viernes, 14 de junio de 2013

La Guardia: De Modelo a Mamarracho

Para saber cómo anda el municipio de La Guardia sólo hace falta recorrer el tramo de 20 kilómetros que une a esta capital con la capital cruceña y descubrirá que los baches que se multiplican en varios tramos de la carretera son apenas una señal de que las autoridades guardieñas están abocadas a otros asuntos, menos a la atención de los problemas ciudadanos.

El asunto principal que consume las energías públicas en La Guardia es precisamente el elemento fundamental y la razón de ser del régimen actual: la pelea por el poder, que ocasiona conflictos, atrasos en las obras públicas, desatención, falta de transparencia y por supuesto, altos niveles de corrupción que se acrecientan por el clientelismo que se agudiza en este “proceso de cambio”.

La Guardia es el ejemplo más claro de esta nueva “cultura política” que se nutre de los falsos conceptos como el “control social”, la “democracia participativa” y la “obediencia al pueblo”, que en términos reales no es más que el des-gobierno de las montoneras que deriva en caos, en golpismo y en inestabilidad.

Pese a que a nivel nacional, el caudillismo no se discute  y se enarbola la idea de un pensamiento oficialista único y monolítico, en los hechos y precisamente donde la democracia debería funcionar con mayor eficacia, la angurria de poder de los movimientos sociales masistas y de las diferentes facciones del MAS han deteriorado severamente el funcionamiento de cientos de municipios hasta convertirlos, como el caso de La Guardia en un mamarracho de alcaldía, después de haber sido considerada un modelo de administración y ejecución de proyectos en bien de la gente.

Lo mismo pasa con Buena Vista, por ejemplo, lugar que se perfilaba para convertirse en un gran polo turístico y cuyos días transcurren hoy entre bloqueos, enfrentamientos y golpes. En ambos casos la opinión pública ya perdió la cuenta de cuántas veces han cambiado de cabeza tanto en el Concejo como en la parte Ejecutiva y ese fenómeno naturalmente es sinónimo de obras inconclusas y proyectos postergados, algo que se puede ver con perfecta claridad en el programa “Evo cumple”, que ha destinado cuantiosos recursos sobre todo en alcaldías controladas por el partido de Gobierno.

En todos los municipios sometidos a fuertes disputas, la pelea de fondo es por el manejo de cuantiosos recursos, pues se trata de importantes bastiones urbanos con sólida presencia empresarial que implica impuestos y coparticipación tributaria. Por esa misma razón, esas comunidades necesitan autoridades serias, decididas a construir obras y expandir el progreso que genera empleo y actividades productivas, de lo contrario, el resultado es el estancamiento y la pobreza. En el caso de La Guardia, el proyecto más importante de la actualidad es el desarrollo de su parque industrial que necesita infraestructura, planificación, innovación y el desarrollo de proyectos anexos que están consumiendo el tiempo y las energías de los concejales y todos los funcionarios.

La política, la democracia, la participación y la inclusión son justamente para eso, para mejorar la vida de la gente, para que haya más trabajo, más obras y bienestar para todos. Por ahora, la política, mejor dicho, la politiquería sigue siendo una mala palabra que se puede ver claramente en los sucesos que ocurren todos los días en La Guardia y en muchos lugares del país.

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