lunes, 9 de febrero de 2015
¿Amigos o amiguetes?
El pasado jueves ocurrió algo que hace unos años hubiera sido imposible de imaginar. El presidente Morales, acompañado del vicepresidente García Linera, un gran impulsor de las teorías marxistas, le entregaron la máxima condecoración nacional la Cámara de Industria y Comercio (Cainco), entidad que celebró cien años de su fundación. En el acto, gobierno y empresarios acordaron seguir tendiendo puentes de diálogo y entendimiento. Nunca se debe dejar de festejar un gesto de paz y cordialidad, pero habría que ver la “letra chica” de esta relación entre dos sectores que estuvieron prácticamente en guerra hasta no hace mucho. Es obvio que el gobierno se acerca a las instituciones emblemáticas de Santa Cruz por un asunto de conveniencia, porque le interesa ganar votos en la región y seguir consolidando su liderazgo. En ese caso, renuncia a la utopía de montar un régimen socialista, algo que se queda simplemente para adornar los discursos. Esto es digno de celebrar. Del otro lado, cuando los empresarios se acercan al poder, normalmente lo hacen para conseguir ventajas muy particulares, para consolidar el famoso “capitalismo de amiguetes”, como decía Stiglitz, mercantilismo, como dirían otros que promueven la competitividad. Más de lo mismo, exclamarían los que saben de historia boliviana.
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