domingo, 7 de octubre de 2012

Un parlamentario boliviano...

El triunfalismo de la oposición es mayor del que se esperaba en el caso de la diputada de Convergencia Nacional, Adriana Gil, quien asegura haberle provocado un gran agujero al oficialismo, al impedir que se consume la suspensión de tres meses que había determinado la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados. Más allá de todas las consideraciones políticas, de las disidencias, de la supuesta fractura, de la salteñita y la indisciplina de los “levantamanos”, habría que considerar un aspecto de fondo. ¿Para qué cuernos sirve la Asamblea Plurinacional? Le dedicaron más de 14 horas al debate sobre la suspensión de la diputada cruceña. Días antes, el trabajo en comisión había tomado mucho más de ese tiempo, que es plata, viáticos, sueldos, traslados y por supuesto, los gustitos de que suelen dar nuestros “padres de la patria”. Semanas antes de este incidente, la diputada Jéssica Echevarría fue procesada supuestamente por ofender a la wiphala. Horas de interrogatorio y hostigamiento a la representante, grandes cerebros como la presidente de la Cámara, el expresidente y otros connotados agentes del oficialismo involucrados en el festín inquisidor, mientras los opositores trataban de mitigar el ensañamiento. Costará que las próximas generaciones entiendan sobre “las funciones de un parlamentario en el proceso de cambio”.

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