La amenaza de no darles ni un centavo a los municipios y gobernaciones opositoras no es de asombrarse y de eso pueden atestiguar muy bien los benianos, que ni siquiera con el agua al cuello despertaron la sensibilidad del gobierno.
Pero en esta ocasión cobra mucho más sentido después de observar las cifras de las exportaciones del mes de enero, que no solo destruyen totalmente la famosa cantaleta del “blindaje” frente a la caída del precio del petróleo, sino que dibujan los primeros trazos de la nueva realidad que podría afrontar el régimen, que durante diez años ha estado “volanteando” la plata a manos llenas. Ha sido tal la hemorragia de dólares, que la piñata alcanzó para todos, cosa que puede cambiar y obviamente habrá unos más perjudicados que otros.
En principio han caído muy mal las palabras del presidente Morales y algunos vaticinan un efecto contrario al supuestamente buscado, pero si se recapacita con los números en la mano, el tema cobra coherencia y tal vez haga pensar a muchos, especialmente a los que saben que nuestras autoridades no andan con amenazas.
Como decíamos, solo en el mes de enero, la caída del total de las exportaciones nacionales alcanzó un 32 por ciento respecto del mismo periodo del año anterior, lo que en metálico significa una reducción de 185 millones de dólares.
Como se sabe, el sector de los hidrocarburos constituye casi la mitad de las ventas bolivianas al exterior y naturalmente la cuota del gas es muy grande. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, el valor de los envíos de gas a Brasil y Argentina se redujo en casi un 30 por ciento en enero, lo que equivale a una disminución de 160 millones de dólares.
Otro de los sectores que también suma en este bajón es la minería, cuyo principal producto de exportación, el estaño, ha experimentado una caída en su cotización de alrededor del 20 por ciento. En las minas estatales, especialmente en Huanuni, se han declarado en emergencia y el reto es incrementar la producción, pero tendrán que hacerlo con menor cantidad de personal ya que están analizando deshacerse de una parte de la enorme cantidad de supernumerarios contratados durante la era de la nacionalización.
El sector agropecuario ha sido uno de los más castigados con el derrumbe de los precios y eso se nota en el valor de las exportaciones de enero, un 52 por ciento menos que el mismo mes de 2014.
En total, el valor de las exportaciones habría caído un 22 por ciento, con una reducción de más de 225 millones de dólares solo en un mes, cifra que es tremendamente más grande que los 40 millones de dólares anuales que calculó como impacto el vicepresidente García Linera. Incluso es mayor que las estimaciones hechas por los más pesimistas, quienes previeron una reducción de mil millones de dólares en todo el año.
Naturalmente, con estas cifras, con los antecedentes que tiene este país, con el comportamiento que ha tenido el gobierno del MAS en estos años y con la más reciente amenaza en la mano, no hay duda que hoy existen más razones para aplicar la ley del embudo.
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