martes, 23 de octubre de 2012
Todo anotadito
Hará falta mucho más que una libretita de apuntes y un celular para controlar el poder de las redes sociales y su influencia en la política, que ahora en realidad es “Política 2.0”. Ojalá fueran los insultos la única preocupación de los tiranos que quedan en el mundo, muchos de los cuales han caído por la gran influencia de herramientas como Facebook y Twitter, que algunos usan para jugar, para chatear y otros también para insultar, pero que en Egipto, en Túnez y en Libia, por ejemplo, fueron utilizadas para organizarse, protestar y generar el mayor movimiento ciudadano que terminó con dictaduras que llevaban varias décadas en el poder. Cuánto gasta Cuba y cuánto ha gastado en 50 años para mantener una hegemonía informativa que se derrumbó por obra de la bloguera Yoani Sánchez, que ni siquiera tenía conexión a internet. El poder de su pequeño comentario de todos los días que relata las vivencias de los cubanos adormecidos por la miseria y la falta de libertad, se ha irradiado por todo el mundo y se ha vuelto imparable, pese a que el régimen insiste en su receta carcelaria. No hay duda que, sin insultos, sin falsas acusaciones, las redes sociales aportan democracia y participación. Y eso molesta.
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