en sus poses de "progres" e izquierdistas.
Nos estamos refiriendo a países como Colombia, Chile, México, República Dominicana, Costa Rica, El Salvador y Perú, que transitando por el liberalismo económico, la democracia representativa y la apertura de los mercados, sí han logrado grandes avances en productividad, en competitividad, en incremento de las exportaciones de manufacturas y mercancías industrializadas y, por supuesto, han dado pasos importantes en el combate a la pobreza y el achicamiento de las brechas sociales, a través de acciones en salud, educación y generación de empleos dignos.
En ninguno de estos países sus líderes se metieron en alocadas aventuras por acaparar todo el poder, por perpetuarse en el mandato y tampoco han iniciado absurdas carreras armamentistas ni se han embarcado en repartijas del dinero que también les ha llegado a manos llenas, porque el fenómeno de los ingresos, el aumento de las reservas y el récord de exportaciones de materias primas ha sido general en América Latina.
Afortunadamente esta parte del sur ha comenzado a llamar la atención del mundo y no solo de Estados Unidos, que ha retomado su mirada hacia a América Latina, en el momento exacto en el que comienza a declinar la arremetida populista. Recientemente el vicepresidente norteamericano Joe Biden realizó una gira por Colombia, Trinidad y Tobago y Brasil y ha prometido volver muy pronto. En la Casa Blanca se produjo un encuentro efusivo entre Sebastián Piñera y Barack Obama, quien ha calificado a Chile como un país líder en el mundo. Por si fuera poco, China también pone la mirada en el otro sur, no precisamente el de los chavistas y socialistas. El nuevo líder del gigante asiático, Xi Jinping, se encuentra de gira en el continente y ha elegido justamente a México Trinidad y Tobago y Costa Rica para hablar del mismo idioma; es decir, la modernización y la globalización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario