Jigote" no se escribe con jota, sino con "g"; es decir, "Gigote", y a diferencia de lo que muchos creen, no es un término "camba", ni siquiera boliviano. Es españolísimo de pura cepa, aunque proviene del francés "gigot", que significa pierna. En principio es un guisado en base a carne bien picada que cuece en su propio jugo y que lleva muchas especias.
En Bolivia, el "jigote" o "gigote" adquirió carta de ciudadanía para denominar al relleno de las empanadas, que tampoco son salteñas, tucumanas, potosinas o chuquisaqueñas, sino que provienen de la India, donde suelen usar el pan a manera de cuchara o para envolver los deliciosos guisos que preparan como nadie.
En todo caso, el aporte boliviano al Gigote o Jigote es haberle incluido la papa, un producto que a veces se lo encuentra en mayor medida que la carne y que suele ser sinónimo de estafa. "Empanadas del Vaticano" le dicen a aquellas que llevan "puro papa" y algunas hilachas de carne.
Pero si olvidamos este último incidente típicamente nacional, no vamos a negar que el Gigote o Jigote es un producto altamente civilizado, cargado de aportes desde todas las culturas y que denota sustancia, corazón, peso, consistencia, por oposición a aquello que no lleva más que aire y vacío en su interior.
Yo me voy a quedar con "Jigote", el nombre que le han puesto a una campaña de acción ciudadana que nos propone a los cruceños y bolivianos ser más civilizados, conscientes, proactivos, auténticos y respetuosos, en definitiva, más ciudadanos. El objetivo es que respetemos más, cuidemos más y que sonriamos más, ya que todo lo opuesto convierte a este país en un lugar cada vez más difícil para vivir.
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