Un tipo muy raro este Mario Cronenbold. Se ríe de todo. Con una sonrisa de oreja a oreja apareció de un rato a otro como candidato del MAS para la Alcaldía de Warnes. Nunca se lo había escuchado hablar de política. Su fuerte era mostrarse fruncido de risa en todos los programas deportivos y de variedades ofreciendo rifas, camisetas de Blooming o entradas para algún recital de música. Así, muy suelto de cuerpo se despachó al jefe municipal warneño, Nils Carmona, y con su gesto habitual, acompañado del puño levantado y la foto de Evo Morales en la otra mano, pasó a las grandes ligas de la administración pública, muerto de risa. Como todo aventurero, a Mario Cronenbold no le ha ido nada bien con la banda de alcalde. Las irregularidades lo visitaron a muy poco de asumir el cargo y él prefirió reírse y seguir como si no pasara nada.
Se relanzó como dirigente deportivo y hasta no hace mucho se lo veía firmando contratos con prestigiosos futbolistas y, por supuesto, riendo y riendo ante las cámaras de televisión. La gran sorpresa se produjo la semana pasada cuando policías antidrogas detuvieron a Cronenbold por supuestos nexos con un narcotraficante colombiano. Lo arrestaron y lo enmanillaron y adivinen qué hizo el alcalde. Pues, reír.
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