viernes, 27 de febrero de 2015

Se ruega no molestar

Cuatro de las ocho organizaciones que integran el Fondo Campesino han echado el grito al cielo por el decreto que ordena la intervención de esa entidad, con el objetivo de investigar el grave escándalo de corrupción en la que está envuelta. Los dirigentes argumentan una suerte de soberanía que veta el ingreso de los k’aras a ese reducto, donde los sindicatos de indígenas, campesinos y originarios han hecho de las suyas con el dinero que se les entregó, con proyectos fantasmas, sobreprecios y toda clase de irregularidades. En otras palabras, lo que piden esos líderes, que además se han declarado en emergencia, con la amenaza de medidas de presión es que los dejen tranquilos con sus “usos y costumbres” por no decir otra cosa que pueda herir los sentimientos de esos sectores para quienes transparencia es sinónimo de discriminación. En fin, habrá que ser tolerantes a nombre de la inclusión, aunque no se podría decir lo mismo del ex viceministro y actual candidato a asambleísta departamental de La Paz, Gustavo Torrico, a quien poco le faltó declarar traidora a la Contraloría por haber realizado la denuncia sobre el Fondo Indígena.

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