viernes, 19 de octubre de 2012

Santa Cruz y el Chapare


Qué paradoja, en el Chapare, los cocaleros hacen esfuerzos por crear otro Santa Cruz en medio del trópico cochabambino mientras que la capital del oriente se parece cada vez más al Chapare.

Mientras que los productores de hoja de coca buscan la manera de volverse empresarios de la construcción y muchos se ellos invierten en emprendimientos formales y legales, el departamento que es desde hace décadas la locomotora de la economía nacional, se va introduciendo en  el tenebroso mundo de la droga, que al mismo tiempo es amenaza de violencia, drogadicción, asesinatos y muchos problemas.

Solo hace falta ver lo que está sucediendo en los colegios de la ciudad para darse cuenta del contexto que nos envuelve, con la ciudad rodeada de zonas rojas, el norte cruceño cercado por narcocomunidades que protegen las actividades ilícitas, dirigentes políticos dedicados al negocio de las drogas y toda una provincia implicada en la producción de cocaína, donde las fábricas se cuentan por centenares.

La región con mayor cantidad de parques y reservas naturales es hoy la zona de expansión de los cultivos de coca, que invaden sin control las concesiones forestales, donde existen evidencias del accionar de cárteles internacionales de la mafia. Las factorías de procesamiento de la coca son halladas en los cuatro puntos cardinales, tanto el Chaco, como en el norte o al Este, en la Chiquitania, donde el oficialismo ha expandido sus bastiones políticos, pero al mismo tiempo surgen señales muy claras del florecimiento del narcotráfico. San Ignacio, San Matías, San Julián y otras poblaciones son testimonio de este fenómeno, comparado no hace mucho con lo que ocurre en el norte de México, al mismo tiempo que advierten que a Santa Cruz le puede ocurrir lo de la ciudad de Monterrey, controlada hoy por los grupos narcoterroristas que han causado decenas de miles de muertos en los últimos años. Como en 1987, cuando el triste suceso del científico Noel Kempff Mercado, dependerá de la sociedad cruceña que este fenómeno no prospere.

Ahora veamos lo que sucede en el Chapare. ¿Puede esta región llegar a convertirse en el nuevo polo de desarrollo legal? El Gobierno está llevando adelante un proceso de inversión multimillonario en la zona, con la instalación de infraestructura, aeropuertos, estadios, fábricas y centros industriales, proceso que no es nuevo, pues la cooperación norteamericana a través de su agencia USAID, la ONU y muchos otros organismos internacionales y países amigos, invirtieron sumas millonarias en el lugar para promover el desarrollo alternativo. El Chapare es una región privilegiada desde hace décadas gracias a la inversión pública y privada que se encontró en el área turística y la producción de frutas.

Depende de los chapareños dar el salto cualitativo. La coca y el narcotráfico no tienen futuro, al menos no uno decente para ellos ni para sus hijos. Además de infraestructura y equipamiento productivo tienen que invertir en educación, crear universidades privadas como hizo Santa Cruz, instalar parques industriales, diversificar su economía, utilizar la energía eléctrica e hidrocarburífera para producir y generar riqueza y no como arma política como se hace en este momento. El Chapare puede ser Santa Cruz si se abre a otras culturas, a los migrantes y cede espacios a quienes piensan distinto. Esas fueron las claves de esta región, aunque ahora están en peligro.

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