lunes, 25 de julio de 2011

El efecto Oslo


Más de 90 personas han muerto en Noruega, uno de los países más democráticos, más civilizados y pacíficos del mundo. En su capital, Oslo, se ha producido un doble atentado, originado en el fundamentalismo religioso, un problema que fue señalado, mucho ante de los ataques del 11 de septiembre, como la gran amenaza mundial del Siglo XXI.  Que nadie dude que a partir de este fatídico suceso, se profundizará el consenso mundial sobre la necesidad de intensificar la lucha contra el terrorismo. Lamentablemente, Bolivia está metida en este lío, pese a que, sin ser Noruega, el país nunca había sido un sitio de preferencia de los terroristas ni fundamentalistas. Pero las cosas han cambiado. Hoy tenemos gobernantes con un pasado vinculado a acciones extremistas, el territorio nacional se ha convertido en refugio de algunos sujetos perseguidos por la justicia y nuestras grandes amistades tienen cuentas qué saldar en otros países por graves atentados con un abultado saldo de muertos y heridos. La comunidad internacional se ha portado tolerante con estos coqueteos de Bolivia con países que protegen abiertamente el terrorismo. Esto podría cambiar de manera drástica.

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