sábado, 3 de septiembre de 2011

Un SOS a San Pedro

Está claro que la política medioambiental de Bolivia y del departamento, en especial,  depende de San Pedro. El invierno parecía que nos iba a librar de los infaltables incendios forestales, gracias a que la temporada estuvo más lluviosa que de costumbre. Los campos verdes y los árboles florecientes en pleno julio era algo de no creer, pero justo en la cola de la época invernal han comenzado a escasear las lluvias y con la sequía han vuelto a aparecer los dichosos “focos de calor” que no son más que chaqueos descontrolados que se llevan grandes cantidades de monte, selva y animales silvestres. El desastre vivido el año pasado no dejó ni una sola lección; los que han estado anunciando campañas de prevención, alerta temprana y otras medidas paliativas, han brillado por su ausencia. El último informe sobre el monitoreo del fuego hablaba de casi diez mil focos de calor, la ciudad otra vez está cubierta de humo y no tardan en llenarse los hospitales de niños con problemas pulmonares y daños en la vista. Incluso esta nota queda demás, porque la única alternativa es ponerse a rezar para ver si “don Peyuco” nos manda por lo menos una chilchina.

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