domingo, 7 de octubre de 2012

Brasil toma la posta de la DEA


Apenas unos meses después de que Estados Unidos entregara todos los equipos e instalaciones que eran utilizados en Bolivia para la lucha binacional contra el narcotráfico, el Gobierno brasileño ha cedido en donación dos helicópteros, idénticos a los que usaba la DEA y en el mismo cuartel construido por la cooperación norteamericana, que sirve de base para el grupo de la Fuerza Aérea Boliviana que brinda su apoyo a las tareas de interdicción y erradicación de coca en el Chapare y otras zonas de producción de cocaína.

La donación brasileña llega al país cuando más del 90 por ciento de la cooperación estadounidense en materia de drogas ha sido levantada a raíz de la expulsión de la DEA en el año 2008, que coincidió con el retiro del embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg.

Desde que se fue la DEA, el incremento del narcotráfico en el país ha sido notorio, al igual que las plantaciones de coca ilegales y el más perjudicado desde todo punto de vista ha sido Brasil, cuyo mercado está prácticamente inundado de droga boliviana, de la misma forma que sucede en Argentina y Chile, los tres destinos principales de la cocaína nacional.

Los dos helicópteros entregados el miércoles llegan después de un largo proceso de negociación y mucha presión de Brasil, puesto que en el 2011, las autoridades nacionales se resistían a firmar un convenio antidrogas con Brasilia (que también incluye a Estados Unidos) y una vez se produjo la rúbrica las reticencias para cumplirlo han sido evidentes. En dos ocasiones, el Ejército brasileño movilizó miles de soldados a la frontera, acción que fue interpretada como un gesto disuasivo.

Superados algunos escollos, Bolivia aceptó el patrullaje aéreo de las fronteras a cargo de aviones brasileños no tripulados, con el fin de interceptar las avionetas cargadas con droga que pasan los límites todos los días. Estas acciones deben ser complementadas con ejercicios militares conjuntos que no han sido ejecutados porque todavía existen detalles por discutir. Recientemente estuvo en La Paz el ministro de Justicia y zar antidrogas de Brasil, José Eduardo Cardozo, tratando de convencer al Gobierno nacional de que la erradicación de coca del Chapare –prevista dentro del convenio-, sea ejecutada por personal de la Policía Federal brasileña, algo que de este lado de la frontera no parecen dispuestos a aceptar.

De cualquier forma, la erradicación de coca es un elemento que se ha vuelto imprescindible para mantener buenas relaciones con los países que se ven afectados por el desborde y en ese sentido la política nacional al respecto –y aunque a regañadientes- parece estar tomando un giro importante. En el Chapare, el Gobierno está llevando adelante una estrategia de expansión económica muy parecida al desarrollo alternativo que financiaba la agencia norteamericana USAID y en el caso de los dos helicópteros donados por Brasil, su destino será precisamente el trópico cochabambino, donde realizarán el control de la coca excedente.

Para Brasil es sumamente importante avanzar en el control de la droga en América del Sur. Su Policía ha hecho incursiones en Perú y en Paraguay para controlar la producción dentro de esos territorios y obviamente, Bolivia no puede ser la excepción, pues se trata del caso más grave a atacar. Como se ha visto, la producción de cocaína no solo aumenta en cantidad sino que se dirige peligrosamente hacia el mercado de consumo. No sería extraño que sean los brasileños los que pongan el dinero, los equipos y el personal de la futura base antidrogas en Yapacaní.

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