Hace unos días decíamos en este mismo espacio que Santa Cruz tiene norte, aludiendo al gran empuje económico que ha dado lugar a un modelo exitoso que hay que seguir perfeccionando, pero que va por buen camino. Ahora decimos que “Santa Cruz tiene Jigote” por citar el último gran proyecto urbano destinado a generar una mayor conciencia ciudadana sobre el respeto a los derechos de los demás, el cuidado del entorno y el desarrollo de hábitos para mejorar la convivencia.
Cientos de jóvenes fueron los artífices del lanzamiento de la campaña que viene de la mano de CEDURE (Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional) una institución que tiene un largo camino recorrido en el desarrollo del concepto de “ciudadanía”, sobre todo en la búsqueda de la comprensión de las obligaciones que tenemos todos para que nuestras ciudades, nuestras comunidades y nuestro país, sean espacios más generosos, solidarios, bellos y llenos de vida.
Por lo general, los bolivianos tenemos muy bien marcada la tendencia a exigir que el otro haga su parte, que el vecino cumpla, que el Estado resuelva, pero somos poco proclives a contribuir para que haya menos basura en las calles, para que mejore el tráfico, para que los mercados sean lugares decentes y los lugares públicos no se conviertan en amenazas para los niños y la juventud.
Es muy grato que este tipo de ideas surjan de los jóvenes, de las nuevas generaciones que están llamadas a generar la nueva conciencia, la visión que produzca un quiebre en la mentalidad de los bolivianos, que viven ausentes de lo que ocurre a su alrededor y que no siempre perciben que las soluciones están al alcance de la mano, simplemente cambiando la forma de pensar y de actuar, asumiendo posiciones que no son difíciles, pero sí muy significativas para el conjunto.
Hemos visto sumados a esta iniciativa a escritores, intelectuales, profesionales, casi adolescentes de la clase media que frecuentemente se portan agresivos hacia el resto, pero que esta vez han asumido una posición de liderazgo en la promoción de ideas y valores cargados de fuerza.
El objetivo es cambiar los hábitos, buscar que la gente sea más amistosa y humilde, más proactiva y menos quejumbrosa, más respetuosa e involucrada en los asuntos colectivos, más cuidadosa de todo lo que nos pertenece y nos cuesta a todos, sabiendo que nada le pertenece al Estado como forma abstracta, sino que es de nosotros y que jamás debemos eludir la responsabilidad que nos compete.
Los promotores de la campaña Jigote han pedido que la gente levante el dedo meñique en señal de adhesión, como forma de sumar voluntades, algo que puede partir desde el momento en que decidimos no arrojar la basura en la calle, dejar de tocar bocina, esperar el micro en la parada y respetar la fila en el supermercado. Jigote nos está exigiendo que no seamos vacíos, que tengamos en la mente y el corazón la idea de que las soluciones tienen que ver con la voluntad individual y el deseo de querer vivir mejor para demandarle también a las instancias el compromiso de avanzar hacia nuevas metas.
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